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Autoestima


Definición:

Valoración, aprecio de uno mismo. Disminuye en las depresiones.

La autoestima es el juicio o valoración que una persona realiza sobre sí misma, reflejando la estimación que tiene de sus propias capacidades, cualidades y valor como individuo. Este autoconcepto se construye y evoluciona a lo largo de la vida, influenciado por experiencias personales, interacciones sociales, y la absorción de valores y creencias culturales.

La autoestima abarca varios aspectos fundamentales del ser, tales como:

Autoconcepto: Se refiere a la visión comprensiva que uno tiene de sí mismo, abarcando aspectos como habilidades, debilidades, valores, y creencias personales. Este autoconcepto forma la base sobre la cual se asienta la autoestima, actuando como un espejo interno de cómo nos vemos y evaluamos.

Autoaceptación: Implica un reconocimiento y aceptación incondicionales de uno mismo, incluyendo tanto las virtudes como las imperfecciones. Esta aceptación es crucial para el desarrollo de una autoestima saludable, ya que promueve una actitud compasiva hacia uno mismo.

Autoconfianza: Se refiere a la confianza en las propias capacidades y en la habilidad para enfrentar desafíos, tomar decisiones y lograr objetivos. Una autoconfianza sólida es indicativa de una autoestima positiva.

Autorrespeto: Esto implica mantener una actitud de respeto hacia uno mismo, respetando las propias necesidades, deseos y límites. El autorrespeto fomenta la capacidad de establecer límites saludables en las relaciones y situaciones de la vida.

La importancia de una autoestima saludable radica en su profundo impacto en diversos ámbitos de la vida:

Salud Mental: La autoestima positiva es un pilar fundamental para el bienestar emocional, contribuyendo a la resiliencia ante el estrés y la adversidad, y reduciendo la susceptibilidad a trastornos como la depresión y la ansiedad.

Relaciones Interpersonales: Una autoestima saludable permite establecer y mantener relaciones equilibradas y mutuamente enriquecedoras, basadas en el respeto y la igualdad.

Desempeño y Logro: La confianza en las propias capacidades, derivada de una autoestima positiva, puede ser un motor poderoso para el éxito académico, profesional y en cualquier área de desempeño personal.

Los factores que moldean la autoestima incluyen:

Experiencias en la Infancia: El trato recibido por padres y figuras de autoridad, así como las experiencias tempranas de éxito y fracaso, juegan un papel crucial en el desarrollo de la autoestima.

Relaciones Sociales: Las interacciones con amigos, familiares y colegas pueden reforzar o minar la percepción que uno tiene de sí mismo.

Influencias Culturales: Los estándares y expectativas sociales respecto a la belleza, el éxito y el valor personal afectan significativamente la autoestima.

Para fomentar y mejorar la autoestima, es posible adoptar estrategias como:

Reconocimiento de Pensamientos Negativos: Identificar y cuestionar las autocríticas y creencias limitantes.

Valoración de las Propias Fortalezas: Hacer un inventario de habilidades, logros y cualidades positivas, y celebrarlos.

Establecimiento de Objetivos Realistas: Definir metas alcanzables que refuercen el sentido de logro y competencia.

Autocuidado: Practicar hábitos saludables que mejoren el bienestar físico y emocional.

Rodearse de Influencias Positivas: Cultivar relaciones con personas que ofrecen apoyo, respeto y valoración positiva.

Asistencia Profesional: Buscar ayuda de profesionales de la salud mental para abordar y superar los desafíos relacionados con la autoestima.

En conclusión, cultivar una autoestima saludable es esencial para el desarrollo personal y el bienestar general. Reconocer el valor propio y trabajar conscientemente hacia la autoaceptación y el respeto por uno mismo son pasos clave hacia una vida satisfactoria y plena.


Términos relacionados:

Burnout (ingl.)

Información

Sinónimo: síndrome de estar quemado, agotamiento nervioso, Tomás (enfermedad de). Síndrome frecuente en profesionales de la medicina, enfermería y enseñanza. Caracterizado por la ausencia de alicientes en el trabajo, el desencanto, deterioro en la calidad del trato con el paciente o alumno, descenso en el rendimiento en el trabajo, absentismo laboral, etc. Está producido por la falta de expectativas laborales, el aumento de la presión en el trabajo,la rutina, la burocratización, la indefinición de roles, etc.

El término "Burnout" no existe en español, ni hay ninguno que pueda sustituirle. Se trata de una palabra que se utilizaba frecuentemente por los deportistas, para describir una situación en la que, en contra de las expectativas favorables, un atleta no lograba obtener los resultados esperados por más que se hubiera preparado y esforzado para conseguirlos. La traducción al castellano podría significar algo así como "estar quemado".

En el contexto de la medicina, fue utilizado por primera vez en 1974 por Herbert Freudeberger, un psiquiatra que trabajaba como asistente voluntario en una clínica para toxicómanos de Nueva York, y que debía ser muy buen observador, ya que se percató de que sus compañeros de trabajo, la mayoría jóvenes idealistas, repetían con mucha frecuencia el mismo proceso. Al principio llegaban llenos de ilusión, con ganas de cambiar el mundo en forma de entregarse a los demás de una forma altruista. Sin 3 embargo, poco a poco, esas ilusiones se iban perdiendo al contacto con la realidad del mundo de la droga y, aproximadamente al año, un porcentaje importante de ellos tenían trastornos emocionales. Se sentían tristes y con otros síntomas de cansancio emocional. Además mostraban conductas poco comprensivas hacia los pacientes y, en algunos casos, mostraban distintos grados de hostilidad hacia ellos, a los que tendían a culpar de su estado. Eligió el nombre de burnout –el mismo que utilizaban para referirse a los efectos del consumo crónico de drogas sobre sus pacientes- para definir un estado de fatiga o de frustración que se produce por la dedicación a una causa, forma de vida o de relación que no produce el esperado refuerzo Creía que las personas idealistas, optimistas e ingenuas y que se entregaban en exceso al trabajo para conseguir “una buena opinión de sí mismos” tenían más riesgo de desarrollarlo. Este tipo de características podían producir una alta motivación y compromiso profesional al principio, pero también una pérdida posterior de los elevados y costosos ideales en forma de mal rendimiento laboral, baja autoestima, diversos tipos de perturbación emocional y un aislamiento en las relaciones. Lo fundamental sería un trastorno adaptativo por desgaste y agotamiento de los recursos psicológicos para el afrontamiento de las demandas del trabajo con personas. Habría un fracaso en la búsqueda del sentido existencial personal a través del trabajo y se produciría un desequilibrio prolongado, habitualmente no reconocido y mal resuelto entre unas excesivas exigencias laborales (que generan un esfuerzo crónico) y una falta de refuerzos adecuados.

Pues bien, a nivel científico se ha evidenciado que el burnout se compone de tres factores o dimensiones:

• Agotamiento emocional. Es el rasgo fundamental y supone síntomas de pérdida de energía, de agotamiento físico y psíquico y una sensación de estar al límite, de no poder dar más de sí mismo a los demás. Puede incluir síntomas indistinguibles de los depresivos.

• Despersonalización. Para protegerse el sujeto puede desarrollar un cambio negativo en las actitudes y respuestas hacia los demás, especialmente hacia los beneficiarios del propio trabajo, mostrándose distanciado, cínico, utilizando etiquetas despectivas para referirse a los demás, o tratando de culparles de sus frustraciones y del descenso de compromiso laboral.

• Baja realización personal. Es una sensación de inadecuación personal profesional para ejercer el trabajo. Implica sentimientos de incapacidad, baja autoestima e ideas de fracaso. Sería una dimensión relativamente independiente de las anteriores.

Para más información recomendamos la lectura del EL MÉDICO Y EL BURNOUT del profesor Jesús de la Gándara y Ramón González Correales que puedes encontrar en estos enlaces:

Manual de Burout

Cuestionario

Test de Cubo

 

 

 

 

Confianza en sí mismo

Concepto similar a la autoestima.

Delirio sensitivo de relación (E. Kretschmer)

Descrito en 1918 por Ernest Kretschmer. Para este autor este tipo de delirio tenía un carácter psicógeno. Aparecía en personas sensitivas (susceptibles) ante una serie de vivencias de carácter vergonzante (fracaso erótico, fracaso profesional) con la cual el sujeto no se puede conformar, de aquí surge el delirio con un carácter de sobrecompensación de la autoestima dañada. Proponía la psicoterapia como forma de tratamiento.

Dismorfofobia

Sinónimo: hipocondría estética, hipocondría dermatológica, obsesión por la vergüenza del cuerpo (Pierre Janet).También se le ha llamado Dismorfestesia, preocupación excesiva por un defecto físico y Trastorno Dismórfico corporal.

Dismorfia (“dis”que significa “alteración” y “morfia” que significa “forma”).

Se trata de un cuadro psicopatológico descrito por primera vez en 1886.

El trastorno dismórfico corporal (TDC) fue reconocido por la Asociación Psiquiátrica Americana en 1987 y fue registrado y reconocido oficialmente como trastorno psiquiátrico en 1987 en el DSM-III-R.

Desde entonces se ha cambiado el nombre de dismorfofobia a trastorno dismórfico corporal.

Sigmund Freud la describió en el Hombre de los lobos, que presentaba preocupación por la nariz. En ella el paciente manifiesta una preocupación excesiva por un defecto real (con materia) o imaginario (sin materia). Esta parte del cuerpo la vive el sujeto como deformado, poco estético. El aristócrata ruso Sergéi Pankéyev, llamado "El hombre de los lobos (der Wolfsmann)" por Freud, para proteger su identidad, Pankejeff manifestaba una excesiva preocupación por su nariz e incluso llegó al punto de evitar exponerse en público.

Normalmente la parte del cuerpo suele ser el cabello, las mamas, los genitales, la nariz. Puede haber varias partes afectadas sucesiva o simultáneamente.

El trastorno dismórfico corporal es un trastorno relativamente frecuente entre la población general, pero que con frecuencia pasa desapercibido sino se pregunta específicamente por sus síntomas durante la entrevista clínica. Se estima que el 1-2 % de la población mundial reúnen los criterios diagnósticos propios del TDC.

El inicio de los síntomas generalmente ocurre en la adolescencia o en la edad adulta temprana, donde comienzan la mayoría de críticas personales relacionadas con la imagen corporal, aunque los casos de aparición de TDC en niños y adultos mayores no son desconocidos. Se cree erróneamente que el TDC afecta principalmente a mujeres, pero las investigaciones muestran que afecta a hombres y mujeres por igual.

El 97 por ciento de los pacientes con TDC evitan las actividades sociales normales y ocupacionales. La mayoría son solteros o divorciados.

El paciente puede someterse a múltiples intervenciones quirúrgicas para corregir este defecto, pudiendo llegar incluso a medidas extremas como la autocirugía.

Esta creencia puede tener el carácter delirante formando entonces parte de un trastorno delirante somático

o el carácter de idea sobrevalorada formando parte entonces de un trastorno dismorfico corporal, según el DSM-IV-TR o de un trastorno hipocondríaco, según la CIE-10

 Se ha de hacer un diagnóstico diferencial con la ansiedad social, con preocupaciones normales por la apariencia, con trastornos de la identidad sexual y de la conducta alimentaria, con el trastorno obsesivo y depresivo y con trastorno delirante e histriónico, entre otros.

Las causas del TDC difieren de una persona a otra. Sin embargo, la mayoría de los investigadores creen que podría ser una combinación de factores biológicos, psicológicos (Vulnerabilidad: yo frágil, timidez, perfeccionismo, disminución de autoestima, temor al rechazo) y ambientales de su pasado o presente. Malos tratos, abuso o abandono pueden ser también factores contribuyentes, alrededor del 60% de las personas con TDC informan de haber padecido reiterados episodios de humillación en su infancia y juventud. . .

Una reciente investigación mediante visualización de escaneos cerebrales, pone de manifiesto que el cerebro de estas personas es, en principio, estructuralmente normal, pero el problema es que funciona de modo anormal cuando procesa los detalles visuales. Los pacientes con TDC utilizaban más a menudo su hemisferio cerebral izquierdo, la parte analítica, mejor preparado para procesar detalles complejos, incluso cuando procesaban las imágenes menos intrincadas, de baja frecuencia.

Comité editorial

Ref. Bibliográfica

Carmen Blanco

 

 

Empleo protegido

Se llaman así a los puestos de trabajos creados para pacientes discapacitados que no se pueden incorporar al mercado laboral reglado. La remuneración en ellos es menor, la exigencia también, pero, en cambio, permite al paciente cierta independencia económica, un aumento de la autoestima y de las habilidades sociales.

Estigmatización del enfermo mental

Estigmatizar es imputar algo a alguien con lo cual se consigue una disminución de su prestigio social.

Los enfermos mentales suelen ser estigmatizados de peligrosos, impredecibles y difíciles de hablar con ellos (A. Crisp y cols.). Los pacientes enfermos mentales más estigmatizados son los esquizofrénicos, los alcohólicos y los dependientes a otras sustancias.

Por otro lado, es el proceso por el cual se aplica o se impone el estigma. Es la acción de marcar a alguien como portador de una cualidad o identidad desaprobada socialmente, llevando a su discriminación y exclusión. La estigmatización puede manifestarse a través de varias formas, incluyendo el rechazo social, la discriminación en el empleo o la vivienda, y el aislamiento. También puede ser internalizada por la persona que sufre el estigma, afectando su autoestima y bienestar mental.

Vease también estigma.

Euforia

Sinónimo: euexia, exaltación. Es el estado de ánimo propio de los pacientes maníacos e hipomaníacos. Se acompaña de exaltación de la autoestima o propio valer. La euforia maniaca normalmente es alegre, con menos frecuencia es irritable, como ocurre en la variedad iracunda de la manía.

La euforia, es un estado emocional intensamente elevado, caracterizado por:

Alegría desbordante: Un sentimiento de júbilo y felicidad que va más allá de la simple satisfacción.

Profundo sentido de bienestar: Una sensación de plenitud y paz interior que impregna todo el ser.

Optimismo inquebrantable: Una confianza absoluta en el futuro y en la capacidad de lograr cualquier cosa.

Más allá de una simple felicidad, la euforia se distingue por:

Exuberante sensación de exaltación: Un sentimiento de elevación y entusiasmo que llena el cuerpo y la mente.

Notable reducción en la necesidad de descanso: Una disminución en la necesidad de dormir, sin sentir fatiga o agotamiento.

Vigorizado aumento de energía: Un incremento en la vitalidad y la disposición para realizar actividades. Autoestima inflada: Una percepción exagerada del propio valor y capacidades, que puede no ajustarse a la realidad.

Este fenómeno puede ser inducido por una variedad de factores:

Trastornos mentales:

Manía y hipomanía: La euforia es un síntoma característico del trastorno bipolar.

Esquizofrenia y otras psicosis: La alteración de la percepción de la realidad puede generar episodios eufóricos. Consumo de sustancias: Cocaína, anfetaminas, LSD y marihuana: Estas sustancias alteran los procesos químicos cerebrales, desencadenando euforia.

Actividades estimulantes:

Ejercicio intenso: La liberación de endorfinas durante el ejercicio puede producir euforia.

Música y meditación: Ciertas prácticas que elevan el estado de ánimo pueden inducir estados eufóricos. Eventos vitales: Ganar la lotería, enamorarse o alcanzar logros significativos: Estas experiencias pueden desencadenar una euforia emocional.

Es crucial distinguir la euforia de la felicidad genuina:

La felicidad: Es un estado de satisfacción estable y coherente con la realidad del individuo.

La euforia: Tiende a ser un estado efímero y desproporcionado, no siempre anclado a causas justificables.

A pesar de su naturaleza aparentemente positiva, la euforia puede ser un indicador de alerta:

Euforia sin causas evidentes: Puede ser un síntoma de un problema de salud mental.

Euforia que interfiere con la funcionalidad diaria: Requiere atención profesional.

Ejemplos de euforia:

Euforia tras ganar la lotería: Un júbilo intenso y momentáneo que, sin embargo, puede no contribuir a una satisfacción a largo plazo.

Euforia en el amor: Sensación de invulnerabilidad y felicidad abrumadora que caracteriza las primeras etapas de una relación amorosa.

Euforia inducida por drogas: Un estado artificial de alegría y confianza que puede durar horas, pero conlleva riesgos significativos para la salud física y mental.

La euforia, si bien puede ser una experiencia profundamente gratificante, requiere de una comprensión y manejo cuidadosos:

Consulta con profesionales de la salud mental: Se recomienda para aquellos que experimenten euforia de manera inusual o disruptiva.

En resumen, la euforia es un estado emocional complejo que puede tener diversas causas y consecuencias. Es importante comprender sus características y riesgos para abordarla de manera adecuada.

Evitación de un peligro

Una de las cuatro dimensiones de la teoría de la personalidad de C.R. Cloninger. Es una tendencia heredada a estar continuamente preocupado, asustado. Una evitación del peligro excesiva conduce a los sujetos a la presencia de ansiedad, depresión y baja autoestima.

Manía

Dos acepciones nos interesan:1) Estado de ánimo caracterizado por exaltación o euforia o con menos frecuencia irritabilidad, acompañado de aumento de la autoestima, insomnio, logorrea, distraibilidad, fuga de ideas, inquietud o agitación psicomotriz, implicación excesiva en actividades placenteras. Los episodios de manía forman parte de los trastornos bipolares.2) Sufijo utilizado para indicar una inclinación irresistible y patológica hacia algo.

Personalidad depresiva

Sinónimo: personalidad derrotista, psicópata depresivo (K. Schneider, 1923,1950), personalidad triste (E. Kahn, 1931), depresión constitucional (A. Meyer, 1951), personalidad melancólica (E. Krestchmer), trastorno del espectro del carácter (H.S. Akiskal, 1983). Aparece en el DSM-IV-TR en el apartado Criterios y ejes propuestos para estudios posteriores. El estado de ánimo habitual de estas personas es triste. Los sujetos presentan una baja autoestima, son autoexigentes, preocupados, críticos de los demás y pesimistas.


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