Profesionales del Instituto Universitario de Investigación en atención Primaria (Idiap Jordi Gol) y del Servicio de Farmacología Clínica del Vall d’Hrebron han llevado a cabo un estudio para conocer si determinados factores económicos, sociodemográficos y culturales están relacionados con el consumo de antidepresivos en cinco regiones europeas: Suecia, Noruega, Dinamarca, Veneto y Cataluña.
Los investigadores analizaron el uso de antidepresivos en estas regiones y lo relacionaron con diferentes factores económicos (PIB y gasto farmacéutico), sociodemográficos (tasas de inmigración, paro, suicidios y número de médicos y psiquiatras por habitante) y culturales (distancia al poder, individualismo, masculinidad, evasión de incertidumbre, orientación a largo plazo e indulgencia, medidos por el test de Hofstede).
Aumento del consumo de antidepresivos
Durante los cinco años en que se llevó a cabo el análisis (2007-2011), el consumo de antidepresivos aumentó en todas las regiones, pero el principal aumento se detectó en Dinamarca y Cataluña: un 22, 2 por ciento.
El mayor consumo en mujeres y mayores contrasta con la escasa presencia de estos grupos en ensayos clínicos
El país con un mayor uso de estos medicamentos en 2011 fue Dinamarca (83, 8 dosis diarias por cada mil habitantes), seguido de Suecia (77 dosis) y Cataluña (75, 5 dosis). El aumento en el consumo se comprobó para todas las edades, pero a nivel de género se confirmó que las mujeres tomaron de dos a tres veces más antidepresivos que los hombres en todas las regiones.
Esto contrasta con la menor presencia de mujeres y personas mayores en ensayos clínicos, destacan los investigadores del Idiap Jordi Gol, por lo que consideran que son necesarios más estudios observacionales para evaluar el uso de los medicamentos por parte de estos grupos de población.
Desempleo, inmigración y antidepresivos
El estudio no ha podido confirmar la relación entre un mayor desempleo y el incremento del consumo de antidepresivos. Respecto a la inmigración, el país de origen, las dificultades en el lenguaje y las diferencias en la manera de expresar externamente los síntomas psicológicos pueden determinar un menor uso de los recursos sanitarios en relación con la depresión.
La investigación concluye que en las regiones con una mayor tasa de médicos de atención Primaria por habitante también se comprobó un menor consumo de antidepresivos. El motivo podría ser que el médico de Familia conoce a su paciente y, cuantos más médicos, más tiempo para las consultas de Primaria, lo que lleva a una terapia diferente que reduce la necesidad de medicación.
Por otro lado, el consumo de antidepresivos se puede entender mejor teniendo en cuenta diversos factores culturales, ya que estos hacen entender la enfermedad mental de una manera diferente.
En este marco, vivir en una sociedad más competitiva e individualista (alta puntuación en las dimensiones de ‘masculinidad’ e ‘individualismo’ de Hofstede) tiene relación con un menor consumo de antidepresivos.