Se considera a la distimia como a una depresión crónica de más de dos años de evolución, con síntomas menos severos que la depresión mayor, pero a menudo acompañada de episodios sobreañadidos de esta depresión (depresión doble).
Corresponde a lo que antes se denominaba depresión neurótica, neurosis depresiva, depresión endovivencial, depresión endosituativa, disforia crónica, depresión menor crónica o depresión reactiva. El término trastorno distímico fue introducido en el DSM-III.
La distimia, ahora más comúnmente conocida como trastorno depresivo persistente (TDP), es un tipo de depresión crónica en la cual una persona experimenta un estado de ánimo deprimido y otros síntomas de la depresión por la mayoría del tiempo durante al menos dos años (en adultos) o un año (en niños y adolescentes). A diferencia de la depresión mayor, donde los síntomas pueden ser más severos pero tienden a ser episódicos y pueden mejorar entre períodos, la distimia implica síntomas menos severos pero constantes y de larga duración que pueden afectar significativamente la calidad de vida y el funcionamiento diario de una persona.
Síntomas
Los síntomas de la distimia incluyen:Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días.Falta de interés en actividades diarias.Cambios en el apetito o el peso.Problemas para dormir (insomnio o hipersomnia).Fatiga o falta de energía.Baja autoestima.Dificultad para concentrarse o tomar decisiones.Sentimientos de desesperanza.Estos síntomas son menos intensos que los de un episodio de depresión mayor, pero son más persistentes y pueden parecer parte de la personalidad del individuo o de su "forma normal de ser".
Causas
Las causas de la distimia son similares a las de otros trastornos del estado de ánimo y pueden incluir una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos. La predisposición genética, los cambios en la química cerebral, las experiencias de vida traumáticas o estresantes, y los patrones de pensamiento negativos pueden contribuir al desarrollo de la distimia.
Diagnóstico
El diagnóstico de la distimia se realiza mediante una evaluación clínica realizada por un profesional de la salud mental. Esta evaluación incluye una discusión detallada de los síntomas, su duración, y cómo afectan la vida diaria del individuo. Los criterios diagnósticos del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) se utilizan como referencia para el diagnóstico.
Tratamiento
El tratamiento para la distimia puede incluir terapia, medicación o una combinación de ambos, y puede ser similar al tratamiento para otros tipos de depresión:
Terapia psicológica: La terapia cognitivo-conductual (TCC) es efectiva para ayudar a las personas a cambiar los patrones de pensamiento negativos y a desarrollar mejores estrategias de afrontamiento.
Medicamentos: Los antidepresivos pueden ser útiles para algunos pacientes, ayudando a ajustar el desequilibrio de neurotransmisores en el cerebro que se cree contribuyen a los síntomas de la depresión.
Estilos de vida y remedios caseros: Mantener una rutina regular, hacer ejercicio físico regularmente, dormir lo suficiente y comer de manera saludable también pueden ayudar a manejar los síntomas de la distimia.
Es importante que las personas con distimia reciban tratamiento, ya que, aunque los síntomas puedan parecer leves en comparación con otros trastornos depresivos, pueden ser igualmente debilitantes y persistentes sin el manejo adecuado. Con el tratamiento y el apoyo adecuados, muchas personas con distimia pueden mejorar significativamente su calidad de vida.