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Los profesionales que asisten en desastres o tragedias padecen trastornos psíquicos posteriores

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Noticia | 18/09/2014



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lign="center">Víctimas ocultas del 11-S, 11-M y otras tragedias


 




  •         Expertos mundiales presentan en el Congreso Mundial de Psiquiatría la eficacia en pocas semanas de la técnica denominada “E.M.D.R.” para la remisión rápida de los síntomas del trastorno de estrés postraumático y otros traumas


 

  •         Los bomberos, policías, médicos, psicólogos o voluntarios, se exponen a situaciones dramáticas con repercusiones psicológicas. No son de piedra


 

  •         Durante años, la atención psicológica a los intervinientes en catástrofes ha recibido una atención muy escasa por parte de las instituciones


 

  •         Tristeza, rabia, frustración, impotencia, entre muchos otros sentimientos, les hacen ser las victimas de ocultas de las tragedias


 

Madrid, septiembre de 2014.- El personal de los servicios de emergencia, ya sean bomberos, policías, personal de ambulancias, médicos, paramédicos, enfermeras, psicólogos o voluntarios, se exponen cada día por su condición laboral a situaciones dramáticas. De forma menos frecuente pero más intensa intervienen en verdaderos desastres o catástrofes. Estas personas, tras una intervención en labores de rescate y/o asistencia sanitaria, pueden experimentar problemas psicológicos post traumáticos con sentimientos de tristeza, rabia, frustración, impotencia,  o tener la creencia errónea de que su trabajo ha sido insuficiente. Son las ‘víctimas ocultas’ de cada tragedia. No son de piedra.

Estas afirmaciones han sido realizadas por Patricia Villavicencio (Psicóloga Clínica) e Isabel Ramos (Psiquiatra) del Hospital Clínico San Carlos de Madrid (HCSC), durante una mesa de expertos en el XVI Congreso Mundial de Psiquiatría, que se celebra hasta jueves día 18 en Madrid. La ponencia ha estado enmarcada en una conferencia sobre los trastornos psíquicos posteriores que se producen en los sujetos intervinientes en una catástrofe o tragedia y ha estado dirigida por el profesor López-Ibor, director del Instituto de Salud Mental y la Unidad de Trauma Psíquico del HCSC hasta su jubilación (2013).

Las especialistas han afirmado que la actividad profesional de los intervinientes en una catástrofe o desastre “hace que estas personas mantengan una exposición reiterada a sucesos traumáticos lo que les confiere una vulnerabilidad añadida a padecer trastornos psicológicos, como insomnio, cambios de personalidad, depresión o síndrome de estrés postraumático”.

“Hasta un 10% de los individuos que asiste en una tragedia presentará una respuesta adaptada y proporcional al suceso, mientras que un 15% podrían experimentar síntomas de forma inmediata tras el acontecimiento ‘traumático reacción de estrés agudo’  tales como desorientación, problemas con el sueño, vivencia reiterada de las imágenes., etc”, han señalado las expertas, quienes han añadido que, en el resto de casos, “la vulnerabilidad para sufrir problemas en los meses o años posteriores al drama,  puede venir determinada por otros factores como  la sucesión de acontecimientos vitales personales o laborales, exposición a nuevos acontecimientos traumáticos  y factores propios de su personalidad”.

En este contexto, Villavicencio ha resaltado que “durante años, la salud mental de los intervinientes en catástrofes ha recibido una atención muy escasa por parte de  las instituciones” y ha afirmado que “no tener en cuenta la situación de estrés al que está sometido el interviniente en el desarrollo de su actividad puede repercutir negativamente en su labor de ayuda y rescate”. “A pesar de esto, solo algunos servicios de emergencia y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado ponen a disposición del personal interviniente una atención psicológica específica”, ha sentenciado.

TRATAMIENTO DEL TRAUMA PSÍQUICO

El Profesor J.J López-Ibor ha explicado que tras los atentados en Madrid del 11 de marzo de 2004, se creó bajo su dirección, la Unidad de Trauma Psíquico del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid,  con el objetivo fundamental de llevar a cabo la atención psicológica del personal de los servicios de emergencias de la Comunidad Autónoma de Madrid.  “Es la única unidad de Salud Mental del sistema sanitario público de España que proporciona asistencia específica a los intervinientes como verdaderas víctimas de catástrofes, tales como el trágico accidente de Barajas o actualmente el terremoto de Haití”, ha afirmado.

Ramos ha detallado que el tratamiento del TEPT/PTSD (Trastorno del estrés post traumático/Post Traumatic stress disorder) ha de ser individualizado, siendo el tratamiento farmacológico, fundamentalmente con antidepresivos y la psicoterapia cognitivo conductual, los tratamientos que hasta ahora disponían de mayor evidencia empírica y científica.

Sin embargo, Villavicencio ha dado a conocer el caso clínico de un profesional que participó en las tareas de los atentados de Madrid del 11-M -sufrió estrés post traumático- y que fue atendido con una nueva técnica con grandes resultados. La técnica se llama E.M.D.R. (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) y sirve para la remisión de los síntomas del trastorno de estrés postraumático y otros traumas.

Es un tratamiento que consta de 8 fases. Durante el reprocesamiento del recuerdo, el paciente rememora un evento traumático durante un periodo corto de tiempo (por ejemplo, 30 segundos) mientras, simultáneamente, se aplica estimulación bilateral que puede consistir en movimiento de ojos de un lado a otro, vibraciones o “tapping” en diferentes partes del cuerpo. En este proceso emergen nuevas asociaciones cerebrales y pueden convertirse en el nuevo foco de atención. El objetivo es dejar que el sistema de procesamiento de la información del cerebro haga nuevas conexiones internas mientras que el paciente se enfoca en los pensamientos, emociones, recuerdos y otras asociaciones que se producen libremente durante las tandas de estimulación bilateral.

“Con el paciente del 11-M, después 8 años de tratamiento con múltiples fármacos (antidepresivos, antipsicóticos y benzodiacepinas) y terapia cognitivo conductual regular solo se consiguió una remisión parcial de los síntomas. Se inició tratamiento con EMDR consiguiendo tras pocas sesiones una remisión completa a nivel clínico y funcional que se ha mantenido durante dos años de seguimiento”, ha concluido.


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