La técnica de exposición gradual ha demostrado ser efectiva para reducir el miedo asociado con fobias específicas y trastornos de ansiedad. Sin embargo, en el contexto de la ansiedad social, la exposición cotidiana no siempre logra mitigar los síntomas, lo que sugiere la existencia de mecanismos subyacentes que inhiben la desensibilización a los miedos soc...
La técnica de exposición gradual ha demostrado ser efectiva para reducir el miedo asociado con fobias específicas y trastornos de ansiedad. Sin embargo, en el contexto de la ansiedad social, la exposición cotidiana no siempre logra mitigar los síntomas, lo que sugiere la existencia de mecanismos subyacentes que inhiben la desensibilización a los miedos sociales.
Una posible explicación de este fenómeno es el procesamiento posterior al evento (PPE), un tipo de pensamiento negativo, perseverante y autorreferencial que las personas suelen experimentar tras enfrentarse a situaciones de evaluación social.
Este concepto fue descrito inicialmente por Clark y Wells en 1995 y ha sido objeto de numerosos estudios desde entonces. El PPE ha sido revisado en diversas ocasiones, como en los trabajos de Brozovich y Heimberg (2008) y Wong (2016). Estas revisiones, sin embargo, ahora parecen desactualizadas o limitadas en su alcance.
En nuestra revisión actual, nos centramos en la investigación contemporánea que aborda las preguntas aún sin respuesta desde esas revisiones anteriores, con el objetivo de sintetizar y actualizar el conocimiento existente. Una de las áreas clave que exploramos es el papel del PPE dentro de los modelos cognitivos del trastorno de ansiedad social.
Analizamos sus características principales y las situaciones específicas que tienden a desencadenarlo, como son las situaciones de desempeño en comparación con las interacciones sociales cotidianas. Además, estudiamos cómo el PPE se relaciona con otros constructos cognitivos y afectivos, como los sesgos de memoria, la evaluación del desempeño y la atención centrada en uno mismo.
Nuestros hallazgos indican que el PPE es más prevalente después de situaciones de desempeño que de interacciones sociales y que está fuertemente vinculado a recuerdos sesgados hacia aspectos negativos. Además, encontramos una relación bidireccional entre el PPE y las evaluaciones negativas de desempeño, sugiriendo que el PPE no solo es una consecuencia de evaluaciones sociales negativas, sino que también podría exacerbar la percepción de futuras situaciones sociales como amenazantes o estresantes.
Respecto a las futuras direcciones de investigación, es crucial explorar más a fondo el curso temporal del PPE y determinar su papel causal en el desarrollo y mantenimiento del trastorno de ansiedad social. Igualmente importante es identificar los factores que hacen que el PPE sea tan perjudicial, con el objetivo de desarrollar intervenciones más efectivas que puedan mitigar su impacto en los individuos con ansiedad social.
En conclusión, esta revisión destaca la importancia del procesamiento posterior al evento como un factor clave en la comprensión y tratamiento de la ansiedad social, y señala nuevas rutas para la investigación futura que podrían ofrecer avances significativos en el manejo de este trastorno prevalente.
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