Autor/autores:
Elissa S. Epel
Ha habido un creciente interés científico en la biología de los telómeros durante los 35 años desde que se descifraron sus mecanismos fundamentales. Los telómeros, las tapas protectoras finamente reguladas en las puntas de nuestros cromosomas, desempeñan un papel fundamental en el envejecimiento, desde la levadura hasta los humanos. Los teló...
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Ha habido un creciente interés científico en la biología de los telómeros durante los 35 años desde que se descifraron sus mecanismos fundamentales. Los telómeros, las tapas protectoras finamente reguladas en las puntas de nuestros cromosomas, desempeñan un papel fundamental en el envejecimiento, desde la levadura hasta los humanos.
Los telómeros están formados por largos y sinuosos filamentos de secuencias repetidas de ADN no codificante, cubiertos con proteínas protectoras. Aunque su regulación y funciones son complejas, podemos resumir sus acciones relacionadas con la supervivencia celular: se acortan con la división celular y con la exposición a estresores bioquímicos, como el estrés oxidativo, y cuando se vuelven críticamente cortos o dañados, hay señales de daño en el ADN y un menú de acciones en el lugar, probablemente para proteger el resto del genoma.
La célula ya no puede replicarse y reponer tejido, y de hecho se vuelve senescente, inflamatoria o apoptótica. Afortunadamente, el proceso de acortamiento de los telómeros está regulado por varios factores, principalmente la telomerasa. La telomerasa es la enzima ribonucleoproteína especial que puede restaurar la longitud de los telómeros, agregando los pares de bases, haciendo que la longitud de los telómeros sea un marcador maleable del envejecimiento.
Los telómeros son buenos predictores de la esperanza de vida en algunas especies, como las aves, y pobres predictores en roedores, que nacen con telómeros muy largos. Todavía estamos tratando de determinar exactamente qué tan importantes son los telómeros para la salud física, la salud mental y la vida de los humanos.
Hasta ahora, se han hecho más progresos en la salud física en comparación con el lado de la salud mental. A diferencia de muchos otros biomarcadores, los telómeros juegan un papel causal en el envejecimiento de las células. Los telómeros clínicamente cortos, causados, por ejemplo, por la telomerasa mutada, agotan prematuramente ciertas células madre y contribuyen a enfermedades como la anemia aplásica, la fibrosis pulmonar y la muerte prematura.
Además, tener una mayor propensión genética a los telómeros más cortos, a través de variantes genéticas comunes, predice un mayor riesgo de enfermedad cardíaca y demencia. Los metanálisis muestran que los telómeros más cortos medidos en sangre en la mediana edad (y generalmente no en los años de edad avanzada) predicen un mayor riesgo de mortalidad más temprana. Sin embargo, es seguro decir que estos efectos de los telómeros medidos, y especialmente los tamaños de los efectos de las cargas puramente genéticas para los telómeros, aunque confiables en diversas muestras, son pequeños en comparación con otros factores de riesgo clínico.
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