La interrupción del tratamiento en curso con benzodiacepinas, antidepresivos, antipsicóticos y estabilizadores del estado de ánimo, incluido el litio, puede ser seguida por reacciones de abstinencia clínicamente significativas en horas o días, así como aumentos posteriores en las recaídas o recurrencias de la enfermedad que se está tratando.
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La interrupción del tratamiento en curso con benzodiacepinas, antidepresivos, antipsicóticos y estabilizadores del estado de ánimo, incluido el litio, puede ser seguida por reacciones de abstinencia clínicamente significativas en horas o días, así como aumentos posteriores en las recaídas o recurrencias de la enfermedad que se está tratando.
Dichas observaciones respaldan la opinión de que suspender el tratamiento no es equivalente a no recibir tratamiento. Con litio, antipsicóticos y antidepresivos, hay evidencia consistente de que la interrupción abrupta o rápida es seguida por un empeoramiento clínico más temprano que con una eliminación más gradual del tratamiento.
Además, la interrupción del tratamiento puede complicar la interpretación de las respuestas a los cambios en el tratamiento, incluso en la práctica clínica y en los ensayos experimentales de tratamiento. En particular, la terminación de los tratamientos anteriores puede conducir a efectos de interrupción y transferencia que pueden tener un impacto en la interpretación de los resultados observados.
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