Asociaciones entre la gravedad del abuso infantil y los procesos de aprendizaje del miedo en la edad adulta

Objetivo

El abuso infantil es un reconocido factor de vulnerabilidad para el desarrollo de psicopatología en la adultez, incluyendo trastornos de ansiedad, depresión y estrés postraumático. Se ha propuesto que esta relación se explica, al menos en parte, por alteraciones en los procesos de aprendizaje del miedo, es decir, en la capacidad de distinguir entre señales de amenaza y de seguridad.

El presente estudio evaluó un modelo mediacional, en el cual la severidad del abuso infantil ejerce efectos indirectos sobre el aprendizaje del miedo a través de la señalización vagal, medida mediante la variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV, por sus siglas en inglés), un indicador clave de la regulación autonómica y emocional.

Métodos

La muestra estuvo compuesta por 123 personas asignadas como mujeres al nacer (edad media = 22, 99 años), con diversidad étnica (35, 8 % hispanas, 45, 5 % asiáticas, 27, 6 % blancas y 7, 3 % otras).

Durante una única visita experimental, las participantes completaron una tarea de aprendizaje del miedo mientras se registraban medidas fisiológicas en tiempo real. La exposición al abuso infantil se evaluó mediante las subescalas de abuso físico, sexual y emocional del Childhood trauma Questionnaire (CTQ).

Resultados

Los análisis mostraron que una mayor severidad del abuso infantil se asoció significativamente con una menor discriminación entre señales de miedo y seguridad (β = −0. 23, p = . 01), lo que indica una dificultad para diferenciar estímulos amenazantes de los neutros o seguros.

Además, una menor HRV en reposo se relacionó con una mayor respuesta de sobresalto inicial durante la fase de condicionamiento del miedo (β = −0. 17, p = . 047), lo que sugiere una menor capacidad de regulación autonómica ante el estrés.

Un análisis adicional reveló que, entre los diferentes tipos de abuso, solo el abuso sexual mostró una asociación significativa con la menor discriminación miedo/seguridad (β = −0. 21, p = . 022), mientras que el abuso físico y emocional no alcanzaron significación estadística.

Conclusiones

Estos hallazgos indican que las alteraciones en la discriminación entre miedo y seguridad pueden constituir un marcador fisiológico relevante en sobrevivientes de abuso infantil, reflejando una hipersensibilidad generalizada a las señales de amenaza.

Asimismo, el abuso sexual infantil parece tener un impacto más pronunciado sobre los mecanismos de aprendizaje del miedo que otras formas de maltrato.

Comprender estos procesos neurofisiológicos podría facilitar la detección temprana del riesgo de psicopatología y el diseño de intervenciones terapéuticas personalizadas, orientadas a restaurar la regulación emocional y autonómica en personas con antecedentes de trauma infantil.

Resumen modificado por Cibermedicina

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