Científicamente demostrado: cuando hablamos de la relación entre situación laboral de los jóvenes y su salud mental, lo que mal empieza, mal continúa. Cuanto más inestable y precario es el inicio de la vida laboral de los jóvenes, peor será su futura salud mental, tal y cómo asegura un estudio realizado por investigadoras del Centro de Investigación en Salud Laboral (CISAL) de la Universidad Pompeu Fabra y del Instituto hospital del Mar de Investigaciones Médicas de Barcelona. En este trabajo, publicado en la revista BMJ Open, se evaluó la relación entre las distintas posibles trayectorias al inicio de la vida laboral con las futuras bajas por trastornos mentales en una muestra de personas trabajadoras asalariadas.
España no es país para jóvenes
De acuerdo con la Oficina Europea de estadística (Eurostat), España ocupa desde los años 90 uno de los últimos lugares de la clasificación europea cuando hablamos de la tasa de empleo de la población activa (menos de un 70%), un número que aún es mucho peor cuando hablamos de la población joven (entre 18 y 28 años). En este rango de edad la media europea es del 34%, mientras que la española es solo del 20%. Además, en 2017, España tenía la mayor proporción de contratos temporales precarios (menos de tres meses de duración) de toda Europa.
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Existe una amplia literatura que demuestra que el desempleo, el empleo temporal y la inseguridad laboral están relacionados con una mayor incidencia de trastornos mentales. Pero en este trabajo, las investigadoras Amaya Ayala-García, Laura Serra y Mònica Ubalde-López fueron un paso más y estudiaron cómo afecta el inicio de la vida laboral de las personas asalariadas jóvenes a su futura salud mental.
Relación entre el inicio de la vida laboral y la futura salud mental
Para poder realizar este estudio, las investigadoras trabajaron con una cohorte de 1. 379 trabajadores que tenían entre 18 y 28 años en 2002, todos ellos residentes en Cataluña y afiliados al Sistema de Salud Público español, y que sufrieron al menos una baja debida a un trastorno mental entre 2012 y 2014.
Lo novedoso de este trabajo viene dado por dónde se puso el foco del estudio, ya que “lo que hicimos fue evaluar cómo las transiciones entre tipos de contrato, situaciones de empleo/desempleo y periodos sin cobertura de la seguridad social, pueden afectar la evolución de la salud mental en la población trabajadora más joven que se incorpora al mercado laboral”, explicó a Univadis España la coordinadora de este trabajo la Dra. Mònica Ubalde-López. “Además, también investigamos el posible efecto de la propiedad -pública o privada- de las empresas en las que se ha llevado a cabo ese inicio de vida laboral, así como el tamaño de dichas empresas en función de su número de empleados”, continuó la Dra. Ubalde-López.
Para poder evaluar la estabilidad laboral, las investigadoras definieron cuatro categorías en función de los primeros 10 años laborales de las personas de entre 18 y 28 años. Estos cuatro patrones fueron: empleo permanente estable, una estabilidad creciente (disminución del número de transiciones entre contratos temporales y falta de cobertura de la seguridad social hacia contratos indefinidos), empleo inestable que varía entre tipos de contrato y, por último, un cuarto patrón caracterizado por una entrada al mercado de trabajo más tardía. La distribución por categorías fue: el 45, 6% de los hombres y el 43, 6 % de las mujeres tuvieron un empleo permanente estable, el 23, 7% de los hombres y el 20, 6% de las mujeres fueron consiguiendo una estabilidad creciente, el 18, 9% de los trabajadores y el 24, 2% de las trabajadoras tuvieron empleos inestables, mientras que el 11, 8% de los hombres y el 11, 6% de las mujeres entraron al mercado laboral de forma más tardía.
Por otro lado, para evaluar la gravedad de los posibles trastornos mentales, las investigadoras midieron los días acumulados de baja laboral por trastorno mental en el periodo de 2012 a 2014.
El estudio encontró que las personas con una vida laboral más estable, por ejemplo, una estabilidad laboral creciente, tendían a tener un futuro de acumulación de días por trastorno mental más favorable (menos días acumulados) que las personas que tenían una vida laboral más inestable. También observaron que haber trabajado en empresas grandes al inicio de la vida laboral se relacionó con una mejor salud mental posterior.
Conclusiones
La precariedad laboral de los jóvenes españoles es muy acusada, tal y cómo demuestran las tasas históricas de temporalidad y desempleo. Además, debido a la situación de emergencia sanitaria actual provocada por la pandemia de la COVID-19, estos números aún han aumentado más. “Nos encontramos por lo tanto en una situación de extrema gravedad que seguramente va a tener efectos muy negativos en el futuro, ya que nuestro estudio demostró que un mercado laboral precario podría estar moldeando la futura salud mental en las poblaciones trabajadoras jóvenes”, declaró para Univadis España la Dra. Amaya Ayala-García. “Por ello es necesario que las políticas de salud pública tengan en cuenta desde ya mismo esta problemática con el objetivo de prevenir las bajas por problemas de salud mental a medio y largo plazo”, concluyó la Dra. Ayala-García.
