Autor/autores:
Ned H. Kalin
Nuestra conceptualización de los factores que aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades psiquiátricas se centra en general en las interacciones gen-por-ambiente, ya que las enfermedades que tratamos son heredables y están marcadamente influenciadas por las experiencias y otros factores ambientales. Si bien las estimaciones de heredabilidad oscilan entre el 20% y el 45% p...
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Nuestra conceptualización de los factores que aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades psiquiátricas se centra en general en las interacciones gen-por-ambiente, ya que las enfermedades que tratamos son heredables y están marcadamente influenciadas por las experiencias y otros factores ambientales.
Si bien las estimaciones de heredabilidad oscilan entre el 20% y el 45% para los trastornos de ansiedad y depresivos, y el 75% o más para el trastorno bipolar y la esquizofrenia, investigaciones recientes han subrayado la complejidad genética subyacente a la heredabilidad de estos trastornos.
Aunque se han identificado algunas variantes genéticas raras con grandes efectos, en general, la heredabilidad de las enfermedades psiquiátricas implica una multitud de variaciones genéticas comunes que interactúan y cada una de ellas contribuye al riesgo en una cantidad muy pequeña. Los factores no genéticos juegan claramente un papel importante y a través de mecanismos epigenéticos (por ejemplo, la metilación del ADN y la modificación de la histona de la cromatina) afectan la función del gen al modular la expresión del gen.
La mayoría de las enfermedades que tratamos en psiquiatría tienen orígenes en el desarrollo neurológico, lo que subraya la importancia de centrarse en la vida temprana como una edad para comprender cómo los factores no heredables interactúan con el genoma para conferir vulnerabilidad. Durante la vida temprana, las influencias ambientales tienen el potencial de afectar el rápido desarrollo cerebral que está ocurriendo y que subyace a la adquisición de habilidades conductuales, emocionales y cognitivas.
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