La medicina es uno de los campos que más se está beneficiando de la inteligencia artificial. Ámbitos como la neurología, que se sirve de esta herramienta para mejorar el diagnóstico y la predicción de patologías, como la epilepsia, la enfermedad de Parkinson o la de Alzheimer; la cardiología para realizar diagnósticos de enfermedades cardiovasculares; sin olvidar el campo de las variantes genéticas de tumores, las técnicas de reproducción humana asistida y la selección embrionaria por imagen.
En general, el principal problema al que nos enfrentamos los médicos es el gran volumen de datos que tenemos que revisar. Necesitamos mejorar la forma en la que manejamos esta información, filtrándola para poder centrarnos en los datos más importantes.
La inteligencia artificial es una herramienta que puede ayudar a ofrecer diagnósticos en países en vías de desarrollo o en zonas remotas donde no hay personal médico tan cualificado. Por ejemplo, en China, en muchas zonas apartadas la asistencia sanitaria o no llega o es de mala calidad. Para ello la aseguradora Ping’an ha creado una aplicación que ya tiene 300 millones de usuarios y unas clínicas autónomas llamadas Good Doctor, que son unas casetas a las que acuden los pacientes tras rellenar un formulario con los síntomas que padecen. En la cabina pueden utilizar diferentes aparatos para hacer pruebas básicas. Un sistema de inteligencia artificial contrasta la información con una base de datos que incluye 400 millones de expedientes para tomar una decisión: emite un diagnóstico y la correspondiente receta o llama a un especialista para que continúe con la consulta por videoconferencia. Al lado hay un dispensador de fármacos.
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Watson, un sistema de inteligencia artificial desarrollado por IBM, da soporte a oncólogos y radiólogos en la toma de decisiones. Sus avances son extraordinarios pero plantean nuevos riesgos como el sobrediagnóstico y la gestión del enorme caudal de información sensible, además de garantizar la privacidad. En la actualidad, Watson está entrenado para detectar 13 tipos de cáncer, pero la máquina no hace diagnósticos, solo ofrece distintas posibilidades de tratamientos. Siempre es un médico el que toma la decisión final.
En la Universidad de Valencia también están entrenando a máquinas con un sistema de inteligencia artificial para ayudar a los profesionales a realizar mejores diagnósticos de cáncer de mama en mamografías. El objetivo es la detección temprana de los tumores y mejorar la relación de falsos positivos para evitar que las mujeres se sometan innecesariamente a una biopsia.
Además de mejorar la detección y el diagnóstico de muchas patologías, la inteligencia artificial permitirá reducir el número de errores médicos y hará posible el avance de áreas como la epidemiología o la Salud Pública. Sin embargo, su implantación también llevará aparejados importantes desafíos éticos, retos que hay que abordar antes de asumir con garantías esta innovación tecnológica. No se puede tener confianza ciega en la tecnología y olvidar que es una herramienta de apoyo cuyos resultados deben ser objeto de continua revisión.
El fin de la inteligencia artificial en el contexto de la industria farmacéutica es encontrar una forma más rápida y económica de descubrir y desarrollar fármacos eficaces. En el contexto farmacéutico, se utiliza sobre todo para seleccionar a la población más adecuada según el tipo de ensayo clínico.
Parece que la inteligencia artificial anticipó esta pandemia en diciembre de 2019. La compañía Bluedot, que utiliza aprendizaje automático para detectar brotes de enfermedades infecciosas en todo el mundo, alertó a sus clientes, incluidos varios gobiernos, hospitales y empresas, sobre un inusual aumento de casos de neumonía en Wuhan (China). Sin embargo, ¿para qué sirvió tal predicción si los sistemas sanitarios no estaban preparados? y, además, ¿ha permitido y permitirá la inteligencia artificial paliar las consecuencias de la pandemia?.
Es imprescindible que diseñemos sistemas inteligentes que no solo permitan mayor calidad, sino también mayor calidez, proporcionando al personal sanitario el tiempo que necesitan para poder atender a sus pacientes adecuadamente.
Los sistemas de inteligencia artificial tienen que centrarse en la persona y tener como objetivo el compromiso de utilizarlos al servicio de la humanidad y del bien común para mejorar el bienestar y la libertad de los seres humanos. Sin embargo, las dudas sobre nuestra privacidad, la propiedad y derecho de los datos, y la amenaza de ser sometidos a una manipulación están entre nosotros.
Con la utilización de la inteligencia artificial se estrechan los pasos hacia la nueva medicina 5P: más preventiva, participativa, personalizada, predictiva y poblacional.
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