Javier Urra, primer Defensor del Menor y Académico de Número de la Academia de psicología de España, tiene muy claro que «la información no es conocimiento». Explica a ABC que muchos niños han descubierto durante el confinamiento que delante de una pantalla y a golpe de click se puede acceder a un montón de datos. «Uno de los problemas de este exceso de información es que, sobre todo los más pequeños, no saben diferenciar lo que es verdad, falso o dañino. No tienen criterio para descifrarlo y hay que insistir en que la información no es conocimiento —advierte—. Por eso es tan importante la figura del docente, que es el encargado de guiarle en materias como historia, matemáticas, ciencias. . , en las que las nuevas tecnologías pueden aportar mucho siempre bajo las pautas del docente».
Añade que durante el confinamiento «hemos asistido a un acompañamiento tecnológico en los hogares sin el que no hubiera sido posible que los niños estudiaran, los padres teletrabajaran, los adolescentes mantuvieran sus contactos sociales. . . Pero en materia educativa, las pantallas cansan mucho, requieren grandes dosis de concentración y superación para no caer en la tentación de abrir nuevas ventanas en internet que nos desvíen de la materia que se está aprendiendo. Además, hay que insistir al alumno que aunque la información esté ahí es necesario seguir memorizando».
Precisamente para abordar este asunto este jueves 18 se celebra el encuentro virtual «El presente y el futuro de la educación es digital: Desafíos y oportunidades de la nueva educación para docentes y familias», co-organizado por la asociación GINSO; desde el programa RECURRA del que Javier Urra es presidente de la Comisión Rectora, y Microsoft. El evento contará con la participación de expertos en educación, psicología y tecnología, así como con la colaboración del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) y la Asociación de Centros Autónomos de Enseñanza Privada (ACADE).
Javier Urra considera que, a pesar de las bondades que ofrecen las nuevas tecnologías y el importante papel que han desempeñado durante el confinamiento permitiendo la educación a distancia, «las clases presenciales son imprescindibles para transmitir la pasión del aprendizaje, la ilusión. Por tanto, las tecnologías no constituyen un sustituto del profesor, sino un complemento para esta figura imprescindible. Bien es cierto, aun así, —matiza— que hay ocasiones en las que estas herramientas adquieren un papel principal si el alumno está ingresado en un hospital, reside en un lugar recóndito del mundo rural, etc. ».
Urra se muestra esperanzado con la vuelta al cole de septiembre. «Esperemos que se dé bien, aunque que se exija que los menores de 10 años no mantengan contacto entre ellos va a resultar algo complicado porque sus abrazos o besos son muy espontáneos. Cierto es que los más pequeños no se acuerdan mucho de cómo era su vida antes porque viven el presente sin pensar en el pasado ni planificar el futuro. También juega a su favor que se han acostumbrado a ver a sus padres con mascarillas, a ponérselas ellos y, lo mejor de todo, es que las normas son iguales para todos en el colegio, por lo que algunas resticciones las asumiran de forma más llevadera. Me preocupan más los niños autistas, los hiperactivos, los obsesivos compulsivos que necesiten echarse continuamente gel desinfectante. . . Aquí los profesores tienen una importante labor que desarrollar para que su vuelta sea la adecuada».
Concluye recomendando a los padres que no metan miedo a sus hijos «ni durante este verano cuando se vayan de vacaciones o se metan en la piscina, ni cuando regresen a las aulas y atraviesen la puerta del colegio».