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La afición por tomar el sol en verano y lucir un perfecto bronceado puede derivar en peligro cuando se convierte en obsesión. La tanorexia es el nombre de esta adicción al sol y los que la sufren nunca se ven lo suficientemente morenos.
Aunque cada vez hay más conocimiento de los riesgos de tomar el sol sin protección y en las horas centrales del día (de las 12.00 a las 17.00 horas), la tanorexia está cada día más extendida, aunque es una patología todavía poco conocida y que no toda la comunidad médica reconoce como tal.
El perfil del tanoréxico es de una mujer de entre 25 y 35 años. Cuando se acerca el verano, se dan baños de sol sin protección y sin tomar las precauciones necesarias para evitar enfermedades futuras tan graves como el cáncer de piel.
La exposición al sol es un factor de riesgo bien conocido para el melanoma. Otros de los factores de riesgo que tienen una posibilidad mayor de presentar melanoma son tener más de 50 lunares comunes o un nevo displásico (lunar poco común); haber tenido al menos una quemadura grave por el sol con ampollas; el tiempo de exposición al sol durante la vida.
Un reciente estudio de la Escuela Médica de Harvard (EE.UU.) revelaba que la exposición crónica a la radiación ultravioleta (UV) provoca en ratones la liberación de endorfinas ? (conocidas como hormonas del bienestar). Eso demuestra que la adicción al sol comparte la misma vía hormonal que la del consumo de heroína. O lo que es lo mismo, tomar el sol puede ser tan adictivo como la heroína.
«Es sorprendente que estemos genéticamente programados para ser adictos a algo tan peligroso como la radiación UV, probablemente el carcinógeno más accesible del mundo», subrayaba dicho informe.
Además, según un estudio llevado a cabo por Delial, 9 de cada 10 españoles usa crema siempre que va a la playa pero el 59% no la usa en su día a día, por ejemplo cuando hace deporte, da un paseo o está en una terraza tomando algo.
