Las neuronas responsables de regular el estado de ánimo, que se encuentra en la amígdala, maduran durante la adolescencia, según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) y que ha sido publicado en la revista 'Nature Communications'.
La amígdala es una estructura cerebral en forma de almendra ubicada en el fondo de los lóbulos temporales del cerebro desempeña un papel clave en el aprendizaje de las respuestas emocionales adecuadas al entorno. Durante la infancia y la adolescencia, mucho después de que la mayor parte del cerebro humano haya terminado de crecer, la amígdala continúa expandiéndose hasta llegar a unas dos millones de neuronas, un crecimiento tardío que los investigadores creen que es probable que desempeñe un papel clave en la salud.
Y es que, por ejemplo, esta expansión está ausente en los niños con autismo, y los trastornos del estado de ánimo que aparecen con frecuencia en la adolescencia, como la depresión, la ansiedad, el trastorno bipolar y el trastorno de estrés postraumático (TEPT). Asimismo, también se han relacionado con problemas con el desarrollo de la amígdala.
En el estudio, los investigadores examinaron el tejido de la amígdala humana postmortem de 49 cerebros humanos, con edades comprendidas entre 20 semanas gestacionales y 78 años de edad. Usando técnicas tanto anatómicas como moleculares para clasificar la madurez y la función de las neuronas individuales dentro de los circuitos neuronales, encontraron que el porcentaje de células inmaduras en una región de la amígdala sigue siendo alto durante la infancia, pero disminuye rápidamente durante la adolescencia, hasta los 13 años aproximadamente.
Asimismo, los investigadores han demostrado que a medida que las células inmaduras desaparecen son reemplazadas por neuronas excitadoras maduras. "Cualquier persona que haya conocido a un adolescente sabe que está atravesando un proceso rápido y, a veces tumultuoso, de aprendizaje emocional sobre cómo responder al estrés o cómo formar vínculos sociales positivos. Al mismo tiempo, la adolescencia es cuando algunos desórdenes psiquiátricos relacionados con la amígdala se manifiestan por primera vez, lo que sugiere que, tal vez, algo no haya funcionado correctamente en el proceso normal de desarrollo emocional y cognitivo", han dicho los expertos.
Concretamente, los científicos han hallado que algunas neuronas inmaduras permanecen en la amígdala durante toda la vida, ya que se encontraron en un cerebro de 77 años. Estos resultados contrastaron con el hipocampo, una estructura cercana en la que los autores descubrieron recientemente que las neuronas recién nacidas e inmaduras disminuyen completamente a niveles indetectables en la adolescencia.
"Esto es consistente con lo que hemos visto antes: las neuronas inmaduras son muy raras en el hipocampo adulto, pero parecen persistir en la amígdala. Por tanto, estas células no nacen a lo largo de la vida pero parecen mantenerse en un estado inmaduro desde el nacimiento, aunque no podemos decirlo con seguridad dadas las técnicas que hemos utilizado aquí", han zanjado los investigadores.