El panorama actual de la psicoterapia es tan próspero como desconcertante.
Diferentes terapias muestran una eficacia comparable. La práctica basada-en-la-evidencia ha dado paso a una resaca de otros movimientos. La investigación de procesos lleva camino de un archipiélago de nichos de investigadores.
A fin de clarificar este panorama, se ha acudido a la filosofía de la ciencia. La filosofía de la ciencia ha permitido identificar diferentes epistemologías, reabrir la distinción entre ciencia natural positiva y ciencias humanas y resituar la psicoterapia del lado de estas últimas.
Como ciencia humana, la psicoterapia sería ante todo una actividad relacional holista contextual centrada en la persona y basada en valores, más que una actividad científico-técnica centrada en mecanismos averiados.
El modelo contextual de Wampold y un enfoque fenomenológico-existencial son hitos de esta nueva vida de la psicoterapia, más humana que tecnológica-impersonal.
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