Las palabras que usamos para describir las enfermedades mentales y los trastornos por uso de sustancias (adicción al alcohol y otras drogas legales e ilegales) pueden afectar la probabilidad de que las personas busquen ayuda y la calidad de la ayuda que reciben.
Las investigaciones indican que el estigma (actitudes negativas hacia las personas basadas en características distintivas) contribuye de múltiples maneras a peores resultados de salud; en consecuencia, se ha identificado como un foco crítico para la investigación y las intervenciones.
Los investigadores y los médicos pueden ayudar a reducir el estigma eligiendo cuidadosamente las palabras que usan para describir las condiciones de salud mental y las adicciones y las personas que se ven afectadas por ellas.
El lenguaje juega un papel importante en la formación de los pensamientos y creencias de las personas, y la comunicación científica a veces puede ser un vector involuntario de suposiciones y estereotipos dañinos.
Utilizar un lenguaje y términos científicamente precisos que centralicen la experiencia de los pacientes que experimentan condiciones psiquiátricas y que validen su valor puede afectar positivamente la forma en que son tratados dentro de la atención médica y en la sociedad en general.
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