La adolescencia es una etapa del desarrollo muy crítica, ya que se engloba a nivel físico, cognitivo, emocional, social y cambios en el comportamiento. Los cambios cognitivos incluyen una mayor sensibilidad, la búsqueda de sensaciones, acciones impulsivas y una disminución en la inhibición del control de emociones y comportamientos.
Durante esta etapa, el neurodesarrollo del cerebro es muy importante y dura hasta los 25 años aproximadamente. Por un lado, tenemos la materia gris; que incluye la mayoría de los cuerpos de células nerviosas y dendritas, esta tiende a disminuir por la eliminación de la conexión de sinapsis débiles y cambios en la matriz extracelular. Por otro lado, tenemos la materia blanca; formada por las fibras y axones, tiende a aumentar con la mielinización de los axones favoreciendo la comunicación entre las diferentes regiones del cerebro.
El desarrollo de las regiones del cerebro no se produce todo a la vez, sino que hay regiones como la sensoriomotora y la límbica que maduran antes, y otras como la frontal que madura más tarde.
Además, en la adolescencia a nivel del sistema neurotransmisor, tenemos el control inhibitorio más bajo que durante la edad adulta, y esto combinado con nuestra hipersensibilidad, aumenta las ganas de probar diferentes sustancias como el alcohol.
La prevalencia del consumo del alcohol es muy alta en la población adolescente, es la sustancia que se consume con mayor frecuencia, ya que normalmente es de un acceso muy fácil. La edad a la que se empieza a consumir suele ser entre 12-16 años, y sobre los 20-24 años suelen alcanzar la etapa en la que más beben.
Hay una clara evidencia de que el uso del alcohol se asocia a consecuencias negativas a nivel de las funciones cognitivas y el neurodesarrollo.
En la revista Pharmacology Biochemistry and Behavior se ha publicado un artículo que expone las consecuencias de consumo del alcohol en el desarrollo del cerebro en la adolescencia. En los diferentes estudios se analizó a adolescentes que eran consumidores de alcohol en comparación a los que no lo eran durante este periodo, y se pudo asociar el consumo a un déficit en el desarrollo cognitivo, un potencial efecto negativo en la memoria, el aprendizaje, la función visual, ejecutiva e impulsiva en los sujetos consumidores de alcohol.
Además, entre los diferentes sujetos, consumidores se observó una mayor demanda en el control de la ejecución cognitiva.
La heterogeneidad en los patrones del consumo del alcohol, debido a la mezcla con otra sustancias (tabaco, cannabis. . ) hace que el estudio y el análisis de las consecuencias a largo plazo del consumo del alcohol como única sustancia sea más difíciles de estudiar.
Pero aun así, con las investigaciones que se han llevado hasta día de hoy, podemos concluir que hay que tener mucho cuidado con el consumo del alcohol durante la adolescente. Debido a que es un período muy crítico de desarrollo neural y el consumo en esta etapa puede provocar déficits y consecuencias posteriores en nuestra cognición y funciones cerebrales, lo que conllevaría a influir en nuestro comportamiento también.
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