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Alucinación y diagnóstico

Autor/autores: Alberto Daniel Abramovici
Fecha Publicación: 11/01/2024
Área temática: Psiquiatría general .

Universidad de Buenos Aires

Alucinación y diagnóstico  
Introducción: Aprovechando la incitación del curso de revisar la distinción de aquellos cuadros psicoanalíticos  que se hallen en la triple frontera entre neurosis obsesiva, paranoia y melancolía, investigando sobre alucinaciones para la tesis de maestría. Sostengo como una de las hipótesis de la misma que la alucinación y el sueño de angustia son ejemplos de que, respecto a la irrupción de lo Real, lo que resulta verdaderamente imposible es que no se anude en lo inmediato bajo la forma del delirio y de la vuelta a soñar del despertar.
Surge indagar acerca de las ventajas que puede aportar, para el diagnóstico de los cuadros límites, una profunda revisión clínica semiológica, tanto sea de los trastornos sensoperceptivos como de las representaciones o creencias que pueden soportarlas.Se requerirá de algún rodeo desde la neurología y las primeras concepciones psiquiátricas, hasta la psiquiatría contemporánea a Freud y  Lacan, para recién estar en condiciones de pensar qué lugar pueden ocupar las alucinaciones en el seno del psicoanálisis respecto de su potencial valor diagnóstico.              

Desarrollo: Hombres de ciencia como Darwin y Foville, pensaban que las alucinaciones eran de origen periférico por espontánea excitación de las terminaciones de los nervios de los sentidos y de allí se propagarían a los centros de percepción.Confrontaban así, con Michea, quien  postulaba el origen puramente central.Esquirol consideraba a las alucinaciones como fenómenos puramente psíquicos. Efectos del reflejarse de las ideas delirantes sobre las funciones sensoriales, sin ser necesaria la intervención del sistema de los sentidos. Pensaba a la alucinación como una percepción, independiente de todo dato sensorial y de todo delirio.En cambio, las alucinaciones  para Leuret y para Lelut fueron definidas como “verdaderas y propias transformaciones de los pensamientos en sensaciones”.
Para el grupo más”intelectualista” de Reil-Neumann-Parchappé, las alucinaciones son un “estado del alma en que unas puras imágenes se producen en la conciencia, análogas a las verdaderas sensaciones e independientemente del concurso de los sentidos”A su vez para Griesinger la parte principal y originaria en las alucinaciones atañe a la excitación de los centros de la ideación, pero también a los nervios periféricos del sentido.
Se trataría de la excitación espontánea central, que se transmitiría a la periferia, donde reproduciría allí las falsas impresiones. La gran pregunta para mediados del siglo 19 era poder responder, si entre la representación y la percepción, se trata  sólo de una diferencia de grado, y la misma equivalencia para percepción y alucinación.Buchez, Delasiauve, Fairet y Griesinger, sostenían que la alucinación no era más que una representación fuerte y muy viva, independiente de aberración mental y que se puede dar aún con cerebro sano.Esas fueron las ideas de Esquirol y de Lelut. Por el contrario Baillarger, Garnier, Castelnau, opinaron que entre la representación y la alucinación, había  una diferencia de naturaleza. La alucinación siempre era un fenómeno patológico.Esquirol consideraba que el foco de la alucinación debía estar en el centro de la sensibilidad, y que el cerebro se ponía en acción por una causa cualquiera. Causaque desde entonces pasó a ser, la excitación mecánica central. 
Hemos visto dos posiciones opuestas. Los progresos en los estudios de anatomía  y de fisiología de los centros nerviosos cerebrales, mostrarían que además del sistema periférico de los sentidos y de los centros de la ideación, existían en el encéfalo sedes terminales de los nervios sensoriales.Representante de esta nueva adquisición fue Baillanger Para quien  la alucinación se produce por compromiso del centro sensorio cerebral. La excitación se propagaría al órgano del sentido y a su aparato terminal cerebral.Son ideas que van alcanzando plenitud con Schoder-Van der kolk y Kahlbaum, hasta alcanzar su máximo con Hagen y su “Teoría de la alucinación” de 1869.
Se trata de la comunicación que localiza a las alucinaciones en estímulos generados en los ganglios basales del cerebro. Lugar donde irían a terminar los nervios de sentido y donde entrarían en contacto con los centros hemisféricos de la ideación  y de concienciaLlegando a admitirse que incluso la lesión de cualquier punto de las vías partícipes puedan generar alucinaciones diferenciadas acorde al compromiso.Luys en 1865, delimita a los centros sensorios cerebrales. Su determinación más calibrada recae en el tálamo óptico (TO).
Allí primero se transformarían las impresiones sensoriales en acto psíquico o percepción. El TO sería el límite superior del sistema nervioso sensorial, a partir de él comenzaría la esfera psíquica, desde donde se reenviarían a la corteza cerebral  y volviéndose perceptibles las impresiones.Las últimas conquistas colocaron aún más arriba que en el TO a la terminación central de las vías sensitivas. Ferrier en 1876, localiza el centro cortical de la visión y del oído, que Tamburini intentó aplicar al problema de la alucinación.Así se iba clarificando que la  localización única y principal de las alucinaciones, no podía estar en los sistemas periféricos ni en los órganos de los sentidos, ya que coexistían alucinaciones a su destrucción. Tampoco permanecía en pie un único  origen  intelectual, ya que la excitación de ese centro no daría más que representaciones ideales de los objetos, nunca imágenes  sensoriales complejas y elaboradas.
Para Tamburini, se trataría de la reproducción o resucitamiento de aquello depositado por un hecho morboso en la sustancia ganglionar de la corteza.Allí están los focos de elaboración de los actos psíquicos.Y establece interesantes consecuencias a partir de concebir a las alucinaciones dependiendo de secuela cerebral local  o por contigüidad a zonas adyacentes.Por vez primera se vinculan fenómenos alucinatorios articulados a la nosografía de los delirios.
Dependiendo los mismos, de la simple extensión de la zona morbosa del centro cortical sensorial a la zona de la ideación o, a la inversa, por destrucción segunda de los centros psicosensoriales.La alucinación constituiría un fenómeno transitorio que en general se presenta en el primer período irritativo de las afecciones cerebrales que producen la locura y por ello no habría correlación entre alucinaciones y patología cerebral. Ballet  se consagró a la  psicosis alucinatoria crónica, (PAC) aislada previamente por Séglas, Dupré y Cotard. La PAC, se caracteriza por ideas de persecución ambiciosas con alucinaciones. Cuando no se acompañan de alucinaciones, Ballet los describe como delirios de interpretación.J.Séglas estudió especialmente las alucinaciones psíquicas (AP) de Baillarger.

Las AP aparecen con otros nombres en distintos autores: pseudo alucinaciones (Kandinsky, Hagen) o alucinaciones aperceptivas (Kahlbaum).Las primeras AP deben buscarse en los autores místicos, ya que pocos médicos, entre ellos Leuret, las vislumbraron.Es Baillarger quien en 1844 las hace entrar en el terreno de la psiquiatría, aislándolas de las alucinaciones psicosensoriales o verdaderas, y deteniéndose exclusivamente en las “locuciones interiores”.En las verdaderas alucinaciones, el alucinado cree que sus sentidos están impresionados como en la percepción real externa.En cambio en las AP ello no ocurre. Todo es interior o subjetivo.Distingue a las AP en dos grupos: 1º según que las mismas se relacionen con objetos o personas; 2º según revistan un carácter verbal.Los dos tipos se caracterizan por tener la precisión sensorial de la alucinación: detalle, perfección del cuadro, espontaneidad, estabilidad e incoercibilidad.Además aparecen por sí solas, sin la participación activa y consciente del enfermo, quien asiste pasivo y receptivo a las mismas sin poder modificarlas a su antojo. El segundo grupo- las AP de carácter verbal- presenta locuciones intelectuales o voces interiores, es más complejo que el primero y se divide a su vez en dos subcategorías psicopatológicas. La primera es la que se compone de alucinaciones verbales motrices o kinestésicas. Se trata de una percepción patológica, no sensorial, de palabras oídas o leídas bajo forma kinestésica de palabras articuladas (movimiento labial sin articular nada).La segunda subcategoría de AP verbales, está constituida por fenómenos que no tienen, como la precedente, carácter alucinatorio y que en 1900 las llamó Séglas pseudo alucinaciones verbales  (PAV).

Palabras clave: Alucinacion


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