En el cuarto encuentro LiterariaMENTE nos acompañaron la escritora Rosa Montero y la psicóloga y escritora Marina Carretero para hablar sobre estigma y salud mental. Fue una conversación de admiración entre dos grandes amigas. Empezó Marina Carretero diciendo que a los profesionales de la salud mental les hacía falta más literatura y que era una fantasía estar en una librería para hablar de estos temas.
El inicio de la conversación abordó cuestiones como qué es la normalidad, la locura, la patología… Rosa Montero comentó que no creía que existiese nadie cuerdo, como señala en su libro, El peligro de estar cuerda. “La normalidad o lo que está relacionado con lo normativo depende de las sociedades y de las épocas. Todos somos divergentes y heterodoxos”, señalaba. A ella lo que le daba más miedo es la gente que dice que es muy normal. Marina Carretero estaba de acuerdo con reivindicar la diferencia. Explicó que la locura, en la clínica, se detecta analizando si el juicio de realidad está alterado o conservado.
Y ahí derivó otro interrogante sobre qué es exactamente la realidad, ya que no tenemos criterios objetivos para determinarla. Para ella, la locura es la aparición de la verdad. “Un loco nunca miente, aunque lo que diga no sea cierto”, explicaba Marina.Rosa Montero añadía que lo patológico es cuando esa diferencia te hace daño o cuando te impide llevar una vida libre conforme a lo que quieres o necesitas. Ambas definían la enfermedad mental como aquella que te quita libertad al estar gobernado por la angustia, las obsesiones o el estado de ánimo. Marina Carreterp aludía a una frase de Frieda Fromm-Reichmann muy contundente para explicar esta falta de libertad: “La enfermedad mental es un estado de enorme angustia donde un ser humano deja de contemplar que el otro ser humano puede entrar en su experiencia”. Esta imposibilidad tiene que ver con la soledad que se intenta aliviar en el vínculo entre el terapeuta y el paciente.
Rosa estaba de acuerdo con que esa soledad, si no las has percibido o sentido nunca, no sabes lo que realmente es. No tiene que ver con la soledad social o existencial, decía, sino con una soledad cósmica porque la sociedad te aparta. Hay que alargar la mano para que estas personas dejen de sentirse así, reflexionaban.Marina Carretero señalaba cómo el estigma social sobre la enfermedad mental repercute en que existan mayores dificultades para buscar tratamiento y que se extiendan estereotipos como que una persona con una enfermedad mental no puede trabajar o formar una familia. Destacaba cómo la narrativa puede dar sentido a la historia vital, como se refleja en el libro de Rosa Montero, La loca de la casa. Rosa explicaba lo gratificante que es cuando un lector lee un libro y piense que no es el único al que le pasa eso y así deja de sentirse un marciano. Marina lo relacionaba con el sentido de pertenencia, que es lo opuesto a sentirse una carga para los demás. Para ella, resultaban imprescindibles los recursos comunitarios para generar esta vinculación de pertenencia.
Rosa Montero habló de la polarización, la poca responsabilidad y la incultura a la hora de explicar la enfermedad mental (por cuestiones únicamente ambientales o neurológicas). Alertaba sobre la ignorancia de los medios cuando comparten malas noticias asociadas a las personas con enfermedad mental. La locura no es equivalente a violencia, decía. Ella pone de modelo otra enfermedad como el cáncer, la cual se asemeja a las enfermedades mentales en cuanto a tratarse de un paraguas de dolencias muy distintas que pueden variar de gravedad, y para las que se necesitan tratamientos químicos y comunitarios ya que tienen una relación grande con el ambiente.
Explicarlo así quitaba sentimientos de culpa, refería. Si alguien tiene una crisis aguda hepática, no se le dice que no se esfuerza y que se levante, como se les dice injustamente a las personas diagnosticadas de enfermedades mentales.Marina Carretero señalaba que los factores ambientales (precariedad laboral y económica, por ejemplo) eran determinantes, por lo que resulta fundamental hacer hincapié en ellos de cara a trabajar en la prevención. Se tiene que intervenir desde los factores estresantes que aparecen en la infancia, como los abusos o la violencia… En la clínica, se ven muchos adultos heridos, decía. Para ella, el evento traumático no define nada en sí mismo.
La gente sobrevive como puede hasta que deja de funcionar. Definía este mundo como acelerado poniendo de ejemplo que se den sólo tres días por fallecimiento de un familiar de primer grado. Parar, decía, no está permitido en esta sociedad. Marina alertaba contra los mensajes como, por ejemplo: “hay que aguantar”. Camus defendía la enfermedad como remedio contra la muerte. Rosa estaba de acuerdo. Esta sociedad exige un esfuerzo continuo por adaptarse a la realidad que nos imponen. Ese adaptarse, a veces, lleva a la gente a la represión.Rosa Montero comentaba lo necesario de transmitir que los problemas de salud mental son frecuentes (una de cada tres personas, según la OMS). Marina Carretero señalaba que hay que diferenciar entre trastorno mental leve y grave o crónico, que se define como aquel que dura más de dos años y que tiene un impacto en los años de vida perdidos y en la calidad de vida. También explicó la relevancia de incluir la perspectiva de género en el abordaje y el estudio de la enfermedad mental.
Según ella, la pregunta clave a la hora de entablar una conversación con una persona que sufre no es qué tienes, sino qué te ha pasado. Esto implica un esfuerzo en restaurar ese equilibro en la consulta. El objetivo, para ella, no es sólo la eliminación del síntoma, sino que esa persona pueda vivir libremente.Marina hablaba de la necesidad de encontrar también ese vínculo con los demás. A veces, se comienza con la vinculación con el terapeuta, pero tarde o temprano hay que salir a la vida: a los centros culturales, a los parques, a las librerías… ya que leer genera, por ejemplo, la eliminación de la sensación de soledad. Para Rosa, leer un libro es algo más íntimo que hacer el amor. Te metes en la cabeza del otro, decía.
La literatura y el arte son factores de protección ya que uno se refleja en la vida de los otros y así, se fomenta el sentido de pertenencia. Rosa mencionó el libro Un ángel en mi mesa de Janet Frame, en el que describe que cuando estaban a punto de realizarle una lobotomía, ganó uno de los más importantes premios literarios neozelandeses y anularon la operación. Llega a decir al final de su vida: ¡qué suerte he tenido! Gracias a la pandemia, decía Rosa, la salud mental ha salido del armario. Se ha aumentado la conciencia sobre el sufrimiento psíquico, pero, a la vez, hay un mayor aislamiento. Somos animales sociales que para no ser desgraciados necesitamos vivir con los otros, como señala El libro Incógnito: Las vidas secretas del cerebro, de David Eagleman.
Se terminó hablando de lo que es la vida. Para Rosa Montero sería el impulso ciego de las células por vivir. Para Marina Carretero, sería el amor en todas sus formas o manifestaciones; esa pertenencia que es más importante que sobrevivir a lo que hacen las células. La humanización en la sanidad pasa por los proyectos como LiterariaMENTE.
Estar en una librería escuchando estos encuentros es como formar parte de una molécula donde tomar conciencia sobre cómo ayudar. Porque la salud mental también es colectiva y los problemas de salud mental necesitamos asumirlos colectivamente.
La https://www.fundacionmanantial.org/ Fundación Manantial, la librería Rafael Alberti de Madrid https://www.libreriaalberti.com/ y el Hospital Universitario Ramón y Cajal están organizando, con la colaboración de la Fundación Cultura en Vena https://www.culturaenvena.org/ y el patrocinio de Lundbeck https://www.lundbeck.com/es, el programa LiterariaMENTE. Se trata de un ciclo que profundiza en los problemas de salud mental a través de la literatura.
Los profesionales de la salud mental invitados aportan su visión científica como especialistas, mientras los literatos ofrecen su visión narrativa. Hasta ahora, se han llevado a cabo siete encuentros que han servido de oportunidad para abrir nuevas vías de diálogo y acercarse a los trastornos mentales desde un planteamiento más ecléctico.
Un resumen de estos encuentros puede verse íntegramente en esta página: https://www.youtube.com/@libreriaalberti7663/featured
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Segundo encuentro entre Guillermo Lahera y Elvira Lindo:
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