La mayoría de los neurocientíficos creen que un recuerdo determinado activa un subconjunto de células y cambia su expresión génica formando nuevas conexiones y altera la fuerza de las existentes donde se almacena ese recuerdo.
El recuerdo, de acuerdo con las teorías actuales, ocurre cuando estas neuronas se disparan nuevamente y reproducen los patrones de la actividad asociada con la experiencia pasada.
Los científicos han elaborado algunos principios básicos de este amplio marco, pero sigue siendo un desafío probar las teorías de nivel superior sobre cómo los grupos de neuronas almacenan y recuperan los bits de información específicos. Solo en la última década, las nuevas técnicas para etiquetar, activar y silenciar neuronas específicas en animales han permitido a los investigadores identificar qué neuronas conforman un recuerdo único.
Usando estas técnicas se han localizado los circuitos asociados con la memoria de un estímulo doloroso en roedores y han reactivado con éxito esas vías para activar la memoria. En los seres humanos los estudios han revelado algunas de las formas en que el cerebro organiza y vincula los recuerdos para ayudar a la memoria.
Se ha recopilado el trabajo de múltiples estudios donde el rastro fisiológico de un recuerdo, o al menos sus componentes clave, se puede fijar a neuronas específicas. Sin embargo, las neuronas en una parte del hipocampo o en la amígdala son solo una pequeña parte de un engrama que incluye imágenes, olores, sonidos e innumerables sensaciones que probablemente esté en 10 a 30 regiones cerebrales diferentes.
Los investigadores de estos trabajos quieren explorar cómo evolucionan en el tiempo los recuerdos específicos y cómo pueden ser remodelados, distorsionados o incluso recreados cuando se recuperan.
Con la actual capacidad de identificar y manipular neuronas engramáticas individuales en animales, los científicos esperan reforzar sus teorías sobre cómo las células almacenan y sirven la información (Teorías que han sido difíciles de probar) al identificar las neuronas individuales que son esenciales para los recuerdos, y se pueda estudiar con mayor detalle los procesos celulares mediante los cuales las neuronas clave adquieren, recuperan y pierden información.
Estos hallazgos algún día podrían ayudar a revelar por qué los recuerdos fallan en la vejez y en las enfermedades neurodegenerativas.
Os dejamos aquí el enlace al artículo original publicado en Nature “How to see a memory”
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