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El Síndrome de Hikikomori: una emergente realidad en occidente

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Autor/autores: GUILLERMO Pírez Mora , Claudio Cabrera, Dulcinea Vega Dávila
Fecha Publicación: 02/05/2018
Área temática: Infantiles y de la adolescencia, Trastornos infantiles y de la adolescencia .
Tipo de trabajo:  Conferencia

Psiquiatra Infanto-Juvenil en la Unidad de Salud Mental de Vecindario. Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno-Infantil (CHUIMI)

RESUMEN

El Síndrome de Hikikomori es una entidad de notable relevancia clínica cuya incidencia está incrementando imparablemente, no sólo en Japón (donde se describió por primera vez en la década de los 70), sino en varios países occidentales. Su auge se debe, entre otras causas, a la complacencia de la sociedad en la que vivimos, cada vez más interconectada mediante las TICS pero paradójicamente cada vez más aislada en el contacto interpersonal, tanto fuera como dentro del domicilio familiar. Principalmente descrito entre adolescentes y adultos jóvenes, éstos tienden a recluirse en el domicilio parental durante meses e incluso años, llegando a veces hasta a autoabandonarse. Mientras tanto, cada vez se recrudece más su adicción a las nuevas tecnologías (recientemente la OMS ha comunicado que incluirá la adicción a los videojuegos en su próxima CIE-11), malgastando la mayor parte de su tiempo en casa, principalmente delante del ordenador. De etiología desconocida, su tratamiento multimodal (tratamiento farmacológico, terapia cognitivo-conductual individual y psicoeducación parental) ya ha demostrado resultar eficaz. A pesar de haber sido descrito principalmente en Japón, y que muchos autores lo consideran un síndrome cultural, resulta alarmante la incesante aparición de nuevos casos fuera de las fronteras niponas.

Palabras clave: aislamiento social, adicción, internet


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EL SÍNDROME DE HIKIKOMORI: UNA EMERGENTE REALIDAD EN OCCIDENTE
Guillermo Pírez Mora.
waste69@hotmail.com

RESUMEN
El Síndrome de Hikikomori es una entidad de notable relevancia clínica cuya incidencia está
incrementando imparablemente, no sólo en Japón (donde se describió por primera vez en la
década de los 70), sino en varios países occidentales. Su auge se debe, entre otras causas, a
la complacencia de la sociedad en la que vivimos, cada vez más interconectada mediante las
TICS pero paradójicamente cada vez más aislada en el contacto interpersonal, tanto fuera como
dentro del domicilio familiar. Principalmente descrito entre adolescentes y adultos jóvenes, éstos
tienden a recluirse en el domicilio parental durante meses e incluso años, llegando a veces hasta
a autoabandonarse. Mientras tanto, cada vez se recrudece más su adicción a las nuevas
tecnologías (recientemente la OMS ha comunicado que incluirá la adicción a los videojuegos en
su próxima CIE-11), malgastando la mayor parte de su tiempo en casa, principalmente delante
del ordenador. De etiología desconocida, su tratamiento multimodal (tratamiento farmacológico,
terapia cognitivo-conductual individual y psicoeducación parental) ya ha demostrado resultar
eficaz. A pesar de haber sido descrito principalmente en Japón, y que muchos autores lo
consideran un síndrome cultural, resulta alarmante la incesante aparición de nuevos casos fuera
de las fronteras niponas.

INTRODUCCIÓN
El Síndrome de Hikikomori ha sido recientemente descrito en la bibliografía, y debido a su escasa
difusión, es todavía poco conocido entre los profesionales de la Salud Mental. Es por ello que
incluso su propia definición y criterios diagnósticos varían en función de la fuente de información.
Esta entidad nosológica prácticamente desconocida se caracteriza principalmente por la evitación
y el aislamiento social grave y prolongado, con una duración mínima de 6 meses, y normalmente
asociado a la adicción a nuevas tecnologías.
En el año 2003 el <<Ministry of Health, Labour and Welfare>> de Japón crearon una propuesta
de definición, con una sugerencia de criterios diagnósticos, basándose en las opiniones aportadas
por un grupo de expertos en el tema (Nagata et al 2013).
No obstante, Nagata lo ha definido como "aislamiento, que consiste en malgastar la mayor parte
del tiempo en casa, mostrando un nulo interés en acudir a la escuela o al trabajo, de más de 6
meses de duración; no se debe aparentemente a un trastorno mental clásico (esquizofrenia,
trastorno bipolar o retraso mental), y están excluidos aquellos individuos que mantengan
relaciones interpersonales (por ejemplo, amistades) (Nagata et al 2013).

Varios autores debaten hoy en día acerca de la ausencia de unos criterios definitivos, si bien, la
mayoría de ellos coinciden en enfatizar dos características nucleares: el aislamiento así como
una permanencia del mismo de 6 meses como mínimo (Gondim, et al, 2017; Li y Wong, 2015).
En resumen, podemos concluir que los criterios diagnósticos más ampliamente difundidos para
describir el Síndrome de Hikikomori son:

Permanece la mayor parte del tiempo en casa.

Ausencia de interés para acudir al colegio o al lugar de trabajo.

Persistencia durante más de seis meses.

Exclusión de esquizofrenia, retraso mental o trastorno bipolar.

Exclusión de aquellos individuos que mantengan relaciones interpersonales (por ejemplo:
amistades) (Nagata et al, 2013).

INCIDENCIA Y PREVALENCIA
El grupo poblacional que más frecuentemente presenta este síndrome son los adolescentes y los
adultos jóvenes, quienes tienden a recluirse en el domicilio parental durante años, evitando a lo
largo de meses o incluso años asistir al colegio/instituto o incluso a su propio lugar de trabajo
(Teo y Gaw, 2010).
Hasta la década de los 70s nunca antes había sido descrito en la bibliografía; sin embargo, en
los últimos años, con la aparición y gran difusión de las nuevas tecnologías y la globalización, se
ha incrementado notablemente su incidencia y prevalencia (Gariup M et al, 2008). Nuevos casos
han sido descritos principalmente en Japón, pero también en otros países: España, Francia,
Italia, Marruecos, EEUU (Rubinstein, 2016) y Brasil (Gondim et al, 2017), Corea del Sur y Omán
(Sakamoto et al, 2005), lo que lo convierte en un tema de interés a nivel mundial (Tanabe et al,
2017). Es por ello, que incluso algunos autores han llegado a considerarlo como una "plaga",
una "epidemia" (Tajan, 2017) o incluso como una "epidemia silente" (Sakamoto et al, 2005), ya
que se considera que hay decenas o incluso cientos de nuevos casos diagnosticados en Japón
(Teo y Gaw, 2010). Muestra de ello son la aparición de un número emergente de estudios
empíricos en el país nipón (Furlong, 2008; Saito, 1998). Algún autor japonés (Nihon, 2016) ha
realizado una estimación de los individuos afectos por el síndrome de Hikikomori en Japón,
calculando que lo padecen al menos unos 541.000 individuos, con una edad comprendida entre
los 15 a 39 años.
Asimismo, en el plano social y de los medios de comunicación también ha tenido una repercusión
mediática importante (Gariup et al, 2008). En Japón incluso se ha publicado una novela que
narra la historia de una chica que sufre este síndrome (García-Campayo et al 2007).

La prevalencia estimada en Japón es de un 1-2% de la población; no obstante, y de forma más
concreta, el equipo de Koyama et al, estimaron una prevalencia a lo largo de la vida del 1.2%
en la población japonesa adulta. (Koyama et al, 2010).
Mediante estudios observacionales, se ha detectado que la incidencia es mayor en: adolescentes,
varones con familias aglutinadas, sobreprotección parental y ausencia de límites.

ETIOLOGÍA
En cuanto a su etiología, son muchos y diversos los factores estresantes que pueden influir en
la aparición de este síndrome: problemática familiar (dinámicas familiares disfuncionales),
dificultades en el ámbito escolar (fracaso escolar, aislamiento o rechazo por parte de sus iguales,
e incluso bullying) o alteraciones en el lugar de trabajo (exceso de carga laboral). Diversos
autores asocian su aparición a un fenómeno psicológico y social relacionado con los cambios en
la personalidad junto con cambios en la estructura familiar del individuo (normalmente
adolescentes).
El Dr. Kato considera que sí existe una clara conexión entre la aparición del Síndrome de
Hikikomori y el estilo educativo de los padres, caracterizado por un padre periférico y un vínculo
materno-filial extremadamente prolongado en el tiempo (Harding C,2018).
Analizando la situación desde un punto de vista más extenso, el Dr. Tajan ahonda en el influyente
papel de la sociedad hacia el individuo, y viceversa. En este caso, va más allá, considerando al
Síndrome de Hikikomori como una especie de "resistencia pasiva" del individuo hacia la
sociedad: define esta conducta de aislamiento como un "suicidio social" mediante el cual el
individuo se resiste pasivamente (y "exitosamente" según su bizarro criterio) a ser incluido en
una sociedad de la que no desea formar parte.
Desde un punto de vista antropológico, el Dr Sachiko Horiguchi, de la Universidad <<Temple>>
en Japón, analiza las posibles causas en el ámbito social que han podido favorecer la aparición
y consolidación del Síndrome de Hikikomori en la sociedad nipona. Enumera diversos diversos
factores que pueden contribuir a su creciente e imparable desarrollo: la nuclearización de la
familia, dificultades a nivel escolar (bullying, excesivo nivel de exigencia en el ámbito académico,
etc), la urbanización y la pérdida de las comunidades, la importante inestabilidad laboral reinante
entre la juventud, y el imparable impacto de Internet.

CLÍNICA
A través de este comportamiento antisocial y evitativo (García-Campayo et al 2007), los
individuos que padecen este síndrome intentan sortear el contacto interpersonal, incluso con sus
familiares más cercanos (su núcleo de convivencia) resultando en una clara conducta de
aislamiento (García-Campayo et al 2007) y autoabandono. Consecuentemente se convierten en
"ermitaños" que permanecen recluidos en la casa de sus progenitores, quedando asíimposibilitados para asistir al colegio, instituto o a su puesto de trabajo durante meses o incluso
años.
La narrativa/ el discurso de una persona que padece el Síndrome de Hikikomori puede ser muy
variopinta. Algunos individuos focalizan su atención primordialmente en el plano orgánico,
enumerando diversas quejas somáticas. Por otra parte, otras personas pueden describir
síntomas de descompensación psicopatológica; bien sea en una o varias áreas concomitantes:
angustia, cuadros afectivos (depresión) o ansiedad.
En resumen, su presentación desde el punto de vista del paciente suele ser notablemente
heterogénea, e incluso cambiante a lo largo del tiempo (ya que el paciente puede percibir los
síntomas que componen su síndrome con diferente intensidad en dependencia de otros factores).
Esta variabilidad en la descripción de la sintomatología, inevitablemente puede derivar (y así
ocurre) en una mala interpretación del cuadro por parte de los profesionales que evalúen el caso,
y consecuentemente en una demora en el diagnóstico certero.

TRATAMIENTO
El Dr Kato enfatiza que lo fundamental para alcanzar una mejoría clínica evidente es un enfoque
psicoterapéutico en el que se eduque tanto al paciente identificado como a sus progenitores:
"consideramos que la educación parental tanto en conocimiento como en habilidades para el
manejo de sus hijos con Síndrome de Hikikomori resulta esencial para una intervención precoz".
En una segunda etapa, propone un tratamiento psicodinámico, grupal o individual, como un
enfoque efectivo para que aquellos individuos con Síndrome de Hikikomori sean capaces de
resolver sus dificultades en las relaciones interpersonales con los miembros de su familia o
también con sus futuros compañeros de escuela o incluso de trabajo. En sus ensayos realizados
hasta el momento (propone sesiones de psicoterapia grupal psicodinámica, de una hora de
duración y frecuencia semanal), los resultados obtenidos han sido satisfactorios: más del 50%
de los individuos previamente diagnosticados con el Síndrome de Hikikomori (cumplieron los
criterios diagnósticos propuestos por el gobierno durante más de 5 años), comenzaron a
reinsertarse en la sociedad. Algunos de ellos mediante un trabajo de media jornada, y otros
acudiendo a un centro ocupacional.

DISCUSIÓN
A pesar de lo reciente de dicha entidad, ya han aparecido importantes discrepancias de opinión
entre diferentes autores, dependiendo si se considera como un síndrome en sí mismo, o
simplemente como a un síntoma. En función del criterio aplicado puede ser concebido como un
síntoma más dentro de una amalgama de consecuencias, o si se percibe como un núcleo que
deberá ser diagnosticado y tratado como a un conjunto de síntomas (síndrome) en sí mismo.
(Nagata 2013)


Otros autores aportan un cuestionamiento extra, al poner en tela de juicio su propia esencia,
dudando de su condición de trastorno mental (Tateno et al, 2012; Tajan, 2015). E incluso otros
(Harding et al, 2018) señalan la frecuente concomitancia de otras entidades diagnósticas
(trastorno evitativo de la personalidad, fobia social o incluso depresión mayor) que claramente
puede interferir en el diagnóstico, tratamiento o evolución clínica.
Tal y como señala Harding (Harding C, 2018), el Síndrome de Hikikomori es "una condición
compleja, controvertida, y a los ojos de muchos autores, trasciende más allá del propio
individuo". Su aparición e importancia se encuadra en el contexto de un análisis detallado de la
situación actual de Japón, así como de su propio devenir.

Se trata de un país en el que,especialmente entre los más jóvenes, reina la falta de entusiasmo por formar parte de dicha
sociedad.
Como explica Harding, el talón de Aquiles del Síndrome de Hikikomori radica en que ha sido
escasamente estudiado hasta la actualidad, probablemente debido entre otras causas a los
numerosos y diferentes criterios diagnósticos, que puede y conlleva indefectiblemente un amplio
rango de interpretaciones del mismo (Harding C, 2018).

BIBLIOGRAFÍA
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18. Tajan, N.

Social Withdrawal and Psychiatry: A Comprehensive Review of Hikikomori,

Neuropsychiatrie de l'Enfance et de l'Adolescence, 2015. 63(5): 324-331.

XIX Congreso Virtual Internacional de Psiquiatría
www.interpsiquis.com- abril 2018. Psiquiatria.com

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