Autor/autores:
Halim I, Stemmet L, Hach S...(et.al)
La depresión y la ansiedad son trastornos mentales comunes y debilitantes con graves repercusiones negativas tanto a nivel individual como social. Aunque la realidad virtual (VR) se ha convertido en una herramienta segura y eficaz para el tratamiento de los trastornos de ansiedad, los estudios sobre la aplicación terapéutica de la VR para tratar la depresión son m&aacut...
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La depresión y la ansiedad son trastornos mentales comunes y debilitantes con graves repercusiones negativas tanto a nivel individual como social. Aunque la realidad virtual (VR) se ha convertido en una herramienta segura y eficaz para el tratamiento de los trastornos de ansiedad, los estudios sobre la aplicación terapéutica de la VR para tratar la depresión son más limitados.
El propósito de este estudio fue probar si se puede utilizar un nuevo tipo de realidad virtual individualizada (iVR) para mejorar la autocompasión y disminuir los síntomas depresivos y evaluar la usabilidad y aceptabilidad de este enfoque, según lo calificaron los participantes. El sistema iVR fue diseñado y desarrollado basándose en los comentarios obtenidos de un estudio anterior, con una apariencia y sensación mejoradas del avatar y una calidad gráfica mejorada.
Métodos:Se reclutó a un total de 36 participantes adultos jóvenes de un sitio de redes sociales de una comunidad universitaria. Los participantes sabían que el estudio investigaba un tratamiento para la depresión, pero no fueron reclutados en función del diagnóstico de depresión. Se pidió a los participantes que completaran 2 sesiones de iVR, con un intervalo de 2 semanas. Al inicio y al finalizar cada sesión de iVR, se pidió a los participantes que completaran medidas validadas de autocompasión y depresión. Al finalizar ambas sesiones de iVR, se administraron medidas adicionales para evaluar las percepciones de los participantes sobre la usabilidad percibida y la aceptabilidad del sistema del enfoque iVR.
La autocompasión se evaluó al comienzo de la sesión 1 (valor inicial previo a la intervención) y al final de la sesión 1 (evaluación posterior a la intervención). Debido a las limitaciones de la COVID-19, el 36 % (13/36) de los participantes no pudieron completar la sesión de seguimiento de iVR.
La autocompasión se evaluó nuevamente para el 64% restante (23/36) de los participantes al final de la sesión 2 (evaluación postintervención). Los análisis intragrupo revelaron que la autocompasión aumentó significativamente al final de la sesión 1 ( p = 0, 01) y de la sesión 2 ( p = 0, 03) en relación con el valor inicial. También hubo una tendencia no significativa de que los síntomas depresivos fueran bajos al final de la sesión 2 en relación con el valor inicial. Tanto los datos cuantitativos como cualitativos de los participantes respaldaron que el enfoque iVR fuera aceptable y utilizable.
Aunque estos datos deben tratarse como preliminares debido al pequeño tamaño de la muestra y al posible sesgo de selección, proporcionan evidencia inicial alentadora de que la iVR podría ser una herramienta útil para mejorar la autocompasión y reducir los síntomas depresivos, lo que destaca la necesidad de realizar ensayos controlados aleatorios en el futuro.
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