Relaciones intrapersonales entre las habilidades sociales y los síntomas del trastorno negativista desafiante y el trastorno de conducta desde la edad preescolar hasta la adolescencia

El tratamiento eficaz del trastorno negativista desafiante (TND) y el trastorno de conducta (TC) requiere un conocimiento profundo de los factores que contribuyen a su desarrollo y mantenimiento a lo largo del tiempo. Ambos trastornos se caracterizan por patrones persistentes de comportamiento desafiante, hostil y, en el caso del TC, violaciones graves de normas sociales. La identificación de variables clave en la etiología de estos trastornos es fundamental para diseñar intervenciones eficaces.

Las habilidades sociales han sido señaladas como un factor relevante en la manifestación y evolución del TND y el TC, aunque los hallazgos en la literatura han sido inconsistentes, posiblemente debido a diferencias metodológicas entre estudios. Para abordar esta cuestión, se llevó a cabo un estudio longitudinal con una muestra de 1, 079 niños (50, 1 % niñas) provenientes de dos cohortes de nacimiento en la ciudad de Trondheim, Noruega. Los participantes fueron evaluados de manera bienal desde los 4 hasta los 16 años, utilizando informes de padres y maestros sobre habilidades sociales, así como entrevistas diagnósticas con padres e hijos (a partir de los 8 años) para evaluar síntomas de TND y TC.

El estudio examinó las relaciones bidireccionales entre los cambios intrapersonales en las habilidades sociales y los síntomas de TND y TC mediante un modelo aleatorio de intercepción cruzada.

Se encontró que un aumento en las habilidades sociales reportadas por los padres se asoció con una reducción de los síntomas de TND y TC desde la infancia hasta la adolescencia. Por otro lado, las habilidades sociales evaluadas por los maestros predijeron una disminución en los síntomas de TND desde los 4 hasta los 14 años, mientras que su efecto sobre la reducción de síntomas de TC solo fue significativo entre los 6 y los 8 años.

En cuanto a la relación inversa, los síntomas de TND y TC predijeron una reducción en las habilidades sociales evaluadas por los maestros en dos momentos específicos: entre los 6 y 8 años para el TC y entre los 8 y 10 años para el TND. Sin embargo, no se encontraron efectos recíprocos cuando las habilidades sociales fueron evaluadas por los padres.

Estos hallazgos resaltan la importancia de incluir el entrenamiento en habilidades sociales como una estrategia clave en la prevención y el tratamiento del TND y el TC. Fortalecer estas habilidades desde la infancia podría contribuir a reducir la manifestación de síntomas disruptivos y mejorar la adaptación social de los niños y adolescentes afectados por estos trastornos.

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