Representando las características moleculares del comportamiento suicida

Pienso que todos sabemos que la conducta suicida, es el final de un proceso vital, pero también puede serlo de la vida. El problema clave es el sistema social ideológico, que al igual que hace que todos nos empoderemos y ameritemos de los considerados éxitos sociales, tiene la cruz de que nos culpabilizemos de los fracasos en forma de conductas involuntarias no normativas o desajustadas socialmente y de enfermedades crónicas tanto mentales como físicas, como sucede con la patología dual (TUS y TM) y otras muchas comorbilidades crónicas como la obesidad, diabetes, asma/alergias, fibromialgia, long covid, migrañas, incluso muchas enfermedades auto inmunes. Todas ellas son, forman parte de respuestas desajustadas crónicas, que tienen una base común en su desarrollo o proceso, que una vez cristalizadas o diagnosticadas se acompañan de una intensa carga de sufrimiento para la persona y su entorno, porque no son entendidas, solo tratadas. Para mejorar la prevención y pronóstico de la cronicidad, hay que entender el proceso vital que nos lleva a ella, sin culpables, pero si desde la base de una naturaleza biológica vulnerable, diversa, diferente que nos une a nuestros padres, abuelos e hijos y que inicialmente no era patológica. Pienso que necesitamos otra mirada y enfoque hacia el enfermar crónico humano y no solo continuar en la búsqueda de terapias interestelares, llamadas personalizadas, de precisión y que también nos ciegan. Saludos alegres del neandertal hiperactivo de Sevilla