El litio es un tratamiento complejo, para cuyo manejo se require formación específica, pero que, junto al diagnóstico precoz, puede mejorar el control del trastorno bipolar.
Profundizar en el manejo de las sales de litio permitiría optimizar los resultados en el control del trastorno bipolar, sobre todo teniendo en cuenta que la experiencia acumulada muestra que alrededor de un 30 por ciento de los pacientes responden “completamente” a este tratamiento, según ha explicado a DM Ana González Pinto, presidenta de la Fundación psiquiatría y Salud Mental y jefa de Servicio del hospital Universitario de Álava, en el marco del XXIV Congreso Nacional de psiquiatría, que se celebra en el Palacio de Congresos de Valencia.
González Pinto, catedrática de psiquiatría y miembro del Cibersam, ha señalado que “hay que diferenciar tratamiento de fase aguda y tratamiento estabilizador. Mientras en el primero, sobre todo en la fase maníaca, se utilizan con mucha frecuencia antipsicóticos por su eficacia y rapidez de acción, en el de mantenimiento y prevención de recaídas hay menos fármacos eficaces. De hecho, solo algunos antipsicóticos y tres anticonvulsivantes han sido aprobados. Sin embargo, sí que tenemos un fármaco especial, que para muchos científicos de nuestro país es extraordinario: las sales de litio”.
Según la especialista, “es muy eficaz y, de hecho, un 33% de los pacientes responden completamente al litio; y un porcentaje similar no llegan a ese nivel, pero sí tienen una buena respuesta relativa”. Respecto a los candidatos, ha hecho hincapié en que “sabemos que funciona bien en un perfil más maníaco o en aquel con menos síntomas psicóticos, pero la realidad es que debemos dar la oportunidad de probarlo a todos los pacientes porque hemos visto otros tipos de perfiles que también muestran mejor respuesta que con otros tratamientos”.
Fármaco 'huérfano'
Sin embargo, ha recordado, nos encontramos ante un fármaco “huérfano”, “sin industria detrás” y “complejo”, que requiere “una formación específica” para su utilización.
La especialista ha remarcado que “es complejo porque debe ir acompañado de una terapia de aceptación, dedicar tiempo a informar detalladamente a los pacientes de los beneficios y riesgos, ya que hay que tomarlo sin olvidar pastillas, y mantener niveles estables en sangre. Por eso hay que hacer análisis de sangre periódicos”.
Por otro lado, ha incidido, “al no haber industria farmacéutica con interés comercial, no se desarrollan nuevas vías y formas de prescripción”. La complejidad viene dada por estos aspectos y también porque es un fármaco “cuya máxima eficacia se nota al cabo de meses de tratamiento”. En este sentido, “desde las sociedades científicas nos vemos con la responsabilidad de formar a los psiquiatras, y sobre todo a los más jóvenes, sobre su manejo”, como demuestra el curso desarrollado durante el congreso.