Fernando Botella publica «¿Cómo entrenar la mente?», un «gimnasio mental» para despertar nuestra cabeza.
Fernando Botella dice que «le fascinan las personas». Esta podría ser casi su carta de presentación, pues, cómo el mismo explica, ha dedicado su vida a esa «fascinación», a intentar dilucidar, aunque sea un poquito, todo lo que guarda relación con la vida y con el cerebro.
El escritor y conferenciante decidió estudiar Biología para alimentar esa curiosidad interior. Este conocimiento, unido con sus ganas de «cambiar» las cosas, hacer que Botella no haya parado un segundo. Ha escrito varios libros, es profesor de varias universidades y es el CEO de «Think&Action», empresa en la que se dedica a la transformación de organizaciones. Ahora pone a disposición de todos su conocimiento en el recién publicado «¿Cómo entrenar la mente?»
Un libro que él mismo denomina un «gimnasio» lleno de ejercicios y consejos para activar la mente y abrir todos nuestros poros para que cale bien el conocimiento que nos llega en el día a día. Fernando Botella habla con ABC Bienestar sobre este entrenamiento mental, por qué es tan importante y cómo es posible que a veces se nos olvide la importancia de no dejar de aprender.
El título de su libro hace referencia a entrenar nuestra mente. ¿Considera que, por lo general, la tenemos dormida?
Portada de «¿Cómo entrenar la mente?» - Alienta Editorial
Tenemos la mente más dormida de lo que creemos. Vivimos anclados en la rutina, algo que no tiene que ser malo, pero a veces hacemos que nuestro cerebro esté «encantado de conocerse» y no nos retemos. Debemos entrenar nuestra mente porque, si no somos capaces de cuestionar nuestro alrededor, nos quedamos atrapados.
Para empezar a entrenar la mente, ¿es el primer paso conocernos mejor a nosotros mismos?
Sin duda. Pero, el libro explico que no es suficiente conocernos bien a nosotros mismo, sino que una vez que lo hacemos, debemos ser capaces de determinar qué cambios queremos hacer y cómo vamos a realizarlos. Y esto es algo muy personal. Por ejemplo, igual que en un gimnasio, uno tiene que conocer antes de entrenar su capacidad musculatoria o cardiaca para adaptar el entrenamiento, en el «gimnasio de la mente» no todos nos beneficiamos, necesitamos o buscamos lo mismo. Hay consejos, ejercicios, planes que pueden ser más universales, pero es esencial conocernos bien para así poder elegir qué es lo que más nos va a ayudar.
¿Este entrenamiento mental nos ayuda a potenciar el desarrollo personal?
Es una de las tesis fundamentales de las que hablo; el libro empieza con una pagina que dice que la magnitud de mi ignorancia es infinitamente exponencial; no hablo de ser tonto, sino de la definición más clásica de ignorancia. El error más grande, el principal factor de fracaso, es el éxito: este hace que te paralices, entras en estado de complacencia. Las personas que no han tirado la toalla, incluso al alcazar un objetivo, son las que tienen una vida mejor.
Habla en el libro sobre la importancia de hacernos preguntas. . .
Igual que en un gimnasio cada máquina nos ayuda a una cosa, en el «gimnasio de la mente» que mencionaba antes cada cuestión que nos hacemos nos ayuda a una cosa y otra. Por un lado debemos ser capaces de cuestionarnos; nuestra mente nos miente, para protegernos, y debemos ser capaces de pararnos y pensar «¿Cuánta verdad hay en esto que estoy diciéndole?». También, es esencial cuestionar nuestro lenguaje interior; esto influye en cómo nos tratamos a nosotros mismos y en cómo hablamos con los demás
¿Debemos olvidarnos del pasado para avanzar hacia el presente?
No creo que haya que olvidar, sino entrenarnos para que el pasado no nos genere un efecto negativo. Si nos olvidamos de lo que nos ha pasado, no vamos a poder avanzar, no vamos a tener coraje suficiente. Aun así, debemos tener cuidado, porque la evocación del pasado puede volverse en nuestra contra; pensar, esto ya lo hice y me salió la, no lo volveré a hacer, termina por retenernos. Lo mismo pasa con el futuro, si nos preocupamos por lo que nunca va a pasar nos quedamos estancados. El miedo es una emoción necesaria, nos protege, pero cuando nos paraliza se vuelve una emoción tóxica.
Si pensamos mucho en el pasado, o en un posible futuro y terminamos «rumiando» mucho estos pensamientos al final ocurre lo mismo que pasa en un tiovivo: tenemos la sensación de que nos movemos, pero damos vueltas sobre lo mismo, y estamos anclados en un sitio sin realmente movernos.
En el libro habla sobre la idea de «invertir» en nosotros mismos. . . ¿Cómo podemos hacerlo?
La idea de «invertir» en nosotros la podría resumir en ocho palabras: «Nadie te puede hacer más daño que tú». Estas ocho palabras son clave, hay que entenderlas bien. Si yo soy capaz de invertir en mí, en entrenarme, en seguir queriendo dar cada vez un poquito una versión mejor de mí, en ser mejor persona para colaborar en conseguir tener un mundo mejor, si esa es mi vocación como individuo en este mundo, necesitaré entrenarme para serlo, no me vale solo con quererlo. Por ello cada uno debe tener un «plan de entrenamiento», que nos ayude.
