Autor/autores:
Katherine E. MacDuffie, Mark D. Shen, Stephen R. Dager...(et.al)
Los patrones de sueño en niños con trastorno del espectro autista (TEA) parecen diferir del desarrollo típico en el segundo o tercer año de vida. Sin embargo, se sabe poco sobre la aparición de problemas de sueño en los bebés que luego desarrollan TEA y los posibles efectos sobre el desarrollo temprano del cerebro. En un estudio de neuroimagen long...
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Los patrones de sueño en niños con trastorno del espectro autista (TEA) parecen diferir del desarrollo típico en el segundo o tercer año de vida. Sin embargo, se sabe poco sobre la aparición de problemas de sueño en los bebés que luego desarrollan TEA y los posibles efectos sobre el desarrollo temprano del cerebro. En un estudio de neuroimagen longitudinal de bebés con alto o bajo riesgo familiar de TEA, se examinaron los problemas de inicio del sueño informados por los padres en relación con los volúmenes cerebrales subcorticales en los primeros 2 años de vida.
Se incluyeron un total de 432 neonatos en tres grupos de estudio: neonatos con alto riesgo que desarrollaron TEA (N = 71), neonatos con alto riesgo que no desarrollaron TEA (N = 234) y neonatos con bajo riesgo (N = 127) . Se evaluaron los puntajes de problemas de inicio del sueño (derivados de una medida de temperamento infantil) en relación con los datos de imágenes estructurales T1 y T2 de alta resolución longitudinales adquiridos a los 6, 12 y 24 meses de edad.
Los problemas de inicio del sueño fueron más comunes a los 6-12 meses entre los bebés que luego desarrollaron TEA. Los problemas de inicio del sueño infantil se relacionaron con las trayectorias de volumen del hipocampo de 6 a 24 meses solo para los bebés con alto riesgo que desarrollaron TEA. Las relaciones cerebro-sueño eran específicas del hipocampo; no se encontraron relaciones significativas con las trayectorias de volumen de otras estructuras subcorticales examinadas (la amígdala, el caudado, el globo pálido, el putamen y el tálamo).
Estos hallazgos proporcionan evidencia inicial de que los problemas de inicio del sueño en el primer año de vida preceden al diagnóstico de TEA y están asociados con trayectorias alteradas del neurodesarrollo en bebés con alto riesgo familiar que luego desarrollan TEA. Si se replican, estos hallazgos podrían proporcionar nuevas ideas sobre el papel potencial de las dificultades del sueño en el desarrollo de ASD.
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