Un reciente reexamen del trastorno bipolar pediátrico (PBD), realizado por Peter Parry y sus colegas en esta revista (Parry et al. 2021 ), revela una vez más que el diagnóstico de una enfermedad bipolar sigue siendo un desafío, especialmente en los jóvenes, donde la Algunos utilizan el término PBD para describir la aparición de síntomas bipolares en personas menores de 18 años.
Estamos de acuerdo en general con las preocupaciones planteadas por Parry y sus colegas, ya que, para limitar aún más este descriptor, el término trastorno bipolar prepuberal (PPBD) se utiliza para describir a aquellos que experimentan lo que se cree que son síntomas bipolares antes de la pubertad (Malhi y Bell 2020 ).
Anteriormente hemos argumentado que tal vez el trastorno bipolar no debe diagnosticarse antes de la pubertad y que el término PBD debe revisarse como mínimo, si no eliminarse por completo (Malhi et al. 2020 ).
Por lo tanto, en esta breve correspondencia, no reiteramos nuestros argumentos clasificatorios ni los fundamentos clínicos y de investigación para tal cambio; en lugar de ello, centramos nuestra atención en el término en sí y consideramos por qué es intrínsecamente engañoso. Luego examinamos el desafío diagnóstico de provocar y detectar la fenomenología en la juventud antes de proponer una posible solución al designarlo como trastorno bipolar adolescente (ABD).
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