Los trastornos alimentarios son trastornos psiquiátricos multifactoriales, ya que además de los factores biológicos y ambientales, las influencias socioculturales de fondo juegan un papel importante en su desarrollo.
Actualmente, estos trastornos son muy frecuentes en las modelos de moda, ya que se enfrentan a una fuerte presión para mantener un marco corporal delgado y cumplir con ciertas medidas. De hecho, el IMC medio de la moda profesional femenina está muy por debajo del límite inferior saludable (18, 5), y alrededor de dos tercios de las modelos informan que usan intencionalmente métodos de control de peso para ponerse en forma. Esto, se debe a la alta competitividad de la industria que presiona a los modelos para que se ajusten a estas demandas de control de forma, especialmente de países de Europa del Este.
En la revista European Eating Disorders se ha publicado un estudio que tiene como objetivo proporcionar datos sobre la frecuencia de los trastornos alimentarios entre las modelos femeninas en comparación con un grupo control y revelar los factores de riesgo de los síntomas. El estudio consistió en hacer cuestionarios a través de la escala de Severidad del Comportamiento Alimentario (EBSS); que evalúa la frecuencia de alteración de la conducta alimentaria y de purga durante las 4 semanas anteriores y los 6 meses anteriores. Y también, se utilizó el inventario de Trastornos Alimentarios (EDI) junto con datos sociodemográficos y preguntas antropométricas generales.
Los diagnósticos simulados para los TCA se generaron utilizando valores de IMC definidos en el DSM‐5. El diagnóstico de anorexia nerviosa fue estipulado por los criterios IMC < 17, 0 y bulimia nerviosa ≥ 14, teniendo en cuenta los criterios diagnósticos de BN de al menos un episodio de atracón por semana y un comportamiento compensatorio (vómitos, uso de laxantes/diuréticos/píldoras para adelgazar, dieta) después del atracón.
En el estudio las modelos femeninas no mostraron diferencias significativas con respecto al grupo de control en la frecuencia de anorexia nerviosa y bulimia nerviosa, pero tenían una frecuencia significativamente mayor de la forma subclínica de anorexia nerviosa.
Finalmente, se observó que las modelos presentan una frecuencia más alta de anorexia nerviosa (AN) y bulimia nerviosa (BN) frente a las personas que no son modelos. Debido a que los modelos de moda tienen un alto riesgo de desarrollar hábitos alimenticios desordenados, experimentan presión para mantener un cierto físico y muchos de ellos usan comportamientos de control de peso, como dietas, ejercicio excesivo, uso de laxantes, vómitos autoinducidos y limpiezas con jugos.
Este, es un fenómeno que existe desde hace mucho tiempo en la industria de la moda, pero a día de hoy se sigue trabajando con regulaciones para proteger a los modelos de ser presionados para alcanzar valores de IMC no saludables y es un tema que debe seguir valorándose porque el foco del problema se encuentra en el canon de belleza que no cambia a un estándar más saludable y natural.