Autor/autores:
Mark J. Taylor, Mina A. Rosenqvist, Henrik Larsson...(et.al)
La frecuencia con la que se diagnostican los trastornos del espectro autista (TEA) ha mostrado un marcado aumento en los últimos años. Una sugerencia es que esto se debe en parte a los cambios seculares en el medio ambiente, pero, hasta donde sabemos, esta hipótesis carece de evidencia. El objetivo de este estudio es evaluar si la importancia relativa de las asociaciones gen&...
Estás viendo una versión reducida de este contenido.
Para consultar la información completa debes registrarte gratuitamente.
Tan sólo te llevará unos segundos.
Y si ya estás registrado inicia sesión pulsando aquí.
La frecuencia con la que se diagnostican los trastornos del espectro autista (TEA) ha mostrado un marcado aumento en los últimos años. Una sugerencia es que esto se debe en parte a los cambios seculares en el medio ambiente, pero, hasta donde sabemos, esta hipótesis carece de evidencia.
El objetivo de este estudio es evaluar si la importancia relativa de las asociaciones genéticas y ambientales con TEA y rasgos autistas ha cambiado en un período de 16 años y 26 años.
Se usó un diseño gemelo para evaluar si la heredabilidad de ASD y los rasgos autistas ha cambiado con el tiempo. Se utilizaron datos de 2 cohortes gemelas suecas a nivel nacional: el Registro gemelo sueco (STR; participantes nacidos entre enero de 1982 y diciembre de 2008) y el Estudio de gemelos infantiles y adolescentes en Suecia (CATSS; participantes nacidos entre enero de 1992 y diciembre de 2008). Se identificaron diagnósticos de trastorno del espectro autista para gemelos en el STR, con seguimiento hasta 2013. Los cuestionarios asignaron diagnósticos de detección de TEA a los participantes de CATSS y evaluaron los rasgos autistas. Los análisis se realizaron del 1 de septiembre de 2018 al 31 de marzo de 2019.
Cada muestra se dividió en varias cohortes de nacimiento que abarcaron 1982 a 1991 (solo para el STR), 1992-1995, 1996-1999, 2000-2003 y 2004-2008.
Evaluamos si la variación genética y ambiental subyacente en los rasgos autistas cambió entre las cohortes de nacimiento y examinamos si la contribución relativa de la genética y el ambiente a la responsabilidad por el autismo cambió entre las cohortes de nacimiento.
Los datos estaban disponibles para 22678 pares de gemelos (5922 parejas del mismo sexo femeninas [26. 1%], 5563 parejas masculinas del mismo sexo [24. 5%] y 11193 parejas del sexo opuesto [49. 4%]) en los pares STR y 15280 (4880 parejas del mismo sexo femeninas [31. 9%], 5092 parejas masculinas del mismo sexo [33. 3%] y 5308 parejas del sexo opuesto [34. 7%]) en CATSS. La heredabilidad de los diagnósticos de TEA en el RTS varió de 0. 88 (IC 95%, 0. 74-0. 96) a 0. 97 (IC 95%, 0. 89-0. 99). La heredabilidad de los diagnósticos de detección en CATSS varió de 0. 75 (IC 95%, 0. 58-0. 87) a 0. 93 (IC 95%, 0. 84-0. 98). Los rasgos autistas mostraron un aumento modesto de la varianza con el tiempo que se asoció con aumentos en la varianza genética y ambiental, y la varianza total aumentó de 0. 95 (IC 95%, 0. 92-0. 98) a 1. 17 (IC 95%, 1. 13-1. 21) con el tiempo.
Se encontraron pruebas débiles de los cambios en los factores genéticos y ambientales subyacentes a los TEA y los rasgos autistas a lo largo del tiempo. Los factores genéticos desempeñaron un papel consistentemente mayor que los factores ambientales. Por lo tanto, es poco probable que los factores ambientales expliquen el aumento en la prevalencia de TEA.
Para acceder al texto completo consulte las características de suscripción de la fuente original:https://jamanetwork. com/
