La investigación sobre la calidad en educación ha producido abundantísima literatura. Una de las líneas que ha producido resultados más consistentes es la de escuelas eficaces y mejora escolar, cuyos inicios se remontan al Informe Coleman (1966), como reacción a sus pesimistas conclusiones sobre el casi nulo papel atribuido a la escuela y los profesores para combatir las desigualdades de origen socioeconómico con las que los alumnos llegan a la escuela.
Clima y satisfacción del profesorado.
Arturo Galán González.
Profesor de Métodos de Investigación y diagnóstico en Educación
Facultad de Educación.
UNED.
La investigación sobre la calidad en educación ha producido abundantísima literatura. Una de las líneas que ha producido resultados más consistentes es la de escuelas eficaces y mejora escolar, cuyos inicios se remontan al Informe Coleman (1966), como reacción a sus pesimistas conclusiones sobre el casi nulo papel atribuido a la escuela y los profesores para combatir las desigualdades de origen socioeconómico con las que los alumnos llegan a la escuela.
El movimiento de escuelas eficaces, a lo largo de estos decenios, ha probado empíricamente la importancia de numerosos factores –tanto a nivel de centro como de aula– para mejorar el rendimiento académico. Entre ellos, el clima escolar, entendido generalmente como un clima seguro y ordenado, emerge como uno de los factores con un efecto probado sobre el rendimiento académico de los alumnos.
Por otra parte, la investigación sobre el clima escolar es un campo también enormemente amplio, con hallazgos bastante satisfactorios sobre su medida y sus efectos (Algunos modelos de referencia son los de Tagiuri, 1968; Likert, 1969 o Anderson, 1982).
En nuestros estudios, centrados en los efectos del clima de trabajo del profesorado sobre el rendimiento escolar y la satisfacción del profesorado, hemos podido refrendar algunos resultados obtenidos en la literatura norteamericana, incluyendo productos no cognitivos en nuestro modelo.
Entre los resultados más destacables, encontramos que el clima de trabajo del profesorado tiene un efecto moderado sobre la percepción del rendimiento escolar de los alumnos de primaria y secundaria. Pero, lo que es más importante, al incluir un producto no cognitivo en el modelo como es la satisfacción del profesorado, encontramos que ésta depende esencialmente del constructo fundamental para definir el clima: el sistema social (definido a partir de la valoración de las relaciones interpersonales, grado de comunicación y confianza y existencia de grupos de profesores cohexionados en el centro).
Entonces, ¿qué se puede hacer para mejorar el grado de satisfacción del profesorado? Ha quedado patente que el sistema social (relación, comunicación, confianza. . . ) tiene un efecto directo y muy importante sobre la satisfacción (en términos numéricos, por cada 10 puntos de mejora del sistema social se ganaría 6, 9 en satisfacción), que a su vez se ve favorecido directamente por el reconocimiento de su labor por parte de la comunidad educativa (medio) y por la cultura del centro. Por tanto, todas las acciones encaminadas a valorar el papel que desempeña el profesorado y los directivos (tanto desde el centro como socialmente) no será en vano, así como aquellas que propicien la comunicación interpersonal y la formación y pertenencia a grupos, tanto formales (asociaciones profesionales, organizaciones, equipos didácticos, etc. ) como informales (a partir de diversos intereses).
Al ser el clima y la satisfacción variables perceptivas, encontramos bastante variabilidad en las puntuaciones dentro de un mismo centro, lo que indica las diferencias interindividuales a la hora de percibir el ambiente y la propia valoración del trabajo. Así, en investigaciones posteriores comprobamos que el grado de satisfacción de los profesores conforma su visión sobre el nivel de rendimiento que obtienen los alumnos en el centro. Sin embargo, curiosamente, encontramos que los valores sobre la percepción del rendimiento no tienen relación con los resultados que de hecho obtienen los alumnos (calificaciones escolares o porcentaje de titulación en la ESO).
En definitiva, un clima positivo en los centros escolares propicia una mejora en la satisfacción del profesorado, lo que resulta también determinante para tener una visión positiva del funcionamiento del centro escolar al que se pertenece y, en conclusión, a generar mejores entornos de aprendizaje para los estudiantes.
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