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Menor riesgo para quienes acuden a una sala de consumo higiénico.

Fecha Publicación: 01/01/2004
Autor/autores: M. Segador

RESUMEN

Médicos del Mundo presenta la Sala de Consumo de Menor riesgo como una ampliación de los servicios y actividades desarrolladas en sus programas de cuarto Mundo. Con este nuevo recurso, situado en el corazón de la ciudad y al mismo tiempo muy próximo a la escena abierta de consumo, se pretende el acercamiento a personas usuarias de drogas en situación de grave exclusión social, que no acude a los centros de la red sanitaria pública y con un grave deterioro físico, social y psicológico. En Euskadi y en concreto en Bizkaia existe una población drogodependiente, marginal, con graves enfermedades, que tradicionalmente consumía heroína por vía parenteral, y actualmente está tendiendo al consumo de cocaína por esta misma vía, lo que agrava aún más su situación pues el uso compulsivo de la misma y un craving más intenso, lo que aumenta las prácticas de riesgo, observándose además el agravamiento de cuadros psiquiátricos previos. Se trata de un recurso donde se permite el consumo de sustancias en condiciones de tranquilidad, relax, higiene, intimidad, con la continua supervisión de personal especializado.

Estamos ante un recurso específico para el consumo, diferenciándose de Centros de Acogida o Centros de Día, que ya existen en la comunidad, donde se pretende un abordaje socio-sanitario, mejorar la calidad de vida de los usuarios de drogas y facilitar su integración en la red social y sanitaria normalizada. Ya en 1990, la Comisión Mixta Congreso-Senado para el Estudio de la Droga propuso diversas medidas entre las que se señalaba ?habilitar, en las grandes ciudades, centros abiertos 24 horas para situaciones que requieran una atención inmediata. Posteriormente otras instituciones públicas han insistido en este tipo de medidas, y más recientemente, desde la propia Dirección de Drogodependencias del Gobierno Vasco. Así surgieron lo que en un principio se denominó centros de emergencia social y posteriormente centros de encuentro y acogida hasta llegar, siguiendo siempre con los programas de reducción de daños y riesgos, hasta los centros de consumo higiénico Las salas de consumo higiénico fueron concebidos como una pragmática estrategia de reducción de daños para un colectivo de consumidores concentrados en la escena abierta del consumo de drogas, caracterizados por el gran deterioro de sus condiciones sanitarias, que además causaban alarma o mucha visibilidad pública asociada al uso, compra y venta de sustancias ilegales (Dolan et al. , 2002).

La primera iniciativa fue llevada a cabo en Suiza, en Berna, en los años 80. Desde ese momento hasta la actualidad existen dispositivos de estas características, en más de 60 ciudades por el mundo occidental: ciudades alemanas, holandesas, suizas, australianas, en Vancouver, y también en Barcelona, Madrid y Bilbao. Las salas de consumo higiénico son espacios reservados donde es posible el consumo de sustancias ilegales en condiciones higiénicas, con las prestaciones higiénicas adecuadas para reducir o eliminar riesgos asociados al uso de drogas, favoreciendo la salud de usuarios/ as y de su entorno.


Palabras clave: Consumo de menor riesgo, Integración social, Reducción de daños, Usuarios de drogas
Tipo de trabajo: Conferencia
Área temática: Adictivos, Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos .

Menor riesgo para quienes acuden a una sala de consumo higiénico.

A. Picaza; E. Bartolomé; I. Markez; J M. Marco; L. Iturriaga; M. Segador; M. Ahedo; M. Póo; U. Elordui (*).

(*) Centro de Consumo Higiénico de Médicos del Mundo. C/ Bailen, 1. Bilbao
Tfno: 94.4790322;

E-mail: saladeconsumoeuskadi@medicosdelmundo.org

PALABRAS CLAVE: Consumo de menor riesgo, Reducción de daños, Usuarios de drogas, Integración social.

[2/2/2004]


Resumen

Médicos del Mundo presenta la Sala de Consumo de Menor Riesgo como una ampliación de los servicios y actividades desarrolladas en sus programas de cuarto Mundo. Con este nuevo recurso, situado en el corazón de la ciudad y al mismo tiempo muy próximo a la escena abierta de consumo, se pretende el acercamiento a personas usuarias de drogas en situación de grave exclusión social, que no acude a los centros de la red sanitaria pública y con un grave deterioro físico, social y psicológico.

En Euskadi y en concreto en Bizkaia existe una población drogodependiente, marginal, con graves enfermedades, que tradicionalmente consumía heroína por vía parenteral, y actualmente está tendiendo al consumo de cocaína por esta misma vía, lo que agrava aún más su situación pues el uso compulsivo de la misma y un craving más intenso, lo que aumenta las prácticas de riesgo, observándose además el agravamiento de cuadros psiquiátricos previos.

Se trata de un recurso donde se permite el consumo de sustancias en condiciones de tranquilidad, relax, higiene, intimidad, con la continua supervisión de personal especializado. Estamos ante un recurso específico para el consumo, diferenciándose de Centros de Acogida o Centros de Día, que ya existen en la comunidad, donde se pretende un abordaje socio-sanitario, mejorar la calidad de vida de los usuarios de drogas y facilitar su integración en la red social y sanitaria normalizada.

Ya en 1990, la Comisión Mixta Congreso-Senado para el Estudio de la Droga propuso diversas medidas entre las que se señalaba “habilitar, en las grandes ciudades, centros abiertos 24 horas para situaciones que requieran una atención inmediata. Posteriormente otras instituciones públicas han insistido en este tipo de medidas, y más recientemente, desde la propia Dirección de Drogodependencias del Gobierno Vasco.

Así surgieron lo que en un principio se denominó centros de emergencia social y posteriormente centros de encuentro y acogida hasta llegar, siguiendo siempre con los programas de reducción de daños y riesgos, hasta los centros de consumo higiénico
Las salas de consumo higiénico fueron concebidos como una pragmática estrategia de reducción de daños para un colectivo de consumidores concentrados en la escena abierta del consumo de drogas, caracterizados por el gran deterioro de sus condiciones sanitarias, que además causaban alarma o mucha visibilidad pública asociada al uso, compra y venta de sustancias ilegales (Dolan et al., 2002). La primera iniciativa fue llevada a cabo en Suiza, en Berna, en los años 80. Desde ese momento hasta la actualidad existen dispositivos de estas características, en más de 60 ciudades por el mundo occidental: ciudades alemanas, holandesas, suizas, australianas, en Vancouver, y también en Barcelona, Madrid y Bilbao.

Las salas de consumo higiénico son espacios reservados donde es posible el consumo de sustancias ilegales en condiciones higiénicas, con las prestaciones higiénicas adecuadas para reducir o eliminar riesgos asociados al uso de drogas, favoreciendo la salud de usuarios/ as y de su entorno.

 

¿Para qué?

Este tipo de centros, plantea pocas exigencias al usuario, siendo objetivos prioritarios el contacto con drogodependientes excluidos, ofrecer atención y cuidados para la mejora de su deterioro físico y personal y poder facilitar la relación con otros centros sanitarios y sociales.

La nuevas posibilidades de intervención que se plantean con la apertura de este tipo de centros se integran en los Programa de Reducción de Riesgos entendidos como conjunto de estrategias, tanto individuales como colectivas, que se desarrollan en el ámbito social, sanitario y terapéutico encaminadas a minimizar los efectos negativos relacionados con el consumo de drogas (Mino, 1993). Significa un paso adelante en la necesarias políticas de reducción de daños y riesgos.

Médicos del Mundo presenta este proyecto como ampliación de los servicios y actividades desarrolladas en estos últimos años con población marginal emigrantes y extranjeros que residen con frecuencia en los mismos ámbitos que los sectores a quienes se pretende acceder, población drogodependiente que no acude a los centros de la red sanitaria pública.

Este centro que en su origen puede tener un funcionamiento como centro de emergencia, con horario de día o de noche, en un futuro no lejano se deberá complementar con la ya necesaria intervención con espacios para consumo higiénico.

Con algunas Limitaciones:

No es un centro de tratamiento de drogodependencias; No es un centro de atención primaria; No es un centro de servicios sociales.
Sí es un centro dirigido a población con una problemática específica, que requiere la presencia de profesionales con conocimiento y comprensión de este campo.

 

¿Para quienes?

En el País Vasco, y en concreto en Bizkaia, existe una población drogodependiente, marginal, con enfermedades graves (infección por VIH, tuberculosis, hepatitis,...) que pueden contagiar, que no acude a los dispositivos sanitarios o sociales de tratamiento, apoyo o rehabilitación, constituyendo una población de alto riesgo sociosanitario para sí mismos y para su entorno.

Aunque esta pendiente una investigación específica que aborde los aspectos cualitativos y cuantitativos de esta población, verdadero cuarto mundo en el corazón urbano, sí existen algunos datos parciales reflejados en otros estudios sobre los programas de metadona (Markez y otros, 2000), emigrantes (Esteban y Díaz, 1997),.. o en memorias de diferentes ONGs, e incluso a través de la opinión de los técnicos que trabajan diariamente en la atención a personas drogodependientes.

Si atendemos al estudio anteriormente referido de los programas de metadona en el País Vasco (Markez y cols, 2000):

· Un 35,7% refiere seguir consumiendo heroína de forma ocasional y un 0,8% diariamente estando integrados en algún programa con metadona.

· La proporción de personas entrevistadas que manifestaban seguir utilizando la heroína por vía inyectada era del 23,1%. En el caso de la cocaína la prevalencia se mantenía en un 26,3% durante su estancia en programa de mantenimiento con metadona.

De esta subpoblación, cercana a 300 personas en la provincia de Bizkaia, una parte considerable de ellas sería candidata a participar del nuevo recurso.

Existe un número por determinar pero considerable y preocupante que no acude, o no lo hace regularmente, a los centros de tratamiento. Gentes que quizá han estado en programas de metadona habiéndolos abandonado por no satisfacer sus expectativas o no poder adecuarse a su organización ó sencillamente que tiene dificultades para integrarse en los servicios públicos normalizados, que sienten alejados de su realidad (prostitutas, mendigos,....)

También están las personas con trastornos de adicción por consumo de heroína y cocaína por vía intravenosa. Inmersos en la marginalidad cultural y social, siendo inmigrantes en situación ilegal, transeuntes, pertenecientes a minorías étnicas, sin vivienda estable. También hay personas de estos grupos que no reciben atención sanitaria alguna, porque no tienen tarjeta sanitaria, porque carecen de costumbre, por abandonismo, etc., no yendo a las revisiones periódicas recomendables. No obstante, son personas con múltiples problemas orgánicos, patologías infectocontagiosas, débil nutrición, etc. Siendo población de alto riesgo para sí mismos y para su entorno.

Y para toda esta gente, que va a seguir consumiendo drogas ilegales, hoy en las peores condiciones de salud, no existe centro alguno.

 

Objetivos

- Aceptación de la drogodependencia como fenómeno social

- Mejorar la calidad de vida de los usuarios de drogas, evitando los consumos inadecuados, la trasmisión de enfermedades infecciosas,....

- Disminuir las barreras para el acceso a los servicios sociosanitarios, favoreciendo la accesibilidad a los mismos, favoreciendo la motivación para un posible tratamiento.

- Reducir los riesgos y daños producidos por el consumo de drogas.

- Integrar medidas de menor riesgo en el consumo de sustancias. Promover cambios en el comportamiento, hábitos y actitudes saludables en las personas drogodependientes

- Contactar con adictos que no solicitan ayuda y se hallan en situaciones de emergencia social y psicofísica

- Favorecer aquellas medidas que limiten o eviten la marginación de personas por su consumo de drogas.

- Reducir las molestias en la comunidad a través de un lugar privado para utilizar sustancias ilegales lejos de la escena abierta.

- Crear mecanismos que favorezcan la reducción de consumos y de consumidores.

- Ayudar en momentos críticos, momentos difíciles y de carácter social: salida de la cárcel, pérdida de vivienda, rupturas familiares,...

 

Ubicación

Esta cuestión tradicionalmente suele ser especialmente conflictiva. Si se ubica en zonas periféricas y marginales se alega que aunque se trata de arreglar algunas situaciones, al tiempo se agudiza el deterioro social al acudir otras gentes “problemáticas” ajena a ese lugar. Si se ubica en zonas céntricas urbanas, se alega que aumenta la inseguridad ciudadana en zonas normalizadas.

Por las experiencias llevadas a cabo en diferentes lugares europeos (Ámsterdam, Rótterdam, Lausanne, Berna, Liverpool, Madrid, Zurich, Bonn, Hamburgo, Ginebra,...) resultaría lugar adecuado:

Zonas céntricas urbanas, donde en las cercanías suelen existir hospedajes baratos y lugares de estancia para transeúntes.

Zonas de conflictividad específica, en barrios donde en notoria la precariedad de algunos residentes (inmigrantes, prostitución, ...)

La ubicación propuesta desde Médicos del Mundo en Bilbao reúne diferentes características apropiadas:

Está próximo a las zonas deprimidas y de conflictividad social con población drogodependiente desde hace años (barrios de Zabala, San Francisco,...) y al tiempo en el mismísimo corazón del Bilbao, próximo a El Arenal, el teatro Arrtiaga, la estaciones de Santander y Abando, la Gran Vía,...

Es zona de poco tránsito por peatones y se halla cercano a medios de transporte, sanitarios y recursos sociales.

Es una ubicación que puede limitar algunas manifestaciones de incomprensión social y de conflictividad vecinal que hemos conocido en relación a otros dispositivos para la atención de sectores marginales. Máxime tras la experiencia de esos años pasados, atendiendo a población de cuarto mundo emigrantes extranjeros residentes en Bilbao.

Las personas con mayores problemas de marginalidad, entre quienes en los últimos años han venido accediendo a los programas de metadona o a los programas de intercambio de jeringuillas, se siguen concentrando en lugares concretos de los barrios de S. Francisco, Bilbao la Vieja, en Muelle Marzana, puente de San Antón, antigua estación de la Naja, Casco Viejo, etc.

Para situar brevemente algunas características de un sector importante de la población a atender basta reflejar algunos datos de la zona limítrofe y núcleo problemático constituido por los barrios de S. Francisco, Zabala y Bilbao la Vieja. Tienen importantes tasas de desempleo (41% en Bilbao la Vieja, 39% en S. Francisco, 29% en Zabala,...) con un fracaso escolar que asciende al 50% de la población joven; problemática de consumo y tráfico de drogas arraigada en la zona con cifras elevadas de personas que han sido detenidas y que han pasado por la cárcel; cifras elevadas de desestructuración familiar (más del 80% en Bilbao la Vieja); carencia de cualificación profesional en torno al 80% en esa zona; Son datos que orientan a pensar que es una población de alto riesgo (alcoholismo, drogodependencias, malos tratos, separaciones abandonos,..).

Se calcula así mismo, la residencia de más de cuatro mil personas extranjeras de países del tercer mundo, casi 500 personas dedicadas a la prostitución, personas sin hogar, etc. Todo ello unido a la debilidad en recursos sociales, sanitarios, culturales,... hacen que esta zona sea especialmente vulnerable desde el punto de vista de la exclusión social.

 

Programas de reducción de daños en la sala de consumo higiénico 1

En los diferentes espacios del centro de consumo con menor riesgo (zona de Higiene, de Estancia y Reposo, de Equipo, Sala de consumo higiénico) se desarrollan o lo haran próximamente algunos programas relacionados con:

· Asesoramiento, derivación y acompañamiento a recursos de referencia de la red médica y social normalizada (hospitales, centros de planificación familiar, módulos psicosociales, ambulatorios, comedores, roperos, inserción socio laboral...).

· Asistencia sanitaria básica relacionada con el consumo de drogas o con las condiciones de precariedad social (vacunas, abscesos, pies, enfermedades comunes...).

· Educación para la salud, individual y colectivamente (talleres) trabajar aspectos preventivos relacionados con la inyección, sobre anatomía del cuerpo humano, hepatitis C, y trasmisión del VIH, cuidados básicos (pies...).

· Resucitación y gestión de la sobredosis, taller dirigido a los profesionales que trabajan en el dispositivo y a los usuarios, en donde se sensibiliza y se capacita para identificar, gestionar o atender en situaciones de emergencia. (buscar teléfono, números de emergencia, posición de espera, mirar respiración...). Al igual que la formación en utilización de la naloxona (antagonista opiode) en sobredosis. Esta iniciativa utilizada ya en Barcelona por los profesionales que trabajan en Can Tunis, ha demostrado su eficacia y el efecto sobre los pares que tiene la formación en este aspecto.

· Inyección asistida, asesorada, segura e íntima, a través de una sala en donde consumir su propia sustancia en un espacio tranquilo con un equipamiento estéril (agua, toallas, ácido cítrico, filtro, jeringuillas, goma de torniquete) y personal sanitario.

· Talleres de nutrición, de especial interés en un colectivo de personas en situación precaria, envueltas en el trabajo diario de consecución de sustancia y consumiendo sustancias (cocaína, por ejemplo) anorexígenas.

· Sexo seguro, el cambio de conducta de riesgo sexual es más difícil de lograr que el de la conducta parenteral. Se pretende evitar infección de usuarios no infectados, evitar reinfecciones en ya infectados, reducir diseminación VIH y ETS, sensibilizar a afectados en su papel de agentes de prevención.

· Resolución de conflictos, con un enfoque integral desde la perspectiva del usuario, la comunidad y los profesionales que trabajan en el dispositivo, generar habilidades que faciliten la gestión positiva de los conflictos, la toma de decisiones consensuadas, la sensibilización por parte del vecindario. Centrándonos en el usuario y la negociación cooperativa, en procesos muy sencillos basados en la escucha activa, la asertividad y la comunicación dirigida a su relación con instituciones (juzgados, comisarías de policía, servicios sanitarios y sociales, otros pares...).

· Consumo fumado, a través de la posibilidad del acceso a una sala de consumo fumado que dispone a su vez de un material estéril compuesto por pipas, papel aluminio etc... como medida ante fracasos de la inyección.

· Counseling y seguimiento psicosocial,

· Trabajo ocupacional, dirigido a la comunidad y al dispositivo: recogida de jeringuillas y basura en los alrededores del centro y trabajo en el centro a través del pequeño bar-cafetería o limpieza.

Ocurre además que una vez enganchados en la dependencia y en el tráfico, aunque pueda ser para favorecer su propio consumo, las complicaciones judiciales y sanitarias son mayores para los extranjeros, por tener menor apoyo social y estar indocumentados en muchas ocasiones (Esteban y Díaz,1997).

El trabajo desde el dispositivo, debe contemplar transversalmente esta realidad cada vez más patente en nuestras ciudades, fomentando la formación en la interculturalidad, con el fomento de mayores niveles de conciencia sobre la diversidad cultural y la preparación con recursos cognitivos necesarios para percibir y analizar las desigualdades sociales, realizar propuestas de trasformación, comprender dinámicas de cambio, posicionarse críticamente en la intervención social.

Intervenciones más específicas que trabajen en la gestión, acompañamiento y counseling de casuísticas que acompañan más frecuentemente a este colectivo (documentación, recursos legales,... 

 

La evaluación

Como todo recurso sociosanitario debe tener presente la evolución como práctica para optimizar su actividad y organización, máxime al tratarse de un servicio de nueva creación, lo que exigirá con la práctica ajustes y cambios en las necesidades reales. Procedimiento evaluativo en conformidad con la puesta en marcha y sistema de información y evaluación que recoja los datos más relevantes según indicadores elegidos, para su posterior análisis.

Evaluación de procesos

Resulta dinámica y se refiere a aspectos técnicos de funcionamiento del equipo, funciones, relación con el entorno, coordinación, adecuación de objetivos y estructura organizativa... La evaluación continuada del proceso, y del impacto en la comunidad y en los usuarios, permite a través de los resultados tranquilizar a los diferentes actores (comunidad, políticos, usuarios, medios de comunicación, equipo terapéutico...) a la vez que permite la actualización, ajuste y detección de problemáticas emergentes para la innovación constante de las diferentes actuaciones, necesario para que este tipo de programas se ajusten a la realidad de la calle y no al revés.

Considerar la eficiencia, relacionando los datos sobre afectos y actividad con los referidos a recursos humanos y materiales utilizados

Considerar el Impacto, tras un tiempo de funcionamiento para conocer la repercusión en la comunidad más cercana, entre las instituciones, la opinión de los usuarios (y/o familiares) y evaluar los resultados frente a las previsiones iniciales,

La metodología del trabajo en este campo debe ser contemplada desde un principio y todo el personal de la plantilla implicado en esta labor aunque sobre alguna persona en concreto recaiga la actividad integradora. Metodología de trabajo en este aspecto, sobre reducción de riesgos asociadas a drogas, desde una perspectiva cuantitativa pero sobre todo cualitativa y de rápido acceso que nos permita, valorar las actuaciones que estamos realizando, diagnosticar necesidades y demandas de la población diana, del propio equipo o de la comunidad y generar información y conocimiento sobre el estado de la cuestión. (Igia, 2002)

Las posibilidades de actividades de reducción de riesgos y daños alrededor y en el marco de una sala de consumo higiénico son múltiples y deben ir ajustándose continuamente, no se deben implantar las actividades sólo porque en otros sitios hayan funcionado, porque a un profesional se le dan bien o este formado en determinada cuestión, porque desde la dirección se sugiere sino que deben de estar sujetas a verdaderas necesidades y no solaparse con actuaciones que desde la red normalizada de atención sanitaria, social o laboral se estén realizando, no debemos olvidar que uno de los objetivos de este dispositivo es su labor de puente hacia la red ya existente, por lo que hay que reflexionar y evaluar siempre la pertinencia de las actividades que se vayan a realizar.

Una vez se crea pertinente esta actuación se debe evaluar el efecto de esta y siempre se debe estar atento (que no significa de manera intuitiva, sino con una metodología de trabajo) a las nuevas cuestiones emergentes.

De todas formas, este especial énfasis en la evaluación desde un primer momento y como necesidad continua y dinámica, que no debe confundirse con elaborar memorias o inventariar actuaciones, no debe coartar las iniciativas que anteriormente han resultado aunque sin trasladarlas al 100%. Partiendo de este punto, se pasa a partir de ahora a enumerar y describir intervenciones susceptibles de desarrollar en este marco, siempre y cuando sean precedidas de una labor de valoración de la pertinencia y siempre a través de la recogida de la información (cualitativa) de los diferentes actores. No se trata de imponer o vender sino implicar para que las intervenciones sean efectivas, eficientes y eficaces.

 

Referencias bibliográficas

- Markez, I.; Iraurgi, I.; Póo, M. y otros (2000). Los programas de mantenimiento con metadona en la CAPV. Edita Consejo Colegios de Farmacéuticos de Euskadi. Bilbao.

- Esteban, ML. y Díaz, B. (1997). La salud de los inmigrantes extranjeros en el barrio de San Francisco, Bilbao. Edita Fundación EDE. Bilbao.

- Nieva, O.; Baulenas, G. y Borras, T. (1995). Centros de Encuentro y Acogida. IPSS y Grup Igia, Barcelona.

- Mino, A. (1993). Evolution de la politique de soins en matière de toxicomanie: la reduction de risques. Geneve.

- Coordinadora de Grupos de Bilbao la Vieja, S. Francisco y Zabala (2000). Propuestas de la Comisión socio-comunitaria al Plan de Rehabilitación. Bilbao.

- The Lindesmith Center (1999). Safer Injection Rooms. New York.

- Dolan, K. Et al. Drug consumption facilities in Europe and the establishment of supervised injecting centre in Australia. Drug and Alcoholic Review 2000 19: 337-346.

- García-Mina, A. Los grupos de reflexión con mujeres. Género y psicoterapia. UPCO Servicio de publicaciones. Madrid, 2000.

- Grup Igia. Guía para diseño de proyectos de investigación. Proyecto Requala. Barcelona 2002.

- Markez, I.; Póo, M. Intégration et santé mentale des jeunes immigrés: ne sont pas des maladies, pas même des délinquants. Jornadas Europeas sobre Jóvenes Transeúntes, 23 y 24 de mayo de 2002, en el Parlamento Europeo. Bruxelles.

- Stoever, H. Consumption Rooms- a middle ground between heath and public orders concers. Journal of Drugs Issues 0022-0426/02/02: 597-606

- Zubero, I y otros. 2003. Problemática y necesidades del colectivo de drogodependientes en situación de exclusión social en Bizkaia. Diputación foral de Bizkaia. Bilbao.

- Markez, I. y Póo, M. (2000). Drogodependencias: Reducción de daños y riesgos. Informe 4. Edita Observatorio Vasco de Drogodependencias del Gobierno Vasco. Vitoria-Gasteiz.

- Iraurgi, I; Angulo, P. 2003.Situación psicosocial de consumidores de heroína no adscritos a tratamiento en el País Vasco. Informe 9. Observatorio Vasco de Drogodependencias. Vitoria-Gasteiz.

 

Notas

1 Estas intervenciones tienen en muchas ocasiones como destinatarios además de los usuarios a los profesionales que trabajan en el dispositivo, aunque con distinta metodología e intensidad, tomando otra perspectiva y desde la adecuación de los contenidos al trabajo diario, los temas en general son comunes para los dos grupos.


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