Evidencia empírica para comprender el factor humano para realizar pruebas rápidas y efectivas contra el SARS-CoV-2

En cuatro recopilaciones de datos transversales de métodos mixtos realizadas entre diciembre de 2020 y marzo de 2021 ( n= 4. 026), mostramos que la mayoría de los sujetos estaban dispuestos a realizar la prueba a pesar de la desconfianza y el desconocimiento sobre la validez de las pruebas rápidas. La evidencia experimental muestra que los bajos costos y el acceso a eventos podrían aumentar las intenciones de prueba.

La notificación obligatoria y el aislamiento después de resultados positivos no se identificaron como obstáculos importantes. En cambio, asumir que las pruebas y el aislamiento pueden ralentizar la pandemia y la posibilidad de proteger a otros se relacionaron con una mayor disposición a hacerse la prueba.

Si bien no encontramos evidencia de compensación de riesgo para pruebas anteriores, la evidencia experimental sugiere que existe una tendencia a mostrar menos uso de máscaras y distanciamiento físico en un grupo de individuos evaluados. Una breve intervención de comunicación redujo el comportamiento complaciente. Las recomendaciones derivadas podrían hacer de las pruebas rápidas un pilar exitoso del manejo de una pandemia.

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