Por Amelia Marti del Moral, Jefa del grupo de Obesidad infantil de la SEEDO
El consumo de dietas altas en grasas saturadas, azúcares y carbohidratos refinados en todo el mundo contribuye a la prevalencia de la obesidad y la diabetes tipo 2, lo que se asocia con un aumento del riesgo de patología grave y de mortalidad relacionada con la Covid-19.
Diversos estudios muestran que el consumo excesivo de ácidos grasos saturados puede inducir un estado de lipotoxicidad y activación del sistema inmune innato en macrófagos, células dendríticas y neutrófilos. De forma que se estimulan vías de señalización inflamatorias que producen mediadores proinflamatorios y otros efectores del sistema inmune innato. En modelos animales se ha visto que el consumo de dietas altas en grasa aumenta la infiltración de macrófagos en el tejido pulmonar, específicamente en los alvéolos. Esto es especialmente relevante para los pacientes con Covid-19, dada la alta tasa de infección entre las células epiteliales alveolares pulmonares y la implicación de la inflamación del tejido pulmonar y el daño alveolar en estos casos.
En personas mayores se ha observado que tienen una mayor sensibilidad a los moduladores inflamatorios, por lo que el consumo de dietas poco saludables por parte de estos grupos puede suponer un mayor riesgo para la patología grave de Covid-19. En estos pacientes los recuentos de células T y B estaban significativamente más bajos; por lo tanto, podría haber una posible sinergia entre el consumo de una dieta occidental y la gravedad de Covid-19 por el deterioro de la inmunidad adaptativa.
“Es fundamental un estilo de vida saludable para reducir la susceptibilidad y las complicaciones a largo plazo de la Covid-19”
Por otro lado, la inflamación periférica causada por Covid-19 podría tener consecuencias a largo plazo en aquellos que se recuperan, llevando a condiciones médicas crónicas como la demencia y la enfermedad neurodegenerativa, probablemente a través de mecanismos neuroinflamatorios que pueden ser agravados por una dieta poco saludable.
Por el contrario, el consumo de alimentos saludables tiene un efecto antiinflamatorio, incluso en presencia de patologías como la obesidad. Por eso, un cambio en los hábitos alimentarios que conlleve el control del peso podría tener beneficios a largo plazo en la prevención de enfermedades, incluyendo la Covid-19; es más, podría aumentar la eficacia de las vacunas, ya que se sabe que las vacunas son menos efectivas en personas obesas.
La Sociedad Española de obesidad (Seedo) ha llevado a cabo diversas iniciativas para promover una nutrición óptima, como el “Decálogo contra la obesidad”, el “Decálogo de gastronomía saludable” y, en tiempos de confinamiento, el “Decálogo para cuidarse en familia durante la pandemia de coronavirus” dirigido a la población infantil y un decálogo de recomendaciones postconfinamiento.
Ahora más que nunca, el acceso más amplio a una nutrición óptima debe ser una prioridad y las personas deben ser conscientes de la importancia del estilo de vida saludable para reducir la susceptibilidad y las complicaciones a largo plazo de la Covid-19.