La motivación es el componente integral de la experiencia humana. Los niños exploran espontáneamente elementos novedosos, y los adultos se involucran de forma autónoma en nuevas aficiones, incluso en la ausencia de claros reforzadores extrínsecos. Por lo tanto, no todas las acciones son impulsadas por estímulos externos tangibles, que son motivaciones 'extrínsecas', sino que están motivadas por impulsores más internos, conocidas como las motivaciones 'intrínsecas'.
El interés y el disfrute en una actividad pueden impulsar la motivación intrínseca al generar "flujo", un estado prolongado de concentración y disfrute durante la participación en la tarea.
Por otro lado, la motivación extrínseca proviene de la voluntad y la intención que fomentaron el logro de la meta, enfatizando la influencia de la expectativa de la meta en la acción y el control. Además, participa el enfoque explícito de los incentivos, y la acción motivada está impulsada únicamente por la necesidad de reducir los errores de predicción de la recompensa, o el desajuste entre la expectativa y el resultado. Sin embargo, la motivación intrínseca, puede ocurrir para resultados novedosos o comportamientos que son inciertos o ambiguos.
A partir de estudios de fotoestimulación de las proyecciones de la amígdala GABAérgica, se ha observado que la motivación intrínseca y extrínseca reflejan diferentes circuitos cortico-estriados-límbicos. Aunque es probable que se de una combinación de factores intrínsecos y extrínsecos en la fase de deliberación previa a la toma de decisiones para guiar el comportamiento motivado, ya que a pesar de ser procesos conceptualmente distintos, los intentos de definirlos formalmente han identificado varios mecanismos por los cuales interactúan.
Una disfunción en la motivación intrínseca representa una faceta transdiagnóstica importante de la sintomatología psiquiátrica, que a menudo se clasifica en construcciones psicológicas distintas, como la apatía en los trastornos neurológicos, la anhedonia en la depresión y los síntomas negativos en la esquizofrenia. Cada uno de estos dominios de síntomas puede estar respaldado por una disfunción compartida de la motivación intrínseca. En concreto, la anhedonia, que se define como la pérdida de interés o placer en todas o casi todas las actividades, implica perturbaciones en el comportamiento intrínsecamente motivado.
Después de definir los dos tipos de motivación y diferenciarlos entre ellos, hemos podido relacionar la motivación intrínseca con la función neural y su papel en la psicopatología. Ya que a diferencia de la motivación extrínseca, que se ha incorporado rápidamente a modelos cognitivos, computacionales y neurobiológicos prominentes del comportamiento humano, el conocimiento de la motivación intrínseca sigue siendo limitado debido a la evolución de las conceptualizaciones, la medición imprecisa y la caracterización incompleta de sus correlatos biológicos. Actualmente, se está trabajando en la búsqueda de intervenciones dirigidas a la motivación intrínseca cuyo potencial es mejorar los resultados del tratamiento para las personas afectadas. Una posible vía implica manipulaciones farmacológicas dirigidas a la neuromodulación de circuitos corticolímbicos enfocados en los comportamientos motivados intrínsecos y analizar si logran modulaciones sistemáticas en humanos.