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Entendemos por agnosia a los trastornos del reconocimiento de objetos producido por lesiones del sistema nervioso central. Si falla este reconocimiento el objeto el objeto puede ser visto, oído, tocado, pero no ser reconocido.
Es la incapacidad para reconocer sonidos en un paciente que no es sordo. Dentro de ella distinguimos la incapacidad para reconocer palabras, denominada también afasia sensorial, sordera psíquica o sordera verbal, la incapacidad para reconocer ruidos, la incapacidad para reconocer música o amusia sensorial y la agnosia auditiva total o incapacidad para reconocer palabras, ruidos y música.
En ella el sujeto se muestra incapaz de conocer un objeto a pesar de verlo claramente.
Se producen por lesiones en la zona parieto-occipital izquierda de los ambidextros.
Dentro de ella distinguimos la agnosia para los objetos animados y las imágenes, la agnosia para los símbolos gráficos, alexia óptica o dislexia que puede acompañarse de agrafia y la agnosia para los colores. Una forma especial de agnosia visual es la prosopagnosia o agnosia para las fisonomías.
En ella el paciente se muestra incapaz de reconocer rostros familiares. Hecaen y Angelerges la consideran, no un trastorno del reconocimiento del rostro como tal, sino de lo que le singulariza y permite distinguirlo de otro. También se ha descrito una prosopagnosia afectiva, comprendería a las dificultades ocasionales para encajar una cara con un nombre, dificultades que aumentarían cuanto más nos esforzamos en recordar y desaparecerían más tarde y sin esfuerzo.
En la simultagnosia la persona la totalidad de un dibujo aunque se reconozca las partes de este, es incapaz de ver dos objetos al mismo tiempo.
La agnosia asociativa, en la que el enfermo fracasa para nombrar objetos que ven e identificar los que se le nombran.
La acalculia o discalculia o incapacidad para el cálculo.
La agnosia visuoespacial unilateral, es la agnosia espacial más frecuente, en ella el enfermo presenta una ignorancia de la parte izquierda de un modelo que se le presenta para reproducirlo o de la parte izquierda del campo visual.
El Síndrome de Balint comprende:
1) Una ataxia óptica. En ella el sujeto se comporta como si tuviese los ojos vendados, la mano no es dirigida por la visión aunque la información visual está intacta.
2) Un trastorno de la atención con negligencia visuoespacial izquierda.
3) Una parálisis de fijación de la mirada o simultagnosia.
Nos referimos con ella a las agnosias donde se altera la orientación con respecto al propio cuerpo.
Dentro de ella diferenciamos:
1) Misoplejia o actitud de desprecio hacia el miembro paralizado.
2) Miembro fantasma (S.W. Mitchell). Es el sentimiento de que un miembro que ha sido amputado sigue estando presente y conserva sus sensaciones. Con menos frecuencia este miembro puede ser doloroso, quejándose el paciente de sensaciones de pinchazos, quemaduras, retorcimientos, etc. Suele desaparecer con el tiempo. Se ha descrito también miembros fantasmas tras la amputación del pene o mamas.
3) Autopoagnosia o incapacidad para reconocer las partes del propio cuerpo o del cuerpo de otro.
4) Anosognosia de Antón-Banbinsky en la que el enfermo ignora la existencia de una lesión (ceguera, hemiplejia, etc.), se trata de una forma mayor de hemiasomatognosia, en esta el paciente presenta una disminución del conocimiento del hemicuerpo izquierdo.
5) Agnosia digital o de los dedos. Se trata de una incapacidad para reconocer sus propios dedos. Puede asociarse con la agrafia, la acalculia y fallos en la orientación derecha-izquierda (agnosia derecha-izquierda), constituyendo el síndrome de Gerstman.
6) Personificación de los miembros paralizados. El paciente es consciente de la parálisis de su miembro pero ante ellos adopta una actitud ante este miembro como si fuera una cosa externa, algo aparte, extraño a su personalidad, llamandoles como ella o el.