Autor/autores:
Ashley N. Clausen, Robin L. Aupperle, Hung-Wen Yeh...(et.al)
El trauma infantil es un factor de riesgo importante para la psicopatología del adulto. Investigaciones previas han implicado cambios estructurales relacionados con traumas infantiles en la corteza cingulada anterior, dorsolateral prefrontal y orbitofrontal, y el hipocampo. Utilizando una gran muestra de comunidad transdiagnóstica, el objetivo de esta investigación fue asociar...
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El trauma infantil es un factor de riesgo importante para la psicopatología del adulto. Investigaciones previas han implicado cambios estructurales relacionados con traumas infantiles en la corteza cingulada anterior, dorsolateral prefrontal y orbitofrontal, y el hipocampo. Utilizando una gran muestra de comunidad transdiagnóstica, el objetivo de esta investigación fue asociar de manera diferencial el volumen regional de materia gris con la gravedad del trauma infantil específicamente, distinto de la psicopatología del adulto.
577 adultos sin tratamiento (hombres = 207) completaron diagnósticos, traumas infantiles y evaluaciones de IRM estructurales, con un volumen regional de materia gris (GM) estimado utilizando FreeSurfer. El análisis de red elástica se realizó en un marco de validación cruzada anidada, con volúmenes de meteria gris, psicopatología de adultos, edad, educación, género y tipo de bobina de IRM como predictores potenciales de la gravedad del trauma infantil.
La red elástica identificó la edad, la educación, el sexo, la condición médica y la psicopatología de adultos, así como 13 regiones GM como predictores de la gravedad del trauma infantil. Las regiones de materia gris identificadas incluían el caudado derecho, el pálido izquierdo, la ínsula bilateral y el surco cingulado, el frontal superior izquierdo, el inferior y el orbitario, y las regiones dentro de los lóbulos temporal y parietal y el cerebelo.
Los resultados de esta gran muestra transdiagnóstica implican el volumen de materia gris en las regiones centrales de las teorías neurobiológicas actuales del trauma (por ejemplo, la corteza prefrontal), así como en las regiones adicionales involucradas en la recompensa, el procesamiento interoceptivo, atencional y sensorial (por ejemplo, estriado, ínsula, y cortezas parietales / occipitales). Se necesita una investigación longitudinal futura que examine el impacto funcional de los cambios estructurales en esta red más amplia de regiones para aclarar el papel que cada uno puede desempeñar en los resultados a más largo plazo después de un trauma.
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