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Departamento de Orientación: Funciones y proceso de derivación.

Autor/autores: J. Ramírez
Fecha Publicación: 01/03/2008
Área temática: Infantiles y de la adolescencia, Trastornos infantiles y de la adolescencia .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

Si nos atenemos a los términos estrictamente legales, nos encontramos con que las funciones del psicólogo educativo en el ámbito escolar se limitan a la orientación. Sin embargo, el término orientación, es en sí, muy amplio, ya que puede hacer referencia a la orientación educativa, vocacional, personal, etc.

Palabras clave: Orientación


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Departamento de Orientación: Funciones y proceso de derivación.

J. Ramírez.

Psicólogo Educativo 

Si nos atenemos a los términos estrictamente legales, nos encontramos con que las funciones del psicólogo educativo en el ámbito escolar se limitan a la orientación. Sin embargo, el término orientación, es en sí, muy amplio, ya que puede hacer referencia a la orientación educativa, vocacional, personal, etc.

En la práctica, se trabaja en cuatro frentes: padres, profesores, alumnos, y la propia Administración, no obstante, la función primordial sigue siendo la orientación a los alumnos y alumnas.  
En cualquier centro educativo, y más aún en un colegio o instituto, hay alumnos muy diversos, tanto en el ámbito académico como en el personal, por lo tanto, es fundamental el saber atender a esa diversidad de la manera adecuada. En primer lugar, porque si adaptamos el centro a las necesidades de la mayoría, los académicamente necesitados, se van a ver descolgados, pero si lo hacemos al revés, corremos el riesgo de que sean los alumnos no necesitados, los que se vean descolgados. Es evidente que las normas las dicta la Administración, pero no deja de ser más evidente aún, que la propia idiosincrasia del centro, así como la experiencia del orientador, van a dictar el uso real de esas normas en cada uno de los centros educativos.
El colegio Fuentelarreyna, en el que trabajo, es un centro preferente de integración de alumnos sordos, y por ello está dotado de las medidas necesarias para atender a este tipo de alumnos: un equipo de especialistas en audición y lenguaje, quienes son los encargados de poner en práctica las adaptaciones curriculares, ya sea de acceso, como las más significativas, siempre colaborando con los tutores, el orientador y el profesor del área. Sin embargo, de poco servirían estas medidas, si no se dispusiera de otros medios que el propio colegio se ha buscado, como las emisoras de FM, que facilitan la comprensión de las explicaciones a aquellos alumnos con los restos auditivos suficientes como para poder utilizarlos, o los intérpretes de lenguaje de signos que apoyan a los alumnos en el propio aula para que los alumnos menos dotados puedan seguir la explicación del profesor.
Sin embargo, además de este tipo de alumnos, hay otros que no son sordos, y que necesitan de un apoyo personalizado, ya sea mediante refuerzos educativos, o incluso con adaptaciones curriculares, cuyas causas son totalmente ajenas a la deficiencia auditiva, que no padecen. Para diagnosticarlos, es fundamental la labor del orientador, así como la colaboración de los padres y profesores. En ocasiones, no resulta suficiente el apoyo que el colegio puede aportarles, por lo que es necesario derivarlos a otros centros especializados, ya sea de apoyo de lenguaje en los casos de dislexias, como de otras necesidades específicas, por ejemplo, el TDAH, que debe ser diagnosticado por un neurólogo y tratado mediante fármacos y apoyo psicológico externo al centro escolar.  
Por último, y por no extendernos más, hay otro tipo de problemas, que demandan la atención del orientador, como es el caso de las separaciones y los divorcios de los padres (en este caso los propios padres buscan apoyo psicológico en el colegio, escudados en que sus hijos son lo más importante). Las malas relaciones entre los alumnos (bullying), los profesores extasiados por el maltrato recibido por parte de sus alumnos y/o padres (burnout), y cómo no, los aspectos puntuales de pérdida de familiares cercanos, de personalidad, o meramente conductuales, en cuyo caso, hay que valorar si es mejor tratarlos en el colegio, derivarlos a un centro específico, o mantener una actuación conjunta, en cuyo caso, es el profesional al que se ha derivado al alumno, quien está en mejores condiciones para valorarlo.  
Como podemos ver, las funciones del orientador son bastante más amplias de lo que se apunta en el propio título de orientación, y por otro lado, es preciso tener una visión amplia, y la suficiente capacidad, como para saber derivar a los alumnos necesitados de apoyos específicos a otros colegas o profesionales de otras ramas que estén más capacitados para llevar a cabo las intervenciones precisas. Cierto es que la Administración va dotando cada día más a los centros de ese apoyo externo, en forma de Equipos de orientación Educativa (EOEP), Centros de Salud Municipales, etc. Lo cual facilita enormemente la labor del Departamento de orientación educativa de los centros.

 

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