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Depresión. Tratamiento basado en el logro de objetivos.

Autor/autores: Celia Antonini
Fecha Publicación: 01/03/2007
Área temática: Depresión, Trastornos depresivos .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

Desde hace 20 años estoy dedicada al tratamiento de la depresión. De acuerdo a la forma de trabajo que utilizo en el tratamiento he logrado que los pacientes remitan su sintomatología depresiva en un corto tiempo. Esta manera de trabajar focaliza la atención del terapeuta en la consecución de determinados objetivos a cumplir, algunos de manera secuencial, durante el tratamiento.

De acuerdo a la forma de trabajo que utilizo en el tratamiento he logrado que los todos los pacientes que he tratado hasta el momento, remitan la sintomatología depresiva entre el tercer y quinto mes del tratamiento, dependiendo esto del nivel de depresión (leve-moderado-grave) que presenten y de la frecuencia de tratamiento pautada con el paciente. Este plazo para la remisión de los síntomas depresivos incluye a los pacientes internados en clínicas psiquiátricas con intento de suicidio. En esos casos el tratamiento es intensivo. El tratamiento está dividido en 3 etapas, donde las dos primeras están dirigidas a la remisión de la sintomatología. La última etapa del tratamiento está enfocada en el fortalecimiento del nuevo sistema de pensamiento aprendido y en el refuerzo de la autoestima hasta alcanzar ambos, el nivel adecuado.

Palabras clave: Depresión


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Depresión. Tratamiento basado en el logro de objetivos.

Celia Antonini.

Psicóloga Clínica.

Resumen

Desde hace 20 años estoy dedicada al tratamiento de la depresión. De acuerdo a la forma de trabajo que utilizo en el tratamiento he logrado que los pacientes remitan su sintomatología depresiva en un corto tiempo. Esta manera de trabajar focaliza la atención del terapeuta en la consecución de determinados objetivos a cumplir, algunos de manera secuencial, durante el tratamiento. De acuerdo a la forma de trabajo que utilizo en el tratamiento he logrado que los todos los pacientes que he tratado hasta el momento, remitan la sintomatología depresiva entre el tercer y quinto mes del tratamiento, dependiendo esto del nivel de depresión (leve-moderado-grave) que presenten y de la frecuencia de tratamiento pautada con el paciente. Este plazo para la remisión de los síntomas depresivos incluye a los pacientes internados en clínicas psiquiátricas con intento de suicidio. En esos casos el tratamiento es intensivo. El tratamiento está dividido en 3 etapas, donde las dos primeras están dirigidas a la remisión de la sintomatología. La última etapa del tratamiento está enfocada en el fortalecimiento del nuevo sistema de pensamiento aprendido y en el refuerzo de la autoestima hasta alcanzar ambos, el nivel adecuado.



Algunas consideraciones previas

Cuál es la escuela, técnica o abordaje más efectivo para tratar a un paciente con depresión?

Desde cada escuela se habla de diferentes factores psicológicos subyacentes de las enfermedades mentales y como consecuencia directa de su formulación se proponen diferentes alternativas terapéuticas, sostenidas en la enorme diversidad de enfoques teóricos que interpretan la realidad del comportamiento humano.

Cada psicólogo/a utiliza el abordaje que lo hace sentir más cómodo y mas seguro consigo mismo. No todos podemos aplicar los mismos métodos debido a que cada uno de nosotros tenemos características de personalidad que a la hora de ponernos a trabajar resultan ser un factor diferencial en el estilo de abordaje del paciente.

Este trabajo no está enmarcado en una escuela en particular. Mi enfoque sobre el tratamiento de la depresión es integrativo, tomando de cada escuela y estilo de abordaje aquellas formulaciones que me han ayudado a realizar una estrategia de tratamiento que me permite lograr los resultados buscados.

La depresión (en todas sus formas) afecta el sistema de pensamiento del paciente, alterando los procesos cognitivos y/o distorsionándolos en mayor o menor medida.

Las depresiones leves son tratadas con psicoterapia, mientras que las depresiones moderadas y graves sin síntomas psicóticos necesitan de antidepresivos y psicoterapia en forma conjunta para poder revertir por completo el trastorno depresivo.

Los antidepresivos modifican y mejoran el estado anímico en general, sin cambiar la manera de pensar y de solucionar las conflictivas que presenta un paciente con depresión. Debido a ello un paciente con depresión y sin un tratamiento psicológico adecuado no tiene la posibilidad de revertir el sistema de pensamiento que lo ancla y lo mantiene en la depresión.

Vemos a diario en la práctica clínica a pacientes que han tomado antidepresivos como único tratamiento y que llegan a la consulta presentando un importante grado de malestar y sufrimiento mental.

A la inversa sucede lo mismo. A un paciente con un trastorno depresivo mayor, realizar únicamente un tratamiento psicológico le resulta insuficiente. 

Las depresiones moderadas y graves necesitan de ambas terapéuticas en forma conjunta para obtener el resultado esperado.

El tratamiento psicológico de la depresión consiste en mostrarle al paciente las distorsiones cognitivas y darle los elementos necesarios para revertir esos procesos mentales. El proceso por el que transita el paciente se podría comparar con la secuencia de aprendizaje que se realiza cuando se aprende un idioma extranjero.


Metodología de trabajo basada en el logro de objetivos

En los años de trabajo que llevo en la atención de pacientes con depresiones, desde leves a severas, he podido aplicar una forma de abordaje que me ha permitido avanzar más rápidamente en el tratamiento de la enfermedad.

Este abordaje puede ser utilizado siguiendo cualquiera de los enfoques teóricos que dan cuenta del comportamiento humano. De esa forma un profesional no se ve forzado a seguir los lineamientos y el marco teórico de una escuela que no sea la de su elección.

Esta manera de trabajar focaliza la atención del terapeuta en la consecución de determinados objetivos a cumplir, algunos de manera secuencial, durante el transcurso del tratamiento.

Las diferencias de estilo de abordaje del terapeuta y del marco teórico que utilice serán los que determinen el tiempo que le llevará alcanzar cada uno de los objetivos abajo mencionados. 

La consecución de objetivos para el tratamiento de la depresión está dividida en 3 etapas.


Etapa 1

DETENER LA CAÍDA.

En la depresión trabajamos contra reloj. Los pacientes sumidos en la enfermedad están expuestos a una sensación de caída y de agravamiento de los síntomas de manera constante.

El principal objetivo de esta etapa es entonces, detener el proceso de caída que presenta un paciente con depresión, para ello es necesario alcanzar los siguientes objetivos:

. que el paciente se sienta comprendido en su dolencia, 

. que el paciente comprenda lo que le sucede, 

. crear un vínculo paciente-terapeuta y formar un equipo de trabajo

. convocar a los familiares del paciente. 

 

QUE EL PACIENTE SE SIENTA COMPRENDIDO EN SU DOLENCIA.

La depresión es como estar caído en un pozo con paredes resbaladizas, desde donde el paciente siente que aquellos que están en la superficie y en tierra firme le dicen al enfermo que está equivocado en su forma de pensar o que no tiene motivos justificados para sentirse de esa forma o que fácil salir del lugar donde se encuentra.

Las personas que lo rodean difícilmente comprenden la oscuridad y la soledad en la que está sumergida una persona que sufre depresión. A esta situación se le agregan los días en que el paciente siente que sigue cayendo y en donde la imposibilidad de salir es el única sensación cierta que lo acompaña.

Para tratar a un paciente deprimido hay que comprender el infierno al que se halla expuesto. Andrew Solomon es un escritor que sufre de depresión desde hace muchos años y que con una claridad sorprendente describe sus vivencias de la enfermedad. En su libro “El demonio de la depresión” dice: ” En la depresión todo lo que está ocurriendo en el presente es la anticipación de un dolor futuro....La depresión es una situación casi inimaginable para alguien que no la ha conocido”. Más adelante agrega: “Cuando estamos sufriendo una depresión se nos dice de modo constante que nuestro juicio está comprometido, pero parte de la depresión consiste en que afecta el área cognitiva. 

Si hay temas que uno ha logrado rodear o evitar durante años, en ese momento vuelven a aparecer y se plantan frente a uno, y un aspecto de la depresión es la profunda convicción de que los médicos que intentan tranquilizarnos y nos aseguran que nuestro juicio es incorrecto, están equivocados, porque uno se halla en contacto con el horror real de su vida”. 

“Cuando uno está deprimido, el pasado y el futuro quedan por completo absorbidos por el presente, como ocurre en el mundo de un niño de tres años. Uno no puede recordar un tiempo en el que se haya sentido mejor, al menos con claridad y además no puede imaginar un futuro en el que se sentirá mejor” (1)

Con ese sentimiento el paciente arriba a la consulta y con la necesidad de sentir que alguien entiende por lo que está pasando. 

Decíamos que la sensación de incomprensión de una persona que sufre de depresión es constante. No hay paciente que no se sienta incomprendido, por su familia, sus amigos, sus compañeros de trabajo y hasta en ocasiones por su médico tratante.

La mayor parte de mis pacientes han llegado a la consulta después de mucho tiempo de sufrimiento, raramente alguien realiza una consulta temprana. En general han pasado meses y hasta años antes de reconocerse deprimidos o reconocer que no pueden salir por sí mismos del estado en que se encuentran. 

Cuando el paciente llega a la primera consulta y puede salir del consultorio sintiéndose comprendido en su dolencia habrá alta probabilidades de que comience el tratamiento y no lo abandone.

Para ello el profesional debe tener una actitud contenedora y comprensiva con el paciente, expresando abiertamente que sabe por lo que el paciente está pasando en ese momento, que comprende el nivel de sufrimiento que padece y que su estado actual está dentro de lo esperable para el grado de depresión que presenta. 

QUE EL PACIENTE COMPRENDA LO QUE LE SUCEDE

Cuando el paciente llega a la consulta relata los síntomas que presenta, en forma espontánea o como respuesta a las preguntas que le realiza el profesional. Los síntomas que presenta están relacionados con sus actividades cotidianas o con situaciones referidas a su pasado y/o presente.

Ejemplos:

. Ya no tengo fuerzas ni ganas de levantarme por la mañana y llevar a los niños al colegio.

. Evito cocinar, cuando antes me gustaba.

. No quiero que me molesten y yo era una persona sociable.

. En el trabajo me cuesta concentrarme y me pongo de mal humor cuando algún compañero de oficina viene a interrumpirme.

. Mi marido está cansado de verme deprimida. Cuando llega a casa y me encuentra mal, enseguida pone mala cara.


La mayoría de los pacientes llegan asustados y atemorizados por la cantidad de síntomas y malestares que padecen. El profesional debería poder explicarle al paciente que esos síntomas son parte de su enfermedad y que lo que le sucede es lo esperable en un proceso de depresión. 

Cuando los pacientes llegan a la consulta les explico claramente que es lo que les sucede, donde se encuentran en ese momento y qué es lo que hay que hacer para salir del lugar donde están.

“ Usted se encuentra en un pozo a 17 metros de profundidad, muchas personas han comenzado un tratamiento encontrándose a 25 o 30 metros abajo y han salido a la superficie. Personas que se sentían peor que usted y con menos recursos que los que usted tiene hoy día. Si ellos salieron, encontrándose más abajo y más hundidos usted también podrá. Quienes estaban igual o peor que usted hoy se sienten bien, disfrutan de la vida y caminan libremente por la superficie. Si usted quiere salir de la depresión deberá, al igual que ellos realizar un tratamiento farmacológico y terapéutico y seguir las indicaciones de ambos profesionales.

El paciente tiene que saber que el tratamiento llevará un tiempo y que probablemente sea mucho menos que el tiempo que lleva deprimido. La remisión total de los síntomas de depresión se logra dentro de los primeros 3 a 5 meses de tratamiento.

El saber calma. Cuanto más sabe un paciente sobre su depresión, más fácil le será realizar el trabajo que tiene por delante.

En un primer momento insisto en que el paciente trate de entender, no de cambiar. La modificación de los procesos mentales no se logra inmediatamente, pero la comprensión de lo que le sucede y por qué le sucede se puede lograr desde el comienzo.

Si realizamos las intervenciones adecuadas podemos, desde un primer momento comenzar a detener el proceso de hundimiento. Si el paciente sale de nuestro consultorio sintiendo que hay alguien que realmente comprende lo que le sucede y que puede arrojarle una soga para empezar a salir del pozo, habremos logrado el primer objetivo.

 

CREAR UN VINCULO PACIENTE-TERAPEUTA

La confianza y seguridad que pueda trasmitir el terapeuta en las primeras entrevistas son de vital importancia para el desarrollo del tratamiento y para la relación con el paciente. No es conveniente tratar a una persona deprima con distancia afectiva. Cuanto más abierto, cordial y amable sea el terapeuta, más rápidamente entablará una relación fuerte y segura. 

No se trata tanto del marco teórico que cada profesional aplique, sino de la manera de relacionarse con el paciente, la que hace la diferencia.

La desesperanza es la columna vertebral de la depresión, y el antídoto para ello en un primer momento del tratamiento está dado por la actitud del terapeuta. Es el profesional el que tiene que transmitirle al paciente su convicción de que saldrá adelante y además darle el aliento y la fuerza necesaria que el paciente no tiene en esta primera etapa. No tenemos que tener miedo de ofrecerle al paciente la seguridad y el apoyo que necesita en ese momento. 

Para comenzar a trabajar y lograr los resultados que espero tener en el tratamiento, realizo un acuerdo previo con el paciente, una suerte de sociedad donde cada uno de nosotros aportará algo. Desde el paciente, sus ganas de sentirse bien y desde mi la guía y conducción del tratamiento. Para arrojarle una cuerda a aquel que se encuentra en un pozo, es necesario asegurarse de antemano que se sostendrá fuertemente de ella.

Si el paciente no me otorga el crédito y la confianza que necesito para comenzar a trabajar, entonces no realizo el tratamiento. 

Es diferente tratar pacientes a formar equipos de trabajo. En un equipo cada integrante cumple una función y aporta algo diferente y a la vez, se necesita de todos para alcanzar el objetivo. Cuanto mayor sea el grado de compromiso de las partes, más fácilmente se llega a la meta.

 

EL PACIENTE Y SU ENTORNO

La depresión es una de las enfermedades más sufrientes y menos comprendidas que existen hoy en día y esta es una característica que le imprime una importante diferencia con el resto de las enfermedades. 

Quienes comparten la vida con una persona que sufre depresión pueden ser de mucha ayuda u obstaculizar el tratamiento y esto dependerá en gran medida de lo que nosotros como profesionales, hagamos al respecto.

Al comienzo del tratamiento, suelo tener una reunión con los familiares más cercanos del paciente para informarles sobre la enfermedad, contestar sus preguntas, comunicarles el tiempo aproximado de tratamiento y explicarles como se encuentra el paciente.

Los que rodean a una persona con depresión se agotan, se molestan y se irritan con quien sufre la enfermedad. La mayor parte de los intentos de ayuda y de las expectativas que tienen de poder ayudar no generan resultados. La familiares en verdad, se cansan de quienes están siempre deprimidos, con malhumor y con una actitud negativa hacia todo lo que les sucede.

Cuantas veces los pacientes escuchan frases como: No tienes motivos para sentirte así. No tienes nada que hacer, por eso te haces problema por cualquier cosa.
Cómo puede ser que te sientas tan mal si tienes una buena familia, un trabajo y no tienes problemas económicos? De que te quejas, la verdad no te entiendo.

Ambos se sienten frustrados. Los familiares y el paciente. Unos por querer ayudar y el otro por sentirse que no lo ayudan. 

Los familiares no saben cómo comportarse ni que hacer para ayudar al paciente, en la mayoría de los casos tampoco tienen la suficiente información sobre la enfermedad, o lo que es peor aún, tienen una información equivocada sobre lo que está sucediendo.

No debemos pensar al paciente fuera de su entorno familiar, trabajar con la familia despejando sus dudas y asesorándolos en todo lo que sea necesario, hace más rápido y efectivo el trabajo que tenemos por delante.

Etapa 2

OBJETIVO: REMISIÓN DE LA SINTOMATOLOGÍA

La interpretación que hace un paciente sobre lo que le sucede es la que lo lleva por el camino de la depresión y la modificación de esas interpretaciones serán las que le posibiliten modificar su estado depresivo.

Las depresiones tienen un punto de partida, un lugar en donde empezaron. En muchos casos vienen de la infancia, en otros son el resultado de una falta de valoración personal. 

Las causas de la depresión las podemos encontrar en hechos presentes o pasados, en situaciones vividas, pérdidas, objetivos no realizados, sentimiento de no ser querido, baja autoestima y dependencia afectiva. 

El paciente tiene que comprender que su manera de pensar es uno de los factores mas importantes de su depresión y que en tanto y en cuanto continúe pensando de la misma manera, su estado anímico no se modificará. Empezar a modificar el estado del paciente a través de la emoción es algo muy difícil de lograr, por lo cuál debemos comenzar a trabajar en el área del pensamiento.

El paciente está durante todo el tiempo experimentando esa sensación que lo sumerge en un sentimiento de agobio y desesperanza y su pensamiento es un claro correlato de lo que siente, pero no solo no se da cuenta de que está pensando de una manera equivocada, sino que además no sabe como corregirlo.

Suelo preguntarle a los pacientes si saben cuál es diferencia entre una persona que se siente bien y ellos mismos. 

La mayoría no sabe que contestar ni tampoco saben que es lo que tienen que cambiar para sentirse mejor.

Les explico que la depresión no es un virus, ni es una enfermedad que aparece de un día para el otro, de repente, sin aviso. La depresión es una enfermedad que se va gestando de a poco, con determinadas interpretaciones y creencias que van creando una visión de la realidad que deprime y agobia. El pasado, el presente y el futuro quedan atrapados y contaminados por estas distorsiones. 

Estas distorsiones a su vez, se automatizan y se van reforzando día a día con más razonamientos y conceptos erróneos que generan en el paciente emociones displacenteras. Es entonces cuando el paciente queda inundado y atrapado por emociones y pensamientos negativos.

Salir de la depresión implica pensar y sentir de una manera diferente. Para lograrlo, el paciente tiene que comenzar por aprender a identificar cuáles son aquellos pensamientos que lo llevan a sentirse deprimido y a resolver los problemas que tiene. Para ello hay que revisar todo aquello le provoca dolor, tristeza o malestar, sean éstos acontecimientos pasados o presentes.

En el trabajo con el paciente el terapeuta debe estar constantemente mostrando el pensamiento o emoción distorcionada que tiene el paciente y dándole otra perspectiva a las situaciones o relatos planteados y mostrándole, a la vez, la amplia gama de interpretaciones que pueden hacerse sobre un mismo hecho. 

A cada pensamiento o forma de abordar una situación que implique una visión parcial y arbitraria, un menoscabo de su autoestima o una interpretación negativa o pesimista, el profesional tendrá que mostrar el error y ayudar al paciente a encontrar una manera diferente de abordar la situación.

Para comenzar a lograr estos cambios el profesional tiene que poder generar en el paciente una duda razonable en su manera de pensar. Si esta duda no se instala, el paciente no estará bien predispuesto a revisar su creencias y su forma de razonar. 

Yo le destruyo todos los argumentos que llevan a un paciente a la depresión. Le muestro con la mayor claridad posible, donde está el error y lo hago tantas veces como sea necesario hasta lograr que el paciente comience a poner en duda su propia manera de pensar. 

Modificar el sistema de pensamiento depresivo no solo implica ayudarlo al paciente a revertir sus creencias sobre sí mismo y sobre el mundo que lo rodea, sino que es necesario mostrarle que su interpretación de la realidad está basada en supuestos FALSOS que lo llevan a no encontrar una salida adecuada a su estado anímico.

Le muestro al paciente que su manera de pensar es la causante de su forma de sentir y a la vez que su pensamiento es la respuesta de cómo se siente. 

Suelo trabajar poniendo cientos de ejemplos y mostrándole las diferencias que existen entre quienes piensan de un modo u otro. Diciéndole yo pienso así y tú piensas de este modo, si yo pensara como tú me sentiría de la misma manera que tú. 

Luego invierto los papeles y le pido que sea él quién me de algún ejemplo de cómo pienso yo y como piensa él. (Estos ejercicios los realizo con una problemática o pensamiento que tiene el paciente sobre algún hecho o circunstancia de su propia vida).

Por otro lado, el profesional tiene que lograr que el paciente se convierta en un observador de su propia forma de pensar, de esa manera y a través de la observación el paciente comienza de a poco a darse cuenta del impacto que tiene su pensamiento sobre sí mismo y a comprender que si puede modificar esos pensamientos, también logrará modificar la emoción que conlleva esa forma de pensar.

Es en ese momento en donde un paciente nos abre la puerta y nos dejan entrar, cuando se da cuenta de la relación que existe entre pensamiento y emoción y cuando comprende que su manera de razonar, conjuntamente con sus creencias son la causa de su sufrimiento.


En el comienzo del tratamiento no es necesario que el paciente realice ningún cambio en sus acciones. Si hasta ese momento se pasaba todo el día sentado en una silla puede, si lo desea, continuar haciéndolo. Por otro lado hay que esperar que la medicación antidepresiva comience a hacer efecto.

El hacer implica energía. Levantarse de la silla y salir a caminar o ir hasta la cocina a prepararse un café, es para muchos una tarea titánica y, si le falta la energía no es conveniente pedirle que lo haga sin ella. En cambio pensar no implica un gran esfuerzo y a la vez, es lo que hace el paciente durante todo el día mientras está sentado en una silla.

De cualquier forma le doy a elegir al paciente: 

“Tienes dos opciones, te levantas de la silla y caminas durante una hora o te quedas sentado y te concentras en detectar algunos pensamientos negativos y una vez que los identificas, los escribes en un papel y lo traes en la próxima entrevista.”. 

Hasta aquí todo el trabajo está centrado en convertir al paciente en su propio observador y en que comience a identificar y reconocer su manera de pensar, manteniendo por el momento sus sentimientos depresivos.

Una persona puede pensar y saber que está errada, pero la emoción que subyace es la que gobierna la acción. Puede decir: “ Yo sé que estoy pensando mal pero no me importa. “Yo puedo pensar que me voy a sentir mejor, pero en verdad, no lo creo”. o “Aunque piense diferente sigo sintiendo lo mismo”. 

Solemos pensar sin detenernos a observar qué estamos pensando. Nuestros pensamientos aparecen en la conciencia y los tomamos como verdaderos sin siquiera ponerlos en duda, pero cuando esos pensamientos nos provocan malestar, debemos revisarlos y buscar concientemente otras alternativas.

Comenzar a cambiar es comenzar a observar y a estar atentos a cómo pensamos. La fuerza y el poder que tiene el pensamiento hará el resto. 

El paciente con el correr de los días y como producto de la detección, corrección e insistencia del profesional, comienza de a poco a instalar en su psiquismo algunos pensamientos nuevos y como en todo proceso de aprendizaje, hay un momento en el que el cambio se produce, provocándole al paciente una sensación de logro y de satisfacción momentánea. Es entonces cuando la conexión pensamiento-emoción queda establecida, reconocida y evidenciada para el paciente. 

A partir de la primera conexión comienza el proceso de realimentación, con otros pensamientos y emociones. 
Esta retroalimentación se comienza a evidenciar en cambios de conducta y de hábitos del paciente.

El proceso de cambio se da de la siguiente manera:

 




El paciente comprende que puede cambiar y que los cambios que se producen son el resultado directo de su trabajo. Comienza a gobernarse a sí mismo y a darle a sus pensamientos un rumbo previamente determinado.

A partir de ese momento el camino se transita más rápidamente y se pueden acelerar los tiempos de recuperación. La sintomatología va desapareciendo paulatinamente a medida que se van analizando todas las situaciones de su vida que le generan malestar. Esto lleva a la remisión de los síntomas que el paciente presentaba en el comienzo del tratamiento. En mi opinión, no hay situación ni problemática, por más difícil que parezca para el paciente, que no pueda ser resuelta con un correcto análisis y cambiando la perspectiva de abordaje.

En esta etapa se trabaja intensivamente en la resolución de conflictivas y sólo cuando los síntomas han remitido comienza la última etapa del tratamiento.


Etapa 3

FORTALECIMIENTO Y MANTENIMIENTO DEL ESTADO ANÍMICO

Esta etapa es un momento crítico del tratamiento. Si bien para el profesional es más fácil de transitar no lo es tanto para el paciente, debido a que en esta etapa el paciente ha adquirido un cierto grado de bienestar que, en la mayoría de los casos, lo hace sentirse mejor de lo que en realidad está.

El paciente, una vez que han remitido sus síntomas, comienza a sentir confianza en sí mismo y cree que ya se encuentra preparado para enfrentar todo lo que le toque vivir. 

Si bien su sintomatología ha remitido, las posibilidades de volver a padecer los síntomas de depresión todavía están presentes. 

El paciente cuando entra en la etapa 3 todavía no tiene totalmente internalizado y automatizado un pensamiento positivo que le asegure que enfrentará los problemas y las circunstancias que le toquen vivir sin caer en esquemas anteriores.

La tarea del profesional en esta etapa está dirigida a fortalecer la correcta interpretación de la realidad y alentar al paciente a mantener una perspectiva adecuada que le permita sentirse bien.

Es en la etapa 2, donde el paciente comienza a hacer cambios por sí mismo y a mejorar su autoestima produciéndose una retroalimentación que le facilita la recuperación y que lo incentiva a continuar con el tratamiento. Pero en la etapa 3 y a diferencia de la anterior, ya no se producen los grandes cambios. Es una epata de mantenimiento donde el profesional va observando cómo aplica el paciente las herramientas que ha adquirido hasta ese momento.

Esta etapa está marcada por la reducción de la frecuencia de tratamiento, pasando de dos entrevistas a una entrevista por semana hasta llegar al alta del paciente. 

Duración del tratamiento:

Los tiempos de tratamiento varían de acuerdo al estado del episodio depresivo. Las diferencias están dadas en la etapa 1 y 2. La etapa 3 mantiene el mismo período de tiempo para todos los casos.

 




Pacientes hospitalizados: tratamiento diario hasta el alta de internación. 

Cuando comienza el tratamiento ambulatorio, se aplican los tiempos y frecuencias correspondientes a un trastorno depresivo mayor, con estado grave sin síntomas psicóticos.

MEDICACIÓN ANTIDEPRESIVA

El psicólogo tratante tiene que estar en contacto con el psiquiatra que le administra la medicación al paciente y mantener una fluida comunicación donde ambos estén al tanto de lo que le sucede al paciente. Psicólogo-psiquiatra tienen que funcionar en conjunto y sostener y reafirmar las indicaciones que el otro profesional le hace al paciente.

Es importante lograr que el paciente se sienta bien predispuesto a recibir la medicación y a ir a ver al psiquiatra las veces que sea necesario, esa es una tarea del psicólogo.

El tratamiento de la depresión está sostenido en dos columnas, la medicación y la psicoterapia ambas aplicadas en forma conjunta. 

El paciente tiene que tener claro que debe seguir las indicaciones de ambos profesionales durante el tiempo que dure el tratamiento, de lo contrario no se lograrán los resultados esperados.

Si el paciente abandona o discontinúa alguno de los tratamientos, es importante que el otro profesional esté al tanto de lo que sucede, de esa manera se puede ayudar al paciente a que retome el tratamiento suspendido.


Consideraciones finales

Esta forma de abordar el tratamiento de la depresión, la utilizo para realizar tratamientos cara a cara y tratamientos a distancia.

Los avances de la tecnología me han permitido, a través de Internet, extenderme más allá de mi consultorio, realizando tratamientos a pacientes que viven en España, Estados Unidos y México, entre otros.

Los resultados obtenidos y el tiempo de tratamiento son los mismos en una u otra modalidad. En los tratamientos online utilizo cámara web y un sistema de comunicación telefónica gratuito. 

Esto demuestra que la presencia física del terapeuta no es un requisito necesario en tanto y en cuanto el paciente pueda sentirse comprendido en su dolencia, entendiendo lo que le sucede y a la vez formando un equipo de trabajo con el terapeuta y con su familia.

Una vez que el paciente logra estos objetivos estará preparado para poder poner en duda lo que piensa, convertirse en un auto-observador de sus pensamientos, reconocer sus supuestos falsos, revisar su modelo de creencias y modificar sus emociones para lograr con el fortalecimiento de lo aprendido, alejarse de la depresión y sentirse bien consigo mismo.


(1) Solomon, Andrew. El demonio de la depresión. Editores Ediciones B. Grupo Zeta. 2002. p 69-70. 



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