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Valoración e intervención psicológica en atención primaria.

Fecha Publicación: 01/01/2003
Autor/autores: Margarita Vidal Lucena

RESUMEN

El objetivo general es constatar la eficacia de un modelo Psicológico en prevención primaria en colaboración con los servicios sanitarios: neonatología, pediatría y programa de atención al niño sano, aplicado por personal de enfermería o técnicos sanitarios.

Formalmente el trabajo se inició en 1992. Aquí presentamos una de las áreas temáticas del modelo Psicológico: la valoración e intervención psicológica en niños sanos. Su aplicación comprende 3 fases.

Primera fase: valoración e intervención en niños sanos de 0 a 2 años en el servicio de neonatología.

Segunda fase: valoración psicológica en niños de 2 a 7 años en servicios de pediatría.

Tercera fase: valoración e intervención psicológica en niños de 0 a 16 años en servicios de pediatría.

Podemos concluir afirmando que el procedimiento, estrategias y técnicas utilizadas, una vez llevadas a la práctica, permiten prevenir, detectar e intervenir alteraciones del desarrollo y aumenta la eficacia y calidad de los servicios sanitarios.


Palabras clave: Disciplina escolar, infancia, psicopatología, trastornos infantiles
Tipo de trabajo: Comunicación
Área temática: Psiquiatría general .

Valoración e intervención psicológica en Atención Primaria.

Vidal Lucena, Margarita.

UPCO. Departamento Educación. Unidad Investigación FSDM

PALABRAS CLAVE: Disciplina escolar, psicopatología, infancia, trastornos infantiles

página 1
 
[24/2/2003]


Resumen

La investigación que presentamos forma parte de un estudio longitudinal y transversal en curso, “Modelo Psicológico en Atención Primaria”. El objetivo general es constatar la eficacia de un Modelo Psicológico en prevención primaria en colaboración con los servicios sanitarios: neonatología, pediatría y programa de atención al niño sano, aplicado por personal de enfermería o técnicos sanitarios. Formalmente el trabajo se inició en 1992. Aquí presentamos una de las áreas temáticas del Modelo Psicológico: la valoración e intervención psicológica en niños sanos. Su aplicación comprende 3 fases. Primera fase: valoración e intervención en niños sanos de 0 a 2 años en el servicio de neonatología. Segunda fase: valoración psicológica en niños de 2 a 7 años en servicios de pediatría. Tercera fase: valoración e intervención psicológica en niños de 0 a 16 años en servicios de pediatría. Podemos concluir afirmando que el procedimiento, estrategias y técnicas utilizadas, una vez llevadas a la práctica, permiten prevenir, detectar e intervenir alteraciones del desarrollo y aumenta la eficacia y calidad de los servicios sanitarios.

Abstract

The research at present in progress forms part of a study carried out both periodically and at specific times, i.e. a Psychological Model for Early Care. The general aim is to confirm the efficiency of a Psychological Model in primary prevention in cooperation with the health services: neonatal and paediatric care and the Psychological Aid Program for Healthy Children carried out by nursing personnel or health service technicians. The study began systematically in 1992 and this phase concluded in the year 2000. We present one of the thematic areas of the Psychological Model: “The Psychological Assessment and Intervention in healthy children.” to be implemented in 3 phases. First phase: Assessment and Intervention in healthy children between 0 and 2 years of age. Second phase: Psychological Assessment in children between 2 and 7 years of age. Third phase : Psychological Assessment and Intervention in children between 0 and 16 years of age in paediatric services. The procedure, strategies and techniques used in practice made possible the prevention ,detection and intervention in development disorders.

 
Introducción.

Las políticas sanitarias actuales tienen como objetivo prioritario cubrir y satisfacer las necesidades de bienestar y calidad de vida de la población, utilizando aquellos recursos sanitarios que aumentan la eficacia de la asistencia sanitaria al menor coste posible.

El fuerte impulso que han recibido los servicios de atención primaria en todos los sistemas sanitarios modernos se debe en parte a que se supone que estos servicios son los que producen un coste menor en relación a la demanda existente y producen un mayor nivel de salud en la población a un menor nivel de especialización de los profesionales.

Las propuestas a nivel mundial de actuar al más bajo nivel de especialización se justifican por la necesidad de distribuir los escasos recursos disponibles de tal manera que un número mayor de población pueda beneficiarse de los tratamientos sanitarios actuales. Y para ello es necesario que los servicios socialmente aceptados por la población, como son lo de atención primaria, creen la necesidad de búsqueda de ayuda por parte del usuario y así, poder llevar acabo programas de prevención que disminuyan la incidencia y prevalencia de los trastornos. Y finalmente, la política sanitaria queda justificada por la reforma sanitaria y la política comunitaria de desintitucionalización del paciente y su incorporación e integración en la comunidad.

Estos son los elementos claves propuestos por la OMS (1980) sobre la política y gestión sanitaria que debe llevarse a cabo en los países con sistemas sanitarios modernos, dentro de los cuales se encuentra España.

Uno de los principales ejes de la reorganización sanitaria es dar prioridad a los programas de prevención primaria y secundaria y a las actuaciones encaminadas al bienestar comunitario e individual y al aumento de la calidad de vida, frente a las políticas sanitarias de tratamiento y curación de la enfermedad.

La reorganización de los sistemas sanitarios ha supuesto la aplicación de programas preventivos, estrategias preventivas, revisión de los criterios diagnósticos utilizados en atención primaria y el impulso de investigaciones epidemiológicas. La nueva organización del sistema sanitario da especial relevancia a las actuaciones en los niveles de asistencia primaria.

Los datos epidemiológicos actuales desarrollan algunos aspectos del funcionamiento y eficacia de los servicios sanitarios de atención primaria y señalan los problemas que aún quedan por resolver. Uno de los inconvenientes en los que coinciden estos estudios, es precisamente la dificultad de prevenir trastornos mentales con el sistema sanitario actual. Y señalan además la alta frecuencia de morbilidad oculta encontrada en las distintas investigaciones realizadas y auspiciadas por la OMS en diversos países. Los resultados obtenidos resaltan la incidencia y prevalencia de alteraciones psiquiátricas y psicológicas en la población adulta, infantil y adolescente. Señalan la necesidad de evaluaciones económicas que comprueben la eficacia de los programas y propuestas llevadas a cabo en los servicios de atención primaria y la búsqueda de nuevas alternativas que mejoren los medios e intervenciones actuales para llevar a cabo la política sanitaria de prevención de trastornos mentales.

Las propuestas sanitarias que se están llevando a cabo para intentar obtener un aumento de la eficacia en prevención de trastornos mentales, apuestan por la formación continua en aspectos de salud mental del médico de atención primaria y de los distintos profesionales que componen el primer nivel de asistencia y porque las investigaciones se realicen preferentemente en estos niveles de atención. El médico de atención primaria y los distintos profesionales tienen así un papel clave y relevante en las políticas sanitarias. Esta decisión tiene su justificación en los distintos estudios sobre rutas asistenciales realizados en países con sistemas sanitarios modernos. Dichos estudios concluyen que un alto porcentaje de pacientes afectados por trastornos mentales consultan por primera vez en los servicios de atención primaria y un número inferior lo hacen en los servicios especializados. Partiendo de estos resultados hay que concluir que los servicios de atención primaria resultan ser el lugar idóneo para llevar a cabo los programas de prevención y promoción de la salud mental puesto que es en estos servicios donde acuden los pacientes en busca de ayuda.

Se calcula que un 40% de los pacientes que consultan en atención primaria por motivos físicos presentan trastornos psiquiátricos y que estos trastornos no son detectados, que un 25% de estos trastornos son graves y que tampoco son detectados por los profesionales de estos servicios. Las razones que se han señalado para explicar esta falta de eficacia se relacionan con la formación de los médicos, sus características personales, las características personales de los pacientes y el tipo de instrumentos que se están utilizando, especialmente el tipo de entrevista utilizada en los primeros contactos con los pacientes.

Esta creciente demanda y utilización de los servicios sanitarios es un hecho positivo y responde a la política sanitaria de equidad impulsada en los años ochenta por la OMS. El impulso y desarrollo de estos servicios ha supuesto la apertura de una vía de contacto directo con la población y la posibilidad de desarrollar programas de prevención y llevar a cabo la política comunitaria de bienestar común a través de dichos servicios ya que la población acude a ellos. El problema actual se centra en la búsqueda de recursos y programas para que estos servicios puedan lograr sus objetivos, de lo contrario el coste económico aumenta y disminuye la eficacia y calidad sanitaria, ya que los estudios epidemiológicos llevados a cabo han señalado que solamente se detecta un porcentaje pequeño de trastornos y que además sólo una parte de ellos recibe tratamiento adecuado y como concluyen las investigaciones sobre detección de trastornos mentales, la detección de la enfermedad no supone en la mayoría de los casos ayuda o tratamiento inmediato de la misma.

Se han planteado diversas propuestas para hallar una solución a esta controversia del sistema sanitario: por un lado, la disposición de servicios y utilización de los mismos por la población sana debido a un aumento de toma de consciencia de la necesidad de mantener la salud y la necesidad de buscar ayuda para mantenerla y por otro, la dificultad en estos servicios para detectar las necesidades de los pacientes y llevar a cabo los tratamiento adecuados.

Los estudios recientes llevados a cabo por la OMS en distintos países, incluido España, recomienda la necesidad urgente de buscar nuevas alternativas e introducir reformas significativas en el ya reformado sistema sanitario para poder llevar a cabo políticas efectivas de prevención primaria y secundaria o de lo contrario aumentará el caos del ya “azaroso e inadecuado” sistema sanitario moderno. Se trata en definitiva de buscar alternativas que puedan llevarse a cabo en los servicios de atención primaria y que permitan detectar y especialmente intervenir a un mayor número de pacientes en estos niveles.

Antecedentes y Estado actual del tema.

Las investigaciones actuales sobre rutas asistenciales ponen de manifiesto que los pacientes con trastornos físicos y mentales acuden prioritariamente a los centros de atención primaria. Y las investigaciones sobre la eficacia de dichos servicios señalan que un índice considerable de patologías graves no son detectadas y por lo tanto no son ni derivadas ni lógicamente intervenidas. También muestran los datos un índice mayor de patología menos grave, patología común, no detectada y en cuanto a la patología detectada un alto porcentaje no recibe tratamiento por no existir en la actualidad un modelo de intervención corta o mínima de la que puedan beneficiarse estos sujetos. También se calcula que un 30% de las familias que acuden a los centros de atención primaria para consultar problemas relacionados con el desarrollo psicológico de sus hijos no reciben información adecuada para poder intentar solucionar o prevenir dichos problemas (Bragado, 1995; Pedreira, 1995; Tizón, 1997.

Se calcula que entre el 20% y 25% de familias no consultan problemas psicológicos detectados por ellos en sus hijos, lo que se conoce como morbilidad oculta, y se relaciona con las características personales de estas familias, y consultan cuando los problemas ya se han establecido y cronificado en la mayoría de los casos. La morbilidad oculta grave y menos grave puede y debe ser detectada en los servicios de pediatría disminuyendo la frecuencia de la misma.
(Pedreira, 1995; Tizón, 1997).

También se calcula que entre el 50% y el 70% de las enfermedades psicosomáticas infantiles, las que poseen un componente psicológico además del orgánico, suelen ser atendidas solamente con fármacos obviando la posibilidad de un tratamiento mixto pediatra-psiquiatra (Pedreira, 1996).

La mayoría de los trastornos en la infancia y adolescencia detectados no reciben tratamiento adecuado y en general la detección de los mismos se produce en fase avanzada del trastorno (Knapp, 1997).

Un estudio realizado en Cantabria puso de manifiesto que el 59% de sujetos entrevistados presentaban trastornos psiquiátricos de diversa índole y nunca habían consultado ni buscado ayuda en los servicios de atención primaria o en otro tipo de servicios, (Muñoz y Crespo, 1998).

Estos datos concuerdan con el Modelo de asistencia expuesto por Goldberg y Huxley (1980) donde señalan que la mayoría de sujetos con problemas psiquiátricos no llega nunca a consultar y no se les llega a detectar por los servicios sanitarios.

Verhaak, 1995, comprobó que los pacientes de los servicios públicos tienden a utilizar más los servicios sanitarios que los que cuentan con servicios privados, lo que significa que hay mayor probabilidad de detectar en los servicios públicos y de promover la salud que en los privados y no obstante no es así.

En definitiva se puede concluir que la mayoría de los trastornos infantiles no son detectados, ni tratados y es más, si fuesen detectados deberían ser intervenidos y esto no es posible con los recursos existentes, (Huhes y Garralda, 1998; Tizón, 1997).

Cabe añadir que no hay evidencia de que se detecten problemas en los niños y adolescentes sanos, esto es que no presenta problemas actuales. Kramer y cols., 1996 aplicaron cuestionarios para detectar síntomas de trastornos mentales a una población adolescente y hallaron que el 38% de la población entrevistada presentaban síntomas suficientes de trastornos como para ser detectados y derivados a tratamiento. Ninguno de los sujetos había consultado sobre sus síntomas al médico ni pedido ayuda.

Además se ha comprobado que la detección del trastorno sin el tratamiento adecuado no implica un funcionamiento eficaz de los servicios sanitarios ni produce una mejor calidad de vida, (Tiemens y cols.1996).

La mayoría de las investigaciones calculan que un tercio de la población que acude a atención primaria presenta alteraciones de mayor o menor gravedad (Vazque- Barquero y cols., 1998) y solamente un 5% de ellos son derivados a los servicios especializados para ser tratados, el resto son tratados inadecuadamente el los servicios de atención primaria.

También se calcula que la mayor incidencia de trastornos mentales son de patología común o menor y que esta patología debería ser tratada en los servicios de atención primaria, pero que en la práctica no se atienden estos problemas psicológicos menos graves, incluso cuando los pediatras los detectan ya que no existen servicios adecuados para estas patologías comunes y deben esperar a que se cronifiquen los trastornos para derivarlos a servicios especializados (Weich, 1997; Tizón, 1997; Rofriguez-Sacristán, 1997), (San Román y als., 2002) , (Vidal, 2003) Se conoce también que la patología común produce una serie de disfunciones que impiden el adecuado funcionamiento normal del sujeto, familia y relaciones con el entorno y por ello acuden a los servicios de atención primaria demandando ayuda (OMS, 1995).

La política y gestión sanitaria sensible a los datos aportados por los diversos estudios, muchos de ellos auspiciados por la OMS, se plantea la necesidad de reformar el actual sistema sanitario para aumentar la eficacia de sus servicios.

El Modelo Sanitario de Goldberg y Huxley (1980), uno de los más utilizados para el análisis y conocimiento del funcionamiento de los sistemas sanitarios, señala la necesidad de elaborar estretegias para identificar y manejar los casos de trastornos mentales en atención primaria y apunta que es excesivo el alto porcentaje de sujetos no detectados por estos servicios frente a los identificados correctamente. Este modelo desarrolla varias propuestas para detectar precozmente alteraciones psiquiátricas: elaboración de sistemas nosológicos específicos para atención primaria, desarrollar políticas de formación educativa de los profesionales de atención primaria y elaborar guías de tratamientos para aplicar en este nivel.

La política de formación continuada de los médicos en salud mental no ha demostrado ser eficaz en aquellos países que se empezó a aplicar, lo que no significa que no deba darse formación continuada, sino más bien que hay que buscar estrategias que promuevan la interacción paciente-médico, interacción servicios atención primaria - servicios salud mental.

Goldberg y Gournay (1997), señalan la necesidad de volver a reorganizar las funciones llevadas a cabo por los profesionales de atención primaria, si se quiere realmente mejorar la eficacia y disminuir los costes de estos servicios.

Las reformas propuestas para mejorar estos servicios son:

- Elaborar programas activos que puedan llevar a cabo las enfermeras de atención primaria, disminuir sus labores de apoyo para que puedan realizar terapias cognitivas y conductuales (Pini y Tansella, 1998)

- Creación de nuevos estudios para proveer a los servicios de atención primaria de trabajadores genéricos que puedan realizar las tareas de apoyo.

- Introducir reformas en los equipos de atención mental y así enseñar las técnicas empleadas por los servicios especializados a las enfermeras.

- Establecer un plan de trabajo conjunto servicios de salud mental y atención primaria.

- Aumento significativo del número de personal en enfermeria y formación en técnicas cognitivas-conductuales.

Creemos que estas medidas deben ser debatidas por todos los profesionales implicados en la salud mental, definirlas con mayor precisión y establecer cuáles son las patologías que realmente pueden ser tratadas por profesionales de enfermeria o médicos (Vázquez-Barquero y cols, 1998).

Antes de llevarlas a la práctica es necesario evaluar sí realmente estas propuestas son viables y eficaces y establecer el límite de las intervenciones que pueden llevarse a cabo por profesionales no especializados en psiquiatría y psicología infantil. Estas propuestas no han sido evaluadas adecuadamente y por lo tanto no se ha podido comprobar si son eficaces ( Pini y Tansella, 1998), ni se ha consensuado con los diferentes profesionales del campo sanitario.

El objetivo de este trabajo es constatar la eficacia de un Programa de Valoración e Intervención Psicológica, llevada a cabo por psicólogos, en colaboración con los servicios de pediatría.


PROGRAMA DE ATENCIÓN PSICOLÓGICA AL NIÑO SANO EN ATENCIÓN PRIMARIA.

A continuación exponemos de forma breve las características del programa.

Objetivo general: Prevención e intervención de alteraciones y trastornos mentales en la infancia y adolescencia.


Objetivos específicos.

1. Obtener información y conocer la magnitud de la demanda de problemas psicológicos en pediatría.

2. Desarrollar programas de promoción de la salud mental infantil centrado en las alteraciones comunes más frecuentes

3. Desarrollar programas puente para las patologías graves infantiles que se resisten a ser derivadas

4. Desarrollar programas de detección de la población de riesgo

5. Desarrollar programas de búsqueda de ayuda para la intervención temprana de la morbilidad oculta

6. Evaluar el coste económico de este programa (ACB)

Para desarrollar los objetivos en acciones prácticas se llevaron a cabo las siguientes estrategias:

 

1. Obtener información y conocer la magnitud de la demanda.

- Derivación por parte del servicio de pediatría al programa psicológico

2. Desarrollar programas de promoción de la salud infantil

- Educación familiar: Orientaciones generales y específicas desarrollo evolutivo e influencia del entorno. Actuar sobre la población general infantil a través de la familia y comunidad y actuar sobre la población de riesgo.
- Apoyo y Asesoramiento psicológico. Ayudar a resolver los conflictos generados en el núcleo familiar, social y escolar. Aumentar los recursos personales para afrontarlos con un mínimo de ayuda o sin ayuda.

3. Desarrollar programas puente para las patologías graves infantiles.

- Intervenciones cortas. Técnicas conductuales y cognitivas. Elaborar y aplicar protocolos que incluyan estrategias terapéuticas para intervenciones mínimas de los diferentes trastornos en la infancia. Aumentar los niveles de salud mental infantil y disminuir las disfunciones que provocan.

- Intervenciones puente. Servir de servicio de enlace para los pacientes con trastornos graves que no quieren acudir a los servicios especializados.

 

4. Desarrollar programas de detección de la población de riesgo

- Coordinación con los recursos territoriales disponibles: equipos escolares, salud mental, servicios sociales

Los objetivos 5 y 6 se están diseñando para la aplicación en curso.


Estudios previos realizados.

Se han realizado tres estudios pilotos para obtener un mínimo de datos que apoyen o no la necesidad de llevarlo a cabo como Experiencia piloto con el objetivo de comprobar si resulta eficaz incorporarlo dentro de los servicios de atención primaria.

La aplicación se ha llevado a cabo en tres fases sucesivas:

1º fase: 1992-1994

- Aplicación a nivel hospitalario a una población infantil sana de 0 a 2 años. Elaboración de protocolos de seguimiento e incorporación de estrategias de intervención.

2ª fase: 1996- 1998

- Aplicación a nivel de atención primaria a una población infantil sana de 2 a 7 años. Elaboración de protocolos y estrategias de intervención.

3ª fase: 1998 - 2000

- Aplicación a nivel de atención primaria a una población de o a 14 años. Recogida de la demanda de problemas psicológicos que acude a pediatría.Revisión de los protocolos elaborados en las anteriores fases y elaboración de protocolos de 7 a 14 años incorporando estrategias de intervenciónes cortas y materiales lúdicos de intervención. Coordinación con los servicios de la zona, especialmente con los equipos multiprofesionales del MEC. Realización de intervenciones cortas y de intervenciones puente.

 

4ª fase: 2001 – 2004 (en curso)

- Análisis exhaustivo y pormenorizados de los resultados de las fases anteriores
- Revisión del proyecto
- Estudio transcultural

Método y procedimiento.

- Población:

a) Estudio longitudinal: Recién nacidos sanos a 2 años. Hospital Clínico san Carlos de Madrid. Características de la muestra. Nivel socieconómico y cultural diverso, grupo dominante medio.
b) Estudios transversales. Población infantil de o a 16 años. Centros Atención Primaria Alcorcón. Características nivel socioeconómico y cultural, grupo numeroso medio bajo.

- Selección de la muestra:

a) Selección natural o al azar. Sujetos nacidos durante los dos primeros meses del estudio y el seguimiento hasta los dos años de su desarrollo. Sujetos que acuden al servicio de pediatría los días de aplicación del programa.
b) Selección de la muestra. Sujetos que demandan ayuda psicológica a través del motivo subjetivo a pediatría.
c) Sujetos derivados por sujetos que acuden al programa.

- Instrumentos: Los utilizados en los servicios de pediatría para valorar el desarrollo infantil. Protocolos de valoración e intervención psicológica y pruebas estandarizadas en casos específicos de intervención.


Resultados, conclusiones y comentarios.

Los resultados hallados en los tres estudios coinciden en cuanto a la alta demanda de problemas psicológicos cuando se ofrece el servicio de asistencia psicológica. Coinciden en cuanto al tipo de trastornos más frecuentes que demandan: trastornos emocionales y de conducta en función de la edad del niño y de las características de la familia que demanda.

En el último estudio se constanta una tendencia a permanecer en los servicios cuando existe intervención, reducción de las visitas pediátrica por problemas psicológicos, presunta satisfacción por parte de los pacientes al asistir puntualmente a las sesiones de intervención e incluir voluntariamente a otros miembros de la familia o derivar a otros pacientes sin pasar por pediatría.

Mejoría de los casos intervenidos tanto a nivel familiar, individual y escolar. Voluntad de seguimiento para seguir promocionando el desarrollo evolutivo. Solicitud generalizada para aumentar las horas destinadas al programa. Lo cual son indicadores, no suficientemente evaluados, de la acogida del programa psicológico por los pacientes.

Durante los dos últimos años que se ha podido realizar intervención y se ha recogido una muestra de 300 sujetos, de los cuales, solamente se han producido dos bajas sin haber finalizado el tratamiento. 240 niños y sus familias han recibido intervención, esto es, el 86% de la muestra. El 28% de los casos presenta sintomatología grave y el 72% restante patología común.

La demanda de problemas psicológicos, en estos dos últimos años en los que se ha realizado intervención, ha ido aumentado a mediada que transcurría la aplicación del programa, parte de la demanda no ha podido ser evaluada ni tratada por no disponer de tiempo suficiente para atenderla y por lo tanto no queda recogida como muestra. Cabe señalar que el tiempo real dedicado a la aplicación del programa ha sido de un promedio de 15 horas semanales en el centro de atención primaria.

Proponemos la inclusión de un programa de atención psicológica al niño sano en los servicios de atención primaria, llevado a cabo por los profesionales de ese campo, psicólogos, con el objetivo general de mejorar la identificación de trastornos mentales en la infancia y adolescencia, mejorar el manejo de los pacientes con intervenciones cortas en los primeros niveles de asistencia, intervenciones que realizaran los psicólogos con el apoyo de los servicios de enfermería.

Queremos comprobar si un programa de atención psicológica al niño sano puede prevenir alteraciones del desarrollo, detectar precozmente los trastornos infantiles y mejorar la calidad de la asistencia sanitaria así como aprovechar eficazmente los recursos actuales y evaluar los costes sanitarios en función de los beneficios obtenidos cuando se aplica este programa frente a la ausencia del mismo.

La inclusión del Programa de Atención Psicológica al Niño Sano queda enmarcado dentro de los Modelos de Asistencia Compartida desarrollados en otros países. Estos modelos se caracterizan por la integración de psicólogos en los centros de atención primaria. Hasta el momento la evaluación de estos modelos aplicados fundamentalmente en el manejo de la depresión en el adulto, han dado resultados positivos. Los indicadores utilizados para comprobar su eficacia han sido: la mejora del trastorno, la mayor satisfacción del paciente y una mayor adecuación al tratamiento farmacéutico y recomendaciones médicas.

Coyne y cols (1995) demostraron que las depresiones leves se benefician del apoyo psicológico, mientras que las propuestas de aumentar la capacidad de los profesionales de atención primaria mediante la formación continuada no ha demostrado ser eficaz. Por lo que insiste en introducir medidas activas de colaboración en lugar de impartir cursos de salud mental para médicos.

Otros modelos que han demostrado su eficacia han sido los de Vinculación, proponen el trabajo directo de los profesionales de salud mental con los de los servicios de atención primaria, enfatizando la función del profesional de salud mental y centrando su labor en el asesoramiento y apoyo a los profesionales de atención primaria (Gask y cols., 1997). Este tipo de modelo está muy poco desarrollado en España, la tendencia de nuestro país es la de formación continuada y Modelo de Enlace.

Se ha señalado que la desventaje del Modelo de Vinculación entre servicios de salud mental y atención primaria, frente al Modelo de Atención Compartida es la de que puede producir un empobrecimiento de la asistencia especializada al trasladar los recursos de salud mental a atención primaria y un desplazamiento excesivo de pacientes graves a los servicios no especializados con la consecuente probabilidad del detrimento y falta de atención adecuada a estos pacientes (Vázquez- Barquero y cols. 1998).

Creemos que dar prioridad a los servicios de atención primaria en la promoción de la salud mental debe servir para aliviar a los servicios especializados de patologías comunes y poder realizar con más eficacia su labor de especialistas, pero no debe servir para sustituirles y desplazar las labores y funciones de estos especialistas a los servicios no especializados que no podrán hacerse cargo de dicha demanda por ser precisamente no especializados, a no ser que con los cursos de formación continuada se pretenda convertirles en especialistas.

En este momento se está cuestionando la función de asesoramiento y apoyo a los servicios de atención primaria que se les exige actualmente a los profesionales de salud mental por considerarla una medida ineficaz y que puede producir falta de atención a los pacientes con trastornos mentales graves, saturación de los servicios de atención primaria que perjudicaría las actuaciones preventivas prioritarias, primaria y secundaria, prioritarias en política sanitaria.

Se considera más factible la coordinación entre dichos servicios, el tratamiento mixto y el asesoramiento y apoyo por parte de los profesionales de salud mental destinados a los pacientes graves dados de alta y que pueden realizar el seguimiento en los servicios de atención primaria, descongestionando los servicios especializados y cuyas funciones se basarían en evitar recaídas, controlar la medicación y seguir la evolución del curso de la patología normalizada.

Creemos que la inclusión de un programa de psicología en los servicios sanitarios de atención primaria, llevado a cabo por psicológos, puede permitir una coordinación más eficaz con los servicios de salud mental, obtener mejores resultados en el manejo de la patología de los casos leves y un menor coste tal como señalan los programas desarrollados en la Asistencia Compartida.


Referencias.

- Bragado, C. ; Carrasco, I.; Sánchez Bernardos, Mª.L.; Bersabe, R.Mª.; Loriga, A. y Monsalve, T. (1995) “Prevalencia de los trastornos psicopatológicos en niños y adolescentes: resultados preliminares. Clínica y salud. Año IV, vol. 6 nº 1, 67-82

- Garralda ME, Bailey D: Children with psyquiatric disorders in primary care. Journal of child Psychology and Psychiatric 1986; 27:611-624

- Pedreira,J.L. et als. (1990) “De cuando los niños sufren, del cómo sufren los niños y de lo fácil que resulta a los adultos no creerlo”. Infancia y Sociedad, nº 5, 24-54 .

- San Romásn Villalón, P. Et als. (2002) “Prevalencia de los transtornos de conducta y emocionales en niños de 2 – 3 años. Psicología.com

- Vidal, M. (2003). Modelo psicológico en Atención Primaria: Protocolos de Valoración e Intervención en niños de 0 a 2 años. Tesis. UCM.

- Weich, S: Prevention of the common mental disorders: a public health percepcios. Psychol Med 1997;27:757-764

 

 


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