OBJETIVO: valoración de los cambios en la calidad de vida percibida por pacientes a quienes se les ha colocado un sistema implantable para el tratamiento del dolor.
MATERIAL Y MÉTODO: Se evaluó a 54 sujetos que acuden por primera vez al servicio de psicología en la Unidad Multidisciplinar del Dolor del Consorcio hospital General Universitario de Valencia (CHGUV), previa exploración médica, empleándose el cuestionario de salud SF-36(1) en los siguientes momentos: línea base (primera visita en el servicio de Psicología), y 3 meses después de la colocación de un sistema implantable para el tratamiento del dolor. También se obtuvieron los datos sociodemográficos (edad, sexo, estado civil, nivel cultural), el tipo de dolor, y el nivel de dolor informado por los pacientes (EVA).
RESULTADOS: La edad de los participantes se situó en torno a los 59 años (SD=13. 31; rango: 30-80 años), siendo el 40. 7% varones y el 59. 3% mujeres. La mayoría de ellos estaban casados (81. 5%) y vivían acompañados (90. 2%), y el 60. 4% había cursado estudios primarios o EGB. En cuanto a su tipo de dolor, el del 13% era vascular, el del 57. 4%, neuropático, y el del 29. 6%, somático. El 37% de los encuestados fue implantado con una bomba de infusión, el 22, 2% con un estimulador de cordones posteriores (ECP), el 35. 2% con un neuroestimulador Synergy, y el 5. 6% con un neuroestimulador Restore. El nivel de dolor informado (EVA) en la visita basal fue moderadamente elevado (M=7. 81; SD=1, 52), mientras que tres meses después de la colocación del sistema implantable fue moderado (M=5. 57; SD=2. 56), siendo esta diferencia estadísticamente significativa. Por lo referente a las escalas evaluadas por el SF-36(1), se observó un aumento estadísticamente significativo de las puntuaciones en Función Física (M=15. 91; SD=4. 46 basal y M=18. 04; SD=5. 43 a los 3 meses), rol Físico (M=4. 53; SD=1. 03 basal y M=5. 21; SD=1. 50 a los 3 meses), Dolor Corporal (M=4. 19; SD=1. 92 basal y M=6. 17; SD=2. 17 a los 3 meses), Salud General (M=13. 34; SD=4. 33 basal y M=14. 93; SD=4. 14 a los 3 meses), Vitalidad (M=9. 91; SD=4. 02 basal y M=12. 77; SD=4. 79 a los 3 meses), rol Emocional (M=4. 30; SD=1. 31 basal y M=4. 79; SD=1. 36 a los 3 meses), y Salud Mental (M=16. 87; SD=6. 02 basal y M=19. 93; SD=5. 27 a los 3 meses).
CONCLUSIONES: Tres meses después de la colocación de un sistema implantable para el tratamiento del dolor crónico, los pacientes informaron de un nivel significativamente menor de dolor (EVA). Además, en comparación con la evaluación basal, percibieron en menor medida que su salud limitaba las actividades físicas de la vida diaria (Función Física), o interfería en el trabajo y otras actividades diarias (Rol Físico). La intensidad del dolor padecido y su efecto en el trabajo habitual y en las actividades cotidianas (Dolor Corporal) fue menor, mientras que la valoración personal del estado de salud (Salud General), y el sentimiento de energía y vitalidad, frente al de cansancio y desánimo (Vitalidad), fueron más elevados. Por otro lado, percibieron en menor medida que padecían problemas emocionales que afectaban al trabajo y otras actividades diarias (Rol Emocional), y valoraron su salud mental general (depresión, ansiedad, autocontrol y bienestar general) (Salud Mental) como más positiva. Estos resultados pueden interpretarse como una mejora en cuanto a la calidad de vida de los pacientes, lo cual es uno de los objetivos de este tipo de técnicas empleada para el tratamiento del dolor.