Los problemas de comportamiento antisocial en la primera infancia pronosticaron una gran cantidad de secuelas adversas a largo plazo, como un mayor riesgo de trastornos mentales (incluido el trastorno de personalidad antisocial), abuso de sustancias, resultados académicos y vocacionales deficientes, y participación en el sistema de justicia penal.
Los trastornos de conducta en la in...
Los problemas de comportamiento antisocial en la primera infancia pronosticaron una gran cantidad de secuelas adversas a largo plazo, como un mayor riesgo de trastornos mentales (incluido el trastorno de personalidad antisocial), abuso de sustancias, resultados académicos y vocacionales deficientes, y participación en el sistema de justicia penal.
Los trastornos de conducta en la infancia imponen una profunda carga personal y económica para los individuos, las familias y los sistemas de educación, servicios sociales, salud y justicia penal.
Existe un claro impulso para la prevención efectiva y la intervención temprana de estos problemas, especialmente dada la evidencia de que intervenir en la primera infancia puede ser más rentable y tiene mayores tasas de éxito en comparación con la intervención en la adolescencia.
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