Se plantea la hipótesis de que la exposición a la adversidad socioeconómica afecta la actividad del eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal (HPA) y la secreción de cortisol, pero la evidencia existente es inconsistente.
Sin embargo, pocos estudios han investigado esta asociación utilizando un enfoque de desarrollo que considere posibles factores contextua...
Se plantea la hipótesis de que la exposición a la adversidad socioeconómica afecta la actividad del eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal (HPA) y la secreción de cortisol, pero la evidencia existente es inconsistente.
Sin embargo, pocos estudios han investigado esta asociación utilizando un enfoque de desarrollo que considere posibles factores contextuales protectores.
Este estudio examinó el papel de la estabilidad y los cambios en el estatus socioeconómico (NSE) familiar en la predicción de múltiples indicadores de cortisol y probó si el apoyo social moderaba estas asociaciones.
Métodos
Los participantes formaban parte de una muestra poblacional de pares de gemelos reclutados al nacer. El NSE familiar se evaluó en la primera infancia (de 0 a 5 años) y en la mitad de la adolescencia (14 años).
El apoyo social se evaluó a los 14 y 19 años. El cortisol diurno ( n = 569) se midió a los 14 años al despertar, 30 minutos más tarde, por la tarde y por la noche durante cuatro días no consecutivos.
La concentración de cortisol en el cabello (HCC, n = 704) se midió a los 19 años. Todos los datos se recopilaron antes de la pandemia y se realizaron modelos de regresión multinivel para tener en cuenta la estructura de datos anidados.
Resultados
Los jóvenes expuestos a niveles socioeconómicos familiares más bajos en la infancia y la adolescencia media tenían una pendiente diurna más plana y un HCC más alto en comparación con aquellos que experimentaron una movilidad socioeconómica ascendente a mediados de la adolescencia.
Por el contrario, el NSE de la adolescencia media no mostró asociación con la pendiente diurna o el HCC para los jóvenes de hogares con un NSE más alto en la primera infancia.
Además, los jóvenes criados en familias con un nivel socioeconómico más alto en la primera infancia tenían un CAR más alto a mediados de la adolescencia si reportaban un mayor apoyo social a mediados de la adolescencia.
El apoyo social también moderó la asociación NSE-cortisol a mediados de la adolescencia, y los jóvenes con un NSE más alto mostraron una mayor secreción de cortisol al despertar cuando informaron más apoyo social.
Conclusiones
Nuestros hallazgos apoyan la hipótesis de que la adversidad socioeconómica temprana sensibiliza la actividad del eje HPA a desventajas socioeconómicas posteriores, lo que puede tener consecuencias para el funcionamiento socioemocional y conductual.
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