Autor/autores:
Daniel S. Pine, Steven P. Wise y Elisabeth A. Murray,
Aunque la investigación con roedores proporciona información importante sobre los correlatos neuronales de la psicología humana, durante la evolución de los primates surgieron nuevas áreas corticales, conexiones y habilidades cognitivas, incluida la evolución humana. La comparación de cerebros humanos con los de primates no humanos revela dos aspec...
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Aunque la investigación con roedores proporciona información importante sobre los correlatos neuronales de la psicología humana, durante la evolución de los primates surgieron nuevas áreas corticales, conexiones y habilidades cognitivas, incluida la evolución humana.
La comparación de cerebros humanos con los de primates no humanos revela dos aspectos de la evolución del cerebro humano particularmente relevantes para los trastornos emocionales: expansión de áreas de asociación homotípicas y expansión del hipocampo. Dos capacidades cognitivas exclusivamente humanas vinculan estos desarrollos filogenéticos con la emoción: un sentido subjetivo de participar y volver a experimentar eventos recordados y una capacidad ilimitada para imaginar detalles de eventos futuros. Estas habilidades proporcionaron a los humanos en evolución ventajas selectivas, pero también crearon propensión a los problemas emocionales.
La primera capacidad evoca el “revivir” de eventos pasados en el “aquí y ahora”, acompañado de respuestas emocionales que ocurrieron durante la codificación de la memoria. Contribuye al riesgo de síndromes relacionados con el estrés, como el trastorno por estrés postraumático. La segunda capacidad, la capacidad de imaginar eventos futuros sin limitaciones temporales, facilita el comportamiento flexible relacionado con los objetivos al aprovechar y crear una variedad única y rica de representaciones mentales. Promueve el logro de metas y reduce los errores, pero la construcción mental de eventos futuros también contribuye a los aspectos del desarrollo de la ansiedad y los trastornos del estado de ánimo.
Con la maduración de las áreas de asociación homotípicas, las preocupaciones concretas de la niñez se expanden para abarcar las aprensiones abstractas de la adolescencia y la edad adulta.
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