A pesar de las crecientes preocupaciones sobre las diferencias socioeconómicas sustanciales entre los distritos en muchos países desarrollados, se ha prestado poca atención a cómo la salud mental de los adolescentes puede verse determinada por las características de los distritos.
Algunos estudios han demostrado que la salud mental de los adolescentes está...
A pesar de las crecientes preocupaciones sobre las diferencias socioeconómicas sustanciales entre los distritos en muchos países desarrollados, se ha prestado poca atención a cómo la salud mental de los adolescentes puede verse determinada por las características de los distritos.
Algunos estudios han demostrado que la salud mental de los adolescentes está relacionada con factores contextuales como el estatus socioeconómico del distrito, el desorden del vecindario y la calidad de la infraestructura. Sin embargo, las estimaciones previas pueden ser producto de diferencias no medidas entre distritos.
Para abordar estas preocupaciones, utilizamos datos de las encuestas nacionales noruegas Ungdata ( N = 278, 764), realizadas entre los años 2014 y 2019.
Aplicamos modelos lineales jerárquicos de tres niveles para examinar las asociaciones dentro de los municipios entre los factores municipales y la salud mental de los adolescentes en los dominios de problemas de internalización (es decir, síntomas depresivos), problemas de externalización (es decir, problemas de conducta) y bienestar (es decir, autoestima), explicando así todos los factores de confusión a nivel municipal que permanecen invariantes en el tiempo.
Nuestros resultados mostraron que la seguridad, la infraestructura y la cultura juvenil a nivel municipal están asociadas con problemas de salud mental de los adolescentes.
Además, los modelos de interacción entre niveles indicaron asociaciones específicas de género, con asociaciones más fuertes de infraestructura municipal y pertenencia a la comunidad con una mayor autoestima y una reducción de las conductas delictivas entre las niñas que entre los niños.
Nuestros hallazgos resaltan que las intervenciones a nivel municipal pueden ser una estrategia factible para la salud mental de los adolescentes, incluso en una sociedad caracterizada por una baja desigualdad y una alta redistribución.
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