El tratamiento médico de la propensión al suicidio, sea profiláctico o terapéutico, no difiere del que se aplica en los casos de demencia ordinaria.
A pesar de este estímulo temprano, la evaluación sistemática y la aplicación de tratamientos biomédicos al desafío cada vez más urgente de la prevención del suicidio han tardado en llegar.
Se pueden citar pocos ejemplos del enfoque: (1) uso de terapia electroconvulsiva generalmente como una intervención a corto plazo o de emergencia en la depresión severa con comportamiento suicida emergente, (2) reconocimiento regulatorio en 2003 del valor del tratamiento con clozapina para pacientes suicidas diagnosticado con esquizofrenia, y (3) evidencia emergente de que el tratamiento con ketamina puede reducir la ideación suicida, al menos a corto plazo, con trastornos severos del estado de ánimo. Otra propuesta destacada es que el tratamiento con litio, en particular para el trastorno bipolar, puede reducir el riesgo de suicidio.
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