Autor/autores:
Michael A P Bloomfield
Experimentar un trauma en la niñez y la adolescencia, períodos cruciales para el desarrollo de nuestros cerebros y nuestra propia identidad, ha sido reconocido como un factor de riesgo para el desarrollo de la psicopatología. En The Lancet Psychiatry, Stephanie Lewis y sus colegas presentan datos de un estudio de cohortes gemelas en Inglaterra y Gales, el estudio de riesgo Am...
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Experimentar un trauma en la niñez y la adolescencia, períodos cruciales para el desarrollo de nuestros cerebros y nuestra propia identidad, ha sido reconocido como un factor de riesgo para el desarrollo de la psicopatología.
En The Lancet Psychiatry, Stephanie Lewis y sus colegas presentan datos de un estudio de cohortes gemelas en Inglaterra y Gales, el estudio de riesgo Ambiental, con medidas de trauma, psicopatología (incluido el trastorno de estrés postraumático [PTSD]), conductas de riesgo y clínica. uso del servicio. Uno de los muchos puntos fuertes de este estudio es la alta tasa de participación en el seguimiento.
El equipo de investigación debe ser elogiado por su esfuerzo: este estudio es una investigación influyente que tiene un valor inmediato para los clínicos y los responsables políticos.
Ahora se necesitan estudios similares en otros países junto con la validación de la calculadora de riesgo en cohortes independientes.
Un hallazgo clave de la muestra de Lewis y sus colegas es que casi un tercio de los niños fueron expuestos a traumas, directa o indirectamente, dentro del rango de prevalencia internacional reportada anteriormente.
Este hallazgo indica la necesidad de determinar las intervenciones a nivel de la población capaces de prevenir traumas. En particular, y de acuerdo con la literatura para adultos, de los niños traumatizados que desarrollan PTSD, el índice de riesgo más alto de trauma fue de naturaleza interpersonal, es decir, maltrato infantil, informado en casi la mitad de los participantes con PTSD.
Los clínicos e investigadores también deben establecer si las intervenciones dirigidas a los factores de riesgo y los factores de resiliencia para el trastorno de estrés postraumático son beneficiosos, de modo que cuando un niño es victimizado, la probabilidad de desarrollar psicopatología puede reducirse. Dado que la respuesta de otros significativos, incluidos los miembros de la familia, a la revelación de trauma por parte de un niño afecta el riesgo subsiguiente de psicopatología del niño, otro objetivo podría ser aumentar el apoyo social y permitir que los adultos respondan a las revelaciones de trauma de tal manera que reduzcan la estigmatización vergüenza y culpa.
A nivel cognitivo, se piensa que estos procesos interpersonales influyen en la manifestación de una constelación de creencias negativas sobre el yo asociado con la vergüenza, que incluyen, por ejemplo, "fue mi culpa", "soy una mala persona" y " Estoy defectuoso ".
Juntos, estos autoesquemas negativos predicen el desarrollo posterior de psicopatología más complicada y autolesión.
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