En la totalidad de los Estados Unidos, la cifra de los adultos mayores va en aumento mientras los índices de la enfermedad y la infección están descendiendo entre los jóvenes y los adultos.
Los motivos son varios. El más importante es el que considera que los viejos no tienen sexo. Otro, que sólo los jóvenes y los homosexuales deben cuidarse del SIDA.
Amantes mayores en riesgo.
Sonia Blasco Garma.
Médica sexóloga
[10/2/2003]
Prólogo
El hombre de cabello blanco que abraza a su mujer con un gesto de extremada confianza y amoroso respeto, nos sonríe desde un póster.
El confort que refleja la imagen no nos prepara para la leyenda escrita al pie:
¿Más de 50?
¿Siguen teniendo sexo?
Entonces, todavía pueden contagiarse el virus del SIDA.
Con este fuerte mensaje, en una reunión de información y divulgación, Marilyn Brand, educadora en salud de HIV y SIDA, se dirige a un grupo numeroso de adultos mayores.
Pero esta tarea no queda aquí. El periódico más importante de Miami, reseña la actividad y da pautas para que los mayores tengan sexo seguro.
Es que las estadísticas de la infección con HIV y de la enfermedad, SIDA, han ido aumentando de año en año entre los mayores.
En la totalidad de los Estados Unidos, la cifra de los adultos mayores va en aumento mientras los índices de la enfermedad y la infección están descendiendo entre los jóvenes y los adultos.
Los motivos son varios. El más importante es el que considera que los viejos no tienen sexo.
Otro, que sólo los jóvenes y los homosexuales deben cuidarse del SIDA.
Robert Hanssen, Director de la División de HIV/ SIDA para el control y la prevención de la enfermedad, afirma que el grupo de los mayores es donde hay que centrarse en este momento.
Esto ocurre en el país del norte. No sabemos, sin embargo qué pasa en la Argentina donde las campañas son casi inexistentes y la facilitación y divulgación para el uso del preservativo, prácticamente nulas.
Como médica psicoanalista, dedicada a la divulgación y educación de la sexología, la experiencia de estar en los Estados Unidos, con sus esforzadas campañas de concientización, me resulta enriquecedora.
Descubrir que, desde varios ámbitos, explícita y seriamente, hablando muchas veces de sus propias y dolorosas experiencias en el tema, se ocupan de la salud sexual de los mayores.
Como alguno afirmó, al comienzo de esta campaña: ¿cuidado sexual?, a los ¿mayores? ¡Qué esotérico! ¡¿Para qué gastar dinero en los viejos?!
“No para destruir el sexo, sino para convertirlo en algo seguro”, como afirma Marilyn Brand.
Este es un nuevo foco de interés para los profesionales: nunca se es demasiado viejo para el sexo. Nunca es tarde para enseñar a practicarlo con seguridad.
El SIDA que crece
Cuando aparecieron los primeros casos de SIDA, hace más de 20 años, las estadísticas señalaban que los de 50 y más representaban solo el 10 % de los nuevos casos diagnosticados anualmente. Estos porcentajes comenzaron a crecer de manera alarmante en los últimos años. En 1997 fueron el 11, 6 %. En 1998, el 12, 7 por ciento. El 13, 4 por ciento en 1999. (Centro de Estados Unidos para el control y la prevención de la enfermedad--CDC).
Aunque las cifras en un principio no fueron muy significativas, los expertos temen que los números resulten engañosos debido a que los mayores, al no considerarse en riesgo de contagio, ni se hacen el análisis, ni consultan.
Los motivos:
Las mujeres después de la menopausia estiman que es innecesario el preservativo ya que no existe riesgo de embarazo.
Los hombres, Viagra mediante, son capaces de tener sexo tantas veces como quieren. Y también ellos, estiman que el preservativo es solo una molestia.
Resultado, el SIDA se propaga abiertamente.
La sociedad todavía no se ha dado cuenta de que los viejos tienen sexo.
Y que están tan expuestos como cualquier otro adulto.
En 1999, los mayores de 50 representaban el 13, 4% de los casos de SIDA en todo USA, un 25% más que 4 años antes.
Los viejos tienen sexo
Las estadísticas señalan que la mitad de los hombres y mujeres entre 45 y 59 años tienen sexo por lo menos una vez por semana. Después de los 60, 1/3 de los hombres y ¼ de las mujeres lo disfrutan con igual frecuencia. (AARP, 1999).
Sin embargo, no se cuidan. E involuntariamente ponen en riesgo a sus compañeras.
¿Cómo hablar de sus dudas respecto al sexo con el profesional, con la familia, con los amigos? ¿Cómo mencionar que es sexualmente activo? ¿Cómo lograr ser escuchado y tomado en serio respecto a su vida sexual?
Y esto es particularmente severo entre las mujeres.
Aproximadamente un 10 % de los enfermos de SIDA en los Estados Unidos son mujeres mayores de 50 años. Y se teme que los casos aumenten fundamentalmente debido a la mayor longevidad lograda de año en año.
Además las mujeres parecen ser más lábiles a la infección que los varones.
Sexo a la antigua
Muchos adultos mayores están teniendo relaciones sexuales comportándose con conductas del pasado.
Algunos enviudaron, otras se divorciaron después de largos años de relación. Desconocen las normas actuales del encuentro sexual. La mayoría cree que el SIDA es una enfermedad de los homosexuales, de los drogadictos, de los jóvenes, o de las prostitutas. Nadie les pregunta sobre su vida sexual. Nadie les menciona su posibilidad de riesgo.
Cuando ellos tuvieron sus primeros encuentros sexuales el SIDA aún no había aparecido.
En aquel entonces el condón era una molestia fácilmente desterrada por las pastillas anticonceptivas. Para felicidad de hombres y mujeres, el sexo podía practicarse libremente y el embarazo era una elección, no un riesgo. El condón quedó emulado a lo antiguo. Los jóvenes “ a la page” ya no lo usaban.
Hoy:
Ellas ya están en la menopausia o en la post-menopausia. El riesgo de embarazo ha desaparecido. Entonces ¿para qué el condón?
Ellos, sin motivos claros, objetan que ese látex puede entorpecer la ya difícil potencia. O quitarles el placer del bienvenido Viagra.
Ellas, se quejan de que el condón puede producir un roce molesto.
Ellos, no saben por qué, pero no lo usan.
Ellas se sienten inseguras a la hora de insistir.
Casanovas
Debido a la mayor sobrevida femenina, la supremacía femenina origina una despareja proporción: 7 mujeres por hombre. Consecuencia: cualquier caballero entre los 70 y 80 años resulta un “play boy”.
Bautizados como los “Condos Casanovas para mayores”, los caballeros en buen estado tienen una población femenina asegurada. Y merced al Viagra su capacidad erótica sólo depende de su deseo.
Aunque muchas mujeres conocen la característica light de la relación, la gran mayoría la acepta debido a su soledad y a la falta de oportunidades.
Alarma: el desconocimiento pone estas palabras en boca de uno de ellos: “No me siento en riesgo. Creo que la mayoría de los hombres de mi edad piensa igual que yo. ”
Y sin embargo, él es uno de los adultos mayores en riesgo.
Uno de los pocos estudios hechos en la población de los adultos mayores en 1994 señala que cerca de 10 por ciento de americanos mayores de 50 tienen, al menos, un factor de riesgo del VIH -- tal como sexo con varios compañeros/as – con el agregado de que no utilizan condones constantemente. (Archivos de medicina interna. )
Pareja heterosexual en riesgo
Los expertos ven cómo aumenta el número de infectados y estiman que este aumento continuará por varias razones.
Una de ellas es que los adultos mayores se sienten molestos al hablar de su vida sexual.
Otra, que a los médicos les cuesta mucho incluir el tema de la sexualidad en la consulta. No sólo en lo relativo a la salud sexual y al riesgo de las enfermedades por transmisión sexual. También son remisos a preguntar acerca de la vida sexual de sus pacientes mayores, mujeres o varones.
Resultado: la población de mayores desconoce las enfermedades de transmisión sexual y como cuidarse.
Tampoco los programas de salud toman en cuenta los riesgos de transmisión sexual de HIV en la población de los mayores.
Y sin embargo, el sexo heterosexual es la vía de contagio más frecuente en esta población.
"Nadie sabe qué está sucediendo con los adultos mayores, " afirma Joseph Catania, uno de los principales investigadores del SIDA del país y coautor de los “Archivos de Medicina Interna” el estudio realizado por la Universidad de California en San Francisco en el año 1994. Por consiguiente, las cifras reales de infección son inestimables.
Tampoco se conoce cómo el Viagra ha modificado la vida sexual de los varones.
Podemos estimar que la frecuencia del encuentro sexual ha aumentado gracias a esa pequeña pastillita capaz de convertir en valiente amante al más temeroso.
Doce millones de americanos usaron el Viagra desde su lanzamiento, en 1998. Y aunque el laboratorio no lleva el registro de la edad de sus consumidores, el grupo de los mayores es indudablemente el público de predilección entre los consumidores.
Urgencia
Menos de un 5% de los adultos mayores se realiza el diagnostico de SIDA. Sin embargo, el diagnostico precoz resulta fundamental ya que los mayores enferman más rápidamente. Y una vez enfermos, son más lábiles a la infección ya que sus defensas están debilitadas.
Los posibles enfermos no sienten la necesidad de hacerse el test ni piensan en el riesgo de la infección por VIH. Debido a su desinformación y a la falta de asesoramiento médico, aun cuando hayan adoptado conductas sexuales riesgosas, atribuyen sus síntomas de debilidad, sus complicaciones pulmonares o signos de demencia, al paso de los años.
Cuando los médicos reciben pacientes con síntomas relacionados con el SIDA, raramente les requieren el test diagnóstico. Debido también a la desinformación y al prejuicio de los profesionales los enfermos de SIDA llegan tardíamente al tratamiento correspondiente, poniendo en mayor riesgo su salud.
“Existe un número considerable de enfermos de SIDA deambulando por ahí. Y nadie se entera”, afirma Courtney Williams, coordinadora de los programas de HIV/SIDA. Cuando alguno de 70 muere de neumonía, nadie piensa que pudo haber sido por SIDA.
Peor aún con las mujeres. El silencio acostumbrado que rodea su vida amorosa y sexual resulta en la tardanza extrema en la consulta y al diagnóstico de la infección. A veces están enfermas con complicaciones relacionadas con el SIDA. Y mueren debido a la falta de diagnostico rápido y a que sus sistemas inmunes se debilitan naturalmente con edad.
Más de una mujer puede creer que su sudoracion y cansancio son consecuencia de la menopausia. Sin embargo, al consultar, reciben un diagnóstico muy diferente.
Una vez enfermos, se topan con la dificultad de agregar a los acostumbrados remedios, el cóctel de drogas antiretrovirales.
Acciones necesarias
Sabemos que los adultos mayores son más susceptibles a contagiarse del virus del SIDA.
Con el paso de los años, el sistema inmunológico se debilita y se hace más susceptible a la invasión del virus.
También la mujer luego de la menopausia tiene cambios genitales: pequeñas laceraciones se producen en su vagina y son la vía de entrada de cualquier infección durante la penetración.
Por eso están más expuestas que los hombres. Y deben cuidarse aún más.
Como se sienten inseguras acerca de sus atractivos, como temen quedar descartadas por la edad, no se sienten con derecho para reclamar condiciones a sus compañeros sexuales.
No le dicen: usa un preservativo.
El temor a ser rechazadas, las lleva a aceptar relaciones que pueden ser peligrosas.
Coordino grupos de mujeres de 50 años y mayores. Frecuentemente ellas comentan su dificultad de insistir en el uso el preservativo frente a la negativa masculina. El prejuicio acerca de la edad, la exaltación de la juventud, refuerzan la condena del erotismo de la mujer mayor. El miedo a perder la oportunidad de la conquista, la inseguridad acerca de sus atractivos, la falta de respaldo de social, los prejuicios que rodean la sexualidad de los adultos mayores, (viejo verde, vieja loca), el lugar ceniciento al que se han empujado a los viejos, y una extensa lista de NOS y prohibiciones dañan la capacidad de sentirse con derecho al placer y a la vida.
Los profesionales tenemos la oportunidad y el deber para educar en la salud sexual. Si la mujer mayor conoce cuales son los riesgos que corre, si sabe que el roce vaginal se soluciona con una crema local, si cuenta con el asesoramiento de su médico, si puede hablar de su vida sexual y aprender a cuidarla, sin duda estará en mejores condiciones para plantearle a su amante los beneficios y la necesidad de usar un preservativo.
Si el varón reconoce la necesidad de cuidarse y cuidar a su compañera, si aprende a usar el condón, si le pide colaboración a su partenaire, si puede expresar sus temores a la pérdida de la potencia,
Resulta difícil hablar de la sexualidad para considerar los riesgos. También resulta imposible encarar los riesgos sin hablar a fondo y detalladamente de la sexualidad. Para eso es necesario conocer cuál es nuestra concepción más íntima acerca de los derechos de los viejos a disponer de su sexualidad. (También conlleva una mirada obligada hacia nuestra propia sexualidad, independientemente de lo joven o vieja que sea nuestra apariencia. )
Considerar qué derechos tienen los viejos a amar, a gozar. A vivir.
Termino por dónde empecé. Con Marilyn Brand, la educadora en VIH quien hace unos días, nos volvió a dar una clase de cómo se puede enseñar sin prejuicios, de manera divertida y con buen saber; es decir, educar desde la buena experiencia y el amor a la vida y al conocimiento.
Marilyn se dirigió a una sala llena de adultos mayores para presentar a un “compañero” sexual silencioso y prudente: un vibrador.
Su valentía, su encantadora presencia, nos da la esperanza de que la información llegue finalmente a destino. Y que los adultos mayores sepan que tienen el derecho a gozar en salud.
Apéndice
CONSEJOS DEL ENCUENTRO DE SIDA PARA ADULTOS MAYORES
Lea, averigüe, infórmese en todo lo relativo a la sexualidad de los adultos mayores.
Incluidos los modos, riesgos y cuidados relativos a las enfermedades de transmisión sexual.
Antes de llegar al encuentro sexual, establezca un diálogo abierto con su futuro amante. Averigüe el pasado y presente sexual de su enamorado/da.
¿Cuántos compañeros sexuales ha tenido en el último tiempo? ¿Utiliza siempre el condón?
Aunque la respuesta puede no ser autentica, entablar el tema mostrará su cuidado y demandará un cierto compromiso del otro.
Averigüe si se ha hecho el test del HIV
Si las respuestas no le gustan, considera su recelo y no siga adelante con alguien que puede ponerle en riesgo.
Mujer, si tiene sexo, insista en el uso del condón. Utilice un gel lubricante para proteger las paredes de su vagina.
Si su compañero se resiste a usar un condón, haga uso de todo su encanto para intentar convencerlo. Si se resiste, no acepte el sexo.
Aunque el deseo y la oportunidad pueden parecerte únicos, podría ser que tuviera que lamentarlo luego.
Consulte con su doctor acerca de sus dudas respecto de su sexualidad.
Introduzca el tema, aunque él no lo haga. Pregunte ampliamente para aclarar todas sus inquietudes. (Aconsejo llevar a la consulta sus dudas escritas, para no olvidarlas en el momento oportuno. )
Hágase el test si ha tenido alguna situación de riesgo. Esto es: más de dos compañeros sexuales en un año, o si ha tenido o tiene un amante que comparte con otros/otras. O si tiene desconfianza.
NAHOF- National Association on HIV over Fifty.
CDC- Centers for Disease Control and Prevention.
“Aids among the elderly”, S. Olkon, Focus, The Herald, Diciembre 2002.
“Never too old for Sex and Aids”, M. Nicolosi, The Washington Post, Julio 2001.
“Things you should Know about HIV and Older Women”.
Close Encounters for Seniors in the Age of Aids.
AARP HIV Guide
AARP- Why me? Jane Fowler.
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