Título: El Autismo, analizado según las ideas de John Locke.
Se dice que hay una enfermedad cuando algo no funciona normalmente. Pero, ¿qué es la normalidad en un ser humano, si somos creaturas que no tenemos ningún parangón en la naturaleza? ¿Cómo compararnos con el resto de los animales para saber qué característica de ellos se ha transformado en un carácter específico nuestro? Porque no podemos ser esencialmente distintos.
Dice Patricia Churchland: “Para los filósofos, que tienden a creer que el cerebro está dedicado al conocimiento, al pensamiento abstracto o, en general, “a la funciones intelectuales más elevadas”, les resultará una sorpresa saber que los pacientes neurológicos frecuentemente exhiben trastornos motores de algún tipo. Aún en los casos en que los déficits cognitivos son particularmente prominentes, hay déficits motores que típicamente los acompañan. Esto nos hace preguntarnos acerca de qué tanto del cerebro se dedica a pensar y que tanto al control motor. O al menos a preguntarnos de si el cerebro es primariamente un aparato para adquirir conocimientos y, sólo incidentalmente, un aparato motor. ” ¿Que el cerebro está dedicado al pensamiento abstracto? ¿O sea que, un órgano que es sensorio motor en todo el resto de las demás especies, se ha transformado en un aparato cognitivo en el hombre? Se me hace que la analogía con un computador ha sido llevada demasiado lejos. Quizá el hecho de que produzcamos tecnología ha forzado a creer que somos algo especial, y que eso especial tiene que ser el cerebro. Pero, en el estegosaurio el abultamiento caudal, que controlaba los músculos de su mayor defensa, la cola con picos, era 20 veces el tamaño del abultamiento cefálico.
El Neanderthal era un artista consumado, pero la diferencia con el Cro-Magnon era el abultamiento frontal, atribuible al habla. Si pensar es hablar, lo que vemos son desarrollos en base a funciones sensomotrices, y no algo especial, para “el conocimiento” El cerebro tiene cableado, por supuesto. Pero eso se debe a su función de transmitir información desde la periferia a los diversos centros integrativos para luego desarrollar la organización de los movimientos. No es posible que dentro del cerebro se realice el acto de percepción y de allí salga una respuesta.
Según A. Luria tanto el sistema aferente sensitivo como el eferente motor provocan cambios en la percepción. Ya lo citamos cuando dice: (El cerebro humano y los procesos psicológicos, 1966): “Lo importante es saber qué cosa es lo que está dentro del cerebro, y el cómo eso interviene en la actividad mental. Porque el área motora no es un efector, sino un aparato aferente, un tipo especial de analizador. ” El habla, que es producto del lado motor, también influye en la percepción, el recuerdo, así que éste no puede ser el producto de una síntesis producida “dentro” del cerebro debido a nuestros circuitos cognitivos especiales y distintivos dentro de todo el reino animal, sino que debe de resultar de los mismos procesos senso-motrices universales, la senso-motricidad general; pero con algo especial, el lenguaje, exclusivo del ser humano, que modifica el recuerdo.
Es, en éste contexto, en donde el estudio del autismo resulta de una importancia primordial. Porque el autismo son dos cosas a la vez: un retraso senso-motriz y un déficit de percepción. O sea que, de golpe, nos muestra como la senso-motricidad, que es la verdadera ocupación del cerebro, está relacionada con los contenidos psíquicos. Y la única explicación posible no es que los circuitos cerebrales hayan transformado su función, repentinamente, de una ocupación senso-motriz a una función cognoscitiva; sino que la percepción se da en un “área extra-cerebral” (la “substancia pensante”(Locke); el “No-Ser” (Platón); el modelo (Parménides), y que el programa senso-motor, al desarrollarse, acceda a la percepción, sin producirla. La teoría de lo Uno y Muchos se opone a que el proceso de la percepción ocurra “dentro” del cerebro. En esencia, éste órgano pertenece a la multiplicidad y la percepción (o sea, la Idea) debe ocurrir en la Unicidad, justo en el borde en donde lo múltiple (el órgano senso-motor) se topa con el modelo, que encarna al Uno.
Jefe del Departamento de Anestesiología del Instituto de la Visión. Torreón, Coahuila, Méxixo
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