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Código de la mesa 19M1. TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO DE LAS CEFALEAS O DOLOR DE CABEZA

Fecha Publicación:
Autor/autores: Paola Duchen

RESUMEN

El dolor de cabeza o cefalea es una de las patologías más frecuentes y el motivo primario de consulta, de entre los problemas neurológicos o trastornos del sistema nervioso, en atención primaria. Más de 4 millones de personas lo padecen en España, de los cuales cerca de 300. 000 son niños. El 90 % se diagnostican como cefaleas tensionales o migrañas, y según los tratamientos actuales no se curan, ofreciendo sólo acciones paliativas.

El psicoanálisis se nos presenta como el único tratamiento efectivo y eficaz del dolor de cabeza o cefalea, porque trata las causas subyacentes a esta patología de gran alcance en la población mundial, solucionando las raíces del problema y haciendo innecesario el sostenimiento de este síntoma.


Palabras clave: tratamiento psicoanalítico, cefalea, problemas neurológicos, dolor de cabeza, migraña
Tipo de trabajo: Comunicación
Área temática: Medicina psicosomática .

Psicoanalista de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero

TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO DE LAS CEFALEAS, JAQUECAS, DOLOR DE CABEZA O MIGRAÑAS
Paola Duchên
Psicoanalista. Psicóloga Clínica
clinica@grupocero.info

RESUMEN
El dolor de cabeza o cefalea es una de las patologías más frecuentes y el motivo primario de
consulta, de entre los problemas neurológicos o trastornos del sistema nervioso, en atención primaria.
Más de 4 millones de personas lo padecen en España, de los cuales cerca de 300.000 son niños. El 90
% se diagnostican como cefaleas tensionales o migrañas, y según los tratamientos actuales no se
curan, ofreciendo sólo acciones paliativas. El psicoanálisis se nos presenta como el único tratamiento
efectivo y eficaz del dolor de cabeza o cefalea, porque trata las causas subyacentes a esta patología
de gran alcance en la población mundial, solucionando las raíces del problema y haciendo innecesario
el sostenimiento de este síntoma.

Entre un 47 % y un 90 % de la población mundial cifran los estudiosos (OMS, Harrison) sufre al
menos dolor de cabeza una vez al año. Las estadísticas sí coinciden en que las cefalalgias intensas e
incapacitantes, afectan, por lo menos una vez al año al 40 % de los habitantes del mundo,
constituyendo el motivo más frecuente de consulta en Neurología. En el entorno de urgencias, un 5%
sufre alteraciones graves. El dolor, en general, es un mecanismo de alarma, es como una señal que
advierte al organismo de que existe una lesión.
En la gran mayoría de los casos, suele constituir un síntoma benigno, tan común que
prácticamente nadie se extraña que alguna vez le duela la cabeza. Está muy extendido y forma parte
de la vida cotidiana incluso, tomarse una aspirina o su equivalente. En ocasiones puede constituir una
manifestación de enfermedades graves, como un tumor cerebral, hemorragia subaracnoidea,
meningitis o una arteritis de células gigantes, o deberse a una conmoción. Pero en esta ponencia, no
nos vamos a ocupar de esas enfermedades graves, señalando, únicamente, acerca de ellas, que no
hay nada en el ser humano sin participación inconsciente, psíquica, incluso en las enfermedades
orgánicas más graves o hasta en los accidentes.
Nos ocuparemos en este escrito, de esa amplia población que sufre dolores de cabeza, cefaleas
de tensión, cefaleas en racimo, jaquecas o migrañas, diversas nominaciones para ver lo que está en
juego en ellas, y su tratamiento, de probada y gran eficacia y que constituye uno de los mejores
instrumentos para paliar ese dolor y no sólo ese: psicoanálisis, la terapia psicoanalítica.
La cefalea o dolor de cabeza representa una de las formas más comunes de dolor en los
humanos. Sabemos que el dolor es el más imperativo de todos los procesos. El proceso de descarga
de placer produce satisfacción y la descarga de displacer produce dolor, resultando uno de los
márgenes del principio del placer-displacer. Para los pacientes, la intensidad del dolor es lo más
importante. Y resulta curioso que la mayoría de los pacientes que acuden a urgencias con una
cefalalgia muy intensa, o "la más intensa o aguda de su vida", generalmente resultan ser jaquecas.
También suele llamar la atención que la cefalalgia producida por un tumor cerebral, por ejemplo, no
suele ser ni peculiar ni intensa.
El dolor es una señal de alarma que indica un goce intolerable, un displacer, del cual no se puede
huir mediante la motilidad. Por eso que el dolor hay que pensarlo como una detención de la motilidad.
Tiene que ver más con la motilidad que, paradójicamente, con la sensibilidad. El dolor impide la
acción, petrifica podríamos decir, es una detención en la acción, impide resolver las cosas con
acciones, sabiendo que para el psicoanálisis, la palabra en acto también es una acción.
Alguien que padezca un dolor o un malestar orgánico deja de interesarse por el mundo exterior,
y sólo le interesa todo aquello que tenga relación con su dolencia. Retira de sus objetos eróticos el
interés libidinoso, y deja así de amar mientras sufre. Como dice el poeta de aquel que padece un dolor
de muelas: "'Concentrándose está su alma, en el estrecho hoyo de su molar".
En la histeria, el dolor no es creado por la neurosis, sino que es utilizado, intensificado y
conservado por ella. Los dolores más comunes y extendidos, como el dolor de cabeza, la boca o los
reumáticos, son precisamente los que con mayor frecuencia aparecen llamados a desempeñar un
papel en la histeria, al convertirse en zonas erógenas.

Un ejemplo de este dolor de cabeza lo presenta Cecilia M. paciente de Freud. Ella recuerda, que
con 15 años, estando en la presencia de una de sus abuelas, muy severa, empezó a quejarse de sentir
penetrantes dolores en la frente, entre ambos ojos, dolores que continuaron durante varias semanas.
En su asociación libre, treinta años después, dice que ella sintió que su abuela la había mirado tan
penetrantemente que la había atravesado el cerebro. Coincidía esa mirada, con el miedo de verse
descubierta y reflejarse en los ojos de la abuela.
Con esta introducción sobre la histeria en el tema que nos ocupa, queremos señalar que en la
escucha psicoanalítica tiene que estar presente tanto el modo de producción de los síntomas histéricos,
como el modo de actuar de las neurosis actuales, y toda la teoría psicoanalítica. Por eso que un
psicoanalista se forma en la teoría, pero también en la interpretación, en su propio psicoanálisis, en
su supervisión en tranferencia.
Estamos hablando de cerca de 6.300 millones aproximadamente de seres humanos aquejados
de dolor de cabeza al menos una vez al año.
Con la entrada en la adolescencia, muchas mujeres comienzan a padecer de migraña. Empeora
con la ovulación y la menstruación, así como con la toma de anticonceptivos orales. Y mejora,
temporalmente, cuando se embarazan y una notable mejoría cuando ya no tienen menstruación o
llega la menopausia.
El dolor de cabeza puede estar producido como síntoma histérico o como parte de las neurosis
actuales: la neurastenia, la neurosis de angustia y la hipocondría, sin mecanismo psíquico.
El síntoma de la neurosis actual suele constituir con frecuencia el nódulo y la fase preliminar del
síntoma psiconeurótico. En el caso de la histeria, el dolor de cabeza, el análisis nos demuestra que
por la condensación y el desplazamiento han llegado a ser estos dolores una satisfacción sustitutiva
de toda una serie de fantasías o recuerdos libidinosos. Pero hubo un tiempo en que eran reales, siendo
un síntoma directo de una intoxicación sexual, o sea la expresión somática de una excitación libidinosa,
en la neurastenia. No todos los síntomas histéricos contienen un nódulo de este género; pero, es
bastante frecuente. Son como los granos de arena que las ostras perlíferas van recubriendo con sus
secreciones. Los signos de la excitación sexual que acompañan al coito, también son utilizados por las
neurosis como material para formación de síntomas.
La hipocondría se manifiesta, como la enfermedad orgánica, en sensaciones somáticas penosas
o dolorosas, y retrotrae su interés al órgano en cuestión. En la enfermedad orgánica las sensaciones
dolorosas tienen su fundamento en alteraciones comprobables, y en la hipocondría, no.
Coincidiendo con la preparación de esta ponencia, se puso en circulación una publicidad donde
se indicaba como prácticamente el único tratamiento de la migraña, la medicación junto a yoga y a
otros medios relajantes.
¿Se imaginan el mercado mundial que supone para esta afección?
Llama la atención que el único tratamiento que proponen es con medicación, lo que supone
ingentes cantidades de dinero para los laboratorios. Y un prácticamente total desconocimiento de la
técnica psicoanalítica, muy apropiada y de gran eficacia para los dolores de cabeza.

No quiere eso decir, que cuando uno tiene un dolor de cabeza no se tome una aspirina o un
ibuprofeno. Pero a veces, una interpretación cumple esa función y no es necesaria la medicación sino
unas sencillas palabras en el contexto transferencial y del pacto analítico. Más aún si las jaquecas o
cefaleas son continuas y llevan años con esta afección.
La cantidad de dinero que supone para la economía de un país la producción y el consumo de
fármacos para las cefaleas, y por otro lado, las consecuencias como ser el absentismo laboral y
educativo, suponiendo altas cifras de pérdida tanto en absentismo como en productividad. Y sí, se
trata de economía, sí, pero de lo económico del psiquismo que está en juego en el dolor.
Por un lado está el desconocimiento del psicoanálisis como una terapia altamente eficaz, y por
el otro lado, psicoanalistas que obturaron el descubrimiento freudiano, psicologizando el mismo.
Por eso es que ponemos el énfasis en la formación de los psicoanalistas, todo eso forma parte
del tratamiento psicoanalítico. Porque ¿qué es la cura psicoanalítica? Es el tratamiento dispensado por
un psicoanalista.
Puede parecer pretencioso, pero Freud, al comienzo del pasado siglo llegó a enunciar que todo
el mundo necesitaba psicoanalizarse. TODO el mundo. Representa un grado de humanidad. Y no veo
por qué nos vamos a asombrar, cuando hace menos de 150 años, en el campo de la odontología por
ejemplo, sólo podían asistir algunos privilegiados, y la pretensión de que vayan todos sonaba a una
quimera. Ahora no podemos concebir una salud sin una salud dental, por ejemplo.
El psicoanálisis es una conquista de la humanidad, hay que hacer un trabajo para alcanzar esa
humanidad, tanto en los proyectos de salud, como en la concepción de los mismos.
La OMS señala que las cefaleas se acompañan de problemas personales y sociales como el dolor,
la discapacidad, el deterioro de la calidad de vida y las pérdidas económicas. Otros también establecen
una relación con la depresión.
Llama la atención que el dolor en las cefaleas postconmoción, por ejemplo, persistan mucho
tiempo después de la resolución de los litigios derivados del accidente.
También existe una cefalalgia coital que se produce alrededor del momento del orgasmo, de
forma muy repentina y suele parar en pocos minutos, interrumpiendo el coito.
Si nos preguntamos por el beneficio secundario de cualquier enfermedad, debemos pensar que
en psicoanálisis suele constituir la verdadera enfermedad. Te puede doler la cabeza, pero no hacer
uso político del síntoma como dice el conocido aforismo de Miguel O. Menassa.
Entre las cefalalgias recidivantes llama la atención la duración en el tiempo con la misma
sintomatología, sin incluir en el tratamiento lo psíquico. Pese a la asociación popular cabeza ­
psiquismo, el paciente se resiste a acudir a un tratamiento psicoanalítico. En las neurosis actuales, no
se da el mecanismo psíquico que sí está presente en las neurosis de transferencias. Este tipo de
cefalalgias tienen que ver más con lo psicosomático.
Cefalalgia de tensión: síndrome de dolor de cabeza crónico por malestar bilateral en banda y
compresivo. Lo describen la sensación de que tienen la cabeza metida en un torno o que los músculos
de la parte posterior del cuello están tensos. El dolor aumente lentamente, fluctúa en intensidad y
persista de forma más o menos continua durante muchos días. Puede ser episódica o crónica.
Predomina en las mujeres y puede coexistir con ansiedad o depresión.
La jaqueca es cefalalgia vascular, afecta al 15 % de las mujeres y al 6% de los varones.
Incluye cefalalgia, náusea, vómito. Suele desencadenarse, según los manuales médicos, por causas
tan dispares como vino tinto, menstruación, hambre, falta de sueño, deslumbramiento, estrógenos,
preocupaciones, perfumes, decepciones y la desactiva, el sueño, el embarazo, el optimismo. Existe
también una llamada jaqueca hemipléjica familiar.
Ninguna explicación de las causas de las cefaleas es satisfactoria.
En psicoanálisis hablamos de sobredeterminación. La causa se construye, y es siempre por
interpretación y siempre distinta para cada uno. Por lo que su tratamiento será su historia de
interpretaciones.
Como cuadros clínicos, los manuales hablan de la Jaqueca sin aura (Jaqueca común), con dolor
de cabeza moderado o intenso de carácter pulsátil y de localización unilateral, que se agrava al subir
escaleras o con actividades similares, con náusea, vómitos o ambos, fotofobia y fonofobias, continuo,
de 4 a 72 horas.
La hipersensibilidad a la luz y al sonido nos puede remitir a la hipersensibilidad de la neurosis
de angustia, la náusea y el vómito al rechazo histérico.
Jaqueca con aura (Jaqueca clásica) presenta síntomas sensoriales, motores o visuales
premonitorios característicos: escotomas, alucinaciones o ambos, dura de 20 a 25 min. que presentan
un espectro de fortificación en forma de C.
Jaqueca Basilar, se presenta sobre todo en adolescentes de sexo femenino. Presentan un
cuadro de ceguera total, acompañada de combinaciones de vértigo, ataxia, disartria, zumbidos de
oídos, parestesias distales o peribucales. Un 25 % presenta luego confusión. A veces puede durar
días.
Jaqueca facial o carotidinia, es frecuente en los ancianos, el dolor en la mandíbula o en el cuello,
puede ser continuo, profundo y sordo, a veces pulsátil, o dolor agudo.
Cefaleas histamínicas y en brotes. Consisten en una a tres crisis de corta duración. De dolor
periorbitario al día a lo largo de un periodo de cuatro a ocho semanas. Al que sigue un intervalo sin
dolores con una duración media de un año. Puede volver a presentarse a los años.
El dolor alcanza un crescendo en 5 minutos. Es agudísimo, profundo, no fluctuante y explosivo.
Solo en raros casos es pulsátil. Es unilateral y suele afectar al mismo lado en los meses posteriores.
La crisis suele durar entre 30 min. a 2 horas. Con síntomas de lagrimeos, enrojecimiento ocular,
taponamiento nasal, ptosis del párpado y náusea. En un 85 % de los casos, suele producirse a la
misma hora cada día que dura el brote. En el 50 % de los casos es nocturno y suele despertar al
paciente a las dos horas de haberse dormido.
Es ocho veces más frecuentes en los hombres que en las mujeres. A veces puede ser mixta
como la jaqueca
El poeta, voz de la humanidad, desesperado, clama: "Señor Ministro de Salud; ¿qué hacer?" Y
se responde: "¡Ah! desgraciadamente, hombres humanos, / hay, hermanos, muchísimo que hacer".
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TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO DE LAS CEFALEAS, JAQUECAS, DOLOR DE CABEZA O
MIGRAÑAS
Y es un científico que, desde el imaginario universal de la poesía, y desde la reducción imaginaria
de la ciencia, con la interpretación psicoanalítica responde: Todo el mundo tendría que psicoanalizarse.
Hace ya 100 años de este enunciado que Freud pone en circulación para la humanidad. Y los
resultados muestran qué poco escuchan los humanos a sus grandes hombres.
El psicoanálisis enseña que no hay dolor general, que una vez entra el paciente en tratamiento,
una vez realizado el pacto, son las palabras que el paciente dice, su asociación libre en transferencia.
Primero tiene que estar el pacto, el acuerdo, para que el psicoanálisis opere, y debe estar también el
trabajo del paciente, que es la asociación libre, pasar por los desfiladeros del significante su vida y su
dolor, diciendo todo lo que pase por su cabeza. Y también, no debe faltar, por supuesto, el trabajo del
psicoanalista, que es la escucha psicoanalítica, la interpretación. La interpretación es lo que opera.
Por eso que el dolor de cabeza o cualquier otro síntoma será dependiendo de lo que asocie el paciente.
En psicoanálisis se le pide al paciente que diga todo lo que se le ocurra.
Lo importante es la sobredeterminación. No hay causa del dolor de cabeza, sino que esa frase
del paciente está sobredeterminada. La causa se construye por interpretación.
Muchos pacientes dividen sus padecimientos en dos grupos, principal y secundario, «Si logra
usted librarme de tal o cual síntoma (por ejemplo, del dolor de cabeza o de una angustia determinada),
ya veré yo de arreglármelas con los demás.» Pero en general el proceso sigue, una vez iniciado, su
propio camino, sin dejarse marcar una dirección ni mucho menos la sucesión de los puntos que ha de
ir atacando. El psicoanalista debe acompañar este proceso. El clásico dolor de cabeza de la histeria
(«dolor de clavo») puede interpretarse como procedente de un problema mental («No sé qué tengo
en la cabeza»), y desaparece en cuanto se llega a la solución.
El dolor de cabeza también puede presentarse en consulta, utilizando el paciente como medio
de la resistencia al influjo terapéutico. Este hecho también es muy común en situaciones en las que
"no quiere oír las palabras de un maestro o algo que no gusta", "no quiero saber nada de eso".
Constituye un nuevo motivo de resistencia y permanece inconsciente casi siempre, y se
exterioriza por medio de un nuevo síntoma histérico, como el dolor de cabeza, significando su
repugnancia y rechazo a dejarse influir.
A veces, el dolor de cabeza interrumpe el sueño. Podríamos hablar de la irrupción de la angustia
que interrumpe al guardián del dormir. En este caso, un estímulo somático es empleado en el sueño
y lo lleva al despertar, a no proseguir ese desarrollo de angustia.
En los sueños, a veces, el estímulo somático queda incluido en el sueño, y en la representación
que a veces hace el sujeto de su cuerpo, empleando partes de la casa, o una hilera de casas para
representar el tracto intestinal, por ejemplo. Así, en el sueño provocado por el dolor de cabeza, queda
ésta representada por el techo de una habitación que el sujeto ve cubierto de repugnantes y enormes
arañas semejantes a sapos.
Un dolor de cabeza subsecuente a un sueño puede deberse al contenido del sueño, un paciente
de Freud se despierta riendo. Poco después tiene un dolor de cabeza muy profundo. El sueño
enmascara que el pensamiento de los sueños se refiere a "la invitada", que no es otra que la muerte.

"Me parece tan cómico todo esto, dice, que no puedo reprimir la risa. Mi mujer me pregunta:
'¿De qué te ríes?' Pero yo sigo riendo hasta que despierto." Al día siguiente tuvo un fuerte dolor de
cabeza "de tanto como se había reído aquella noche". Este dolor es ante la comprensión de una verdad.
No sabemos por qué esa comprensión sobre la finitud puede doler, pero en el caso es así, la expresión
de un dolor psíquico.
Como en psicoanálisis no hay azar, sino sobredeterminación, en una sesión, un pacientes asocia
"cacao. Al cacao sólo asocia lo que su madre solía decirle: "Que por tomarlo se sufre dolor de cabeza",
algo que también atribuye haberlo escuchado en otras mujeres. Durante un tiempo se identificó con
la madre a través del dolor de cabeza.
También es muy interesante señalar que las cefaleas histéricas se basan en una comparación
fantástica que equipara el extremo cefálico del cuerpo con el opuesto. En efecto, hay pelos en uno
como en el otro, hay mejillas y nalgas, labios y labios [vulvares], boca = vagina. Así el ataque de
hemicránea puede representar una desfloración forzada, una situación de realización de deseo
inconsciente.
Angustia, culpa y dolor también son constitutivos de la estructura del ser humano. La angustia
es la angustia de castración, que salva de todas las angustias, una culpa constitutiva, propia del
proceso de identificación que te protege de la culpa neurótica y un dolor, que es el dolor de existir,
que no duele y que protege del dolor de detener el propio crecimiento, nuestra propia circulación como
seres humanos. Uno puede venir a un psicoanálisis por un dolor de cabeza, pero el tratamiento
psicoanalítico va a ser la producción de un sujeto deseante.

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